En casa muerta, caldero de cultivo. La cárcel. 2015.
Rafael Riqueni, preso hace nueve años. Cumpliendo en el Centro Penitenciario Sevilla 1 una condena de catorce meses rematados con tercer grado. Le dejaban tocar la guitarra durante el encierro. Estrella Morente lo visitaba. “Yo iba a querer hacer un bien y el regalo me lo llevé yo por poder juntarnos esos ratitos”, explicó la cantaora granadina a finales de abril, cuando la presentación en Madrid de este trabajo (disponible en digital desde noviembre de 2023). Y de ahí nació un deseo y de ese deseo, este disco, resultado de aquellas sesiones-concierto entre rejas. Quién en ellas fue palmera y quién dátil no queda claro, porque todo fluye natural según se va escuchando, como el fruto espontáneo de una necesidad nacida de otro deseo: que una hiciera de Pastora María Pavón Cruz y el otro, de Manuel Serrapí Sánchez; que Estrella fuese La Niña de los Peines y Rafael, Niño Ricardo. Un homenaje sincero a dos de los grandes referentes del flamenco del siglo XX, sendos fijadores de cante y toque, ambos fuente y acequia. Y ambos sevillanos, como Riqueni.
El disco recoge diez cantes, aunque Estrella ha indicado que acabaron grabando treinta y siete o treinta y ocho más. Entre los que no han entrado en la selección final, apunta la cantaora granadina que se quedaron por el camino la taranta y la soleá por bulería. Lástima. Pero sí entraron la soleá y la seguiriya, “que son las madres del flamenco, sin eso el disco no sería el que es”, como bien comentó Riqueni en la citada presentación del álbum. Cierto y acierto. La soleá se escucha en el segundo corte: “No la tome usted conmigo!” (“no la tome usted conmigo, tómela con su madre, que le puede dar castigo”). La seguiriya, en el octavo: “Tú no tienes la culpa” (“tú no tienes la culpa ni yo a ti te culpo, me lo murmuran esas malas lenguas que andan por el mundo”).
Desde las alegrías iniciales, “A toitá las flores de mayo” (con esa letra que tan bien pega con aquel momento: “Las cautivaba, primo, el mes de enero, a toitá las flores de mayo las cautivaba, primo, el mes de enero, y en llegando el mes de abril salían de su cautiverio”), hasta el cierre con los “Tangos de la libertad” (“debajo de esta farola me estoy sacando una espina, que hasta el corazón me llora”), toda la grabación desprende un sonido como a disco de pizarra, expresamente buscado por Fernando Vacas y Enrique Heredia “El Negri”, quienes junto a Estrella se han encargado de la producción, para dotar al álbum de rompedora enjundia añeja. Pensad en cómo suena la “Caña del tío José El Granaíno” en “El pequeño reloj” (2003) de Enrique Morente. Pues algo parecido a eso.
En casa muerta, caldero de cultivo. La redención. 2024. ∎