Álbum

Furious Monkey House

OneiricEsmerarte, 2023

Los prodigios siempre me han puesto de mala hostia… Como decía papá Hemingway, me cuesta enfrentarme a obras artísticas, ya que, de ser malas, aborrezco la mala creación, y de ser buenas, me corroe la envidia. Furious Monkey House –sobre todo desde su segundo álbum “Love, Scum & Dust” (2019), y ese temazo que deben de tener incluso atragantado, “Echoes”– pertenecen al segundo grupo. “¡La leche!”, me dije al enterarme de que lo que estaba escuchando tenía firma de Galicia Calidade y que sus miembros tenían que enseñar el DNI en las discotecas. Toda una emocionante sorpresa…

Cuatro años después, estos chicos corren el riesgo de pasarse el juego casi sin haber empezado a vivir. En los tres discos que han lanzado se ha visto una progresión que a otras bandas les ha costado décadas. Salvo su mono furioso, el bajista y docente Gonzalo Maceira, los otros cinco integrantes casi no alcanzan la mayoría edad para beber alcohol en Estados Unidos y, no obstante, ya han despachado su primer disco de aproximación rock, su segundo de confirmación y calidad y, ahora, su tercero de experimentación, “Oneiric”. Samples, electrónica, motivos musicales descaradamente decorativos, texturas densas que planean sobre reverbs imponentes. Furious Monkey House madura más rápido que el aguacate.

Los de Pontevedra son el ejemplo de que no debemos juzgar un libro por su tapa. Que la juventud es sabia y talentosa. Que, aunque nos joda, gente que ha vivido mucho menos que nosotros hace cosas mucho mejor. Y, sobre todo, ¡con mucha más valentía! Cierto que vivimos la era de las colaboraciones, de la mezcla y la diversidad, pero no siempre es fácil hacer que estas cosas entren en armonía. “Oneiric”, no obstante, es un tutifruti con buen sabor.

Uno empieza canciones como “Shapeshifting” pensando que va a escuchar un tema rollo Auerbach y, a los quince segundos, te vas casi a Tame Impala. En otras, como “Going Slow”, dan la primera nota con un sonido de balada propio de Adele para, tócate las narices, a los dos minutos pasar a un rap Costa Este; algo muy FKA twigs. O, bueno, lo mismo para una de esas canciones que están destinadas a pegarse a las orejas, como “Staying In The Sun”, un tema donde, para mí, se dan la mano desde el hyperpop hasta el nu metal, llevándome a ratos a la Avril Lavigne más skate-punk tanto como a las melodías fuertes de System Of A Down. Lo mejor de todo, que funciona. El pastiche tiene estilo. Goza de alto carisma.

“Oneiric” es un disco para escuchar de cabo a rabo e ir apuntando las referencias. Radiohead, The Smashing Pumpkins, The Cure o Sonic Youth, sin olvidar cosas en espectros tan ajenos como Future. Furious Monkey House está escalando la cresta de una ola que, con los pasos agigantados que dan, promete ser digna del Gran Kahuna. Su rock alternativo original ha mutado en una bestia difícil de definir en una sola palabra, salvo por su propio nombre. Cada vez se acercan más al comentario: “Si, tía, esto suena muy Furious Monkey House”. Joder, ¿acaso hay mayor honor? ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados