En esta vida pocas cosas tienen el poder evocador de una canción. Consciente de ello, David Balfe, aka For Those I Love, decidió hacer un disco con el que recordar para siempre a su amigo fallecido; una obra con la que revisitar el pasado, con la que poder traerlo de vuelta al presente. “For Those I Love” –autoeditado en digital en 2019 y reeditado ahora en formato físico– es también la manera que encontró de agradecer a su círculo más cercano el calor que le brindaron durante la etapa más aciaga de su vida, los dos años que siguieron al suicidio del que fuera su más estrecho colaborador en diferentes proyectos musicales. Pese a que el origen de este trabajo es anterior a la muerte de Paul Curran, el suceso transformó el discurso de este LP. Al contrario de lo que su funesta motivación pueda sugerir, rehúye la languidez y el quejido.
Balfe, compositor y productor, opta aquí por otro encuadre sonoro. Los beats incitan al baile, remitiendo a las raves que rememora en diferentes momentos del álbum. Por extraño que parezca, esta euforia pistera se erige en uno de los mayores aciertos de una elegía que sabe ser, a su vez, sobrecogedoramente íntima. Los nueve cortes se entretejen con el audio de mensajes y vídeos en los que escuchamos, entre otros colegas, al propio Curran. Recuerdos de una juventud exprimida en las calles de Dublín. “For Those I Love” es también un brutal recordatorio de la fragilidad de nuestra existencia: a pesar de lo particular de la historia y sus referencias, es inevitable sentirse interpelado.
Por mucho que pueda parecer un monólogo, Balfe está en conversación con lo que tiene a su alrededor. Con el propio Paul, al que se dirige directamente. Con Mike Skinner (The Streets), al que se cita en más de una ocasión y al que recuerda tanto en la cotidianidad de sus textos como en la forma de escupir un verso tras otro. Con The Murder Capital, quienes también consagraron su primer largo a la memoria de Curran; a diferencia de “When I Have Fears” (2019), en este discurso sí advertimos una marcada conciencia de clase. “Top Scheme”, sin ir más lejos, apunta a la violencia estructural como una de las causas de la tragedia. “I have a love and it never fades” es el leitmotiv que recorre el disco de principio a fin. Esta declaración de amor incondicional, seguramente muchas veces pronunciada en la música popular, es aquí expresada de manera tan poderosa que su eco resuena más allá de los 46 minutos que dura la grabación. ∎