Cansado de buscar al frente de Supergrass la fórmula de la eterna juventud, el peterpanesco
Gaz Coombes quiere dar el estirón de golpe y entregarse a las bondades del pop adulto sin que la cosa acabe en estropicio. Una estrategia que ya empezó a tantear desde diferentes flancos con
“Here Comes The Bombs” (2012) y
“Matador” (2015) y que busca rematar ahora con
“World’s Strongest Man”, nuevo trabajo en solitario que, asegura, llega fuertemente marcado por Frank Ocean, el hip hop, la masculinidad y Neu! Una tacada de referencias aparentemente irreprochables que, sin embargo, el de Oxford difumina y hasta cierto punto malbarata en cuanto empieza a echar mano de los Radiohead de toda la vida (
“Slow Motion Life”, “Deep Pockets”) o se pasea sin disimulo por los dominios de U2 y Richard Ashcroft.
Es ahí donde el hip hop y el pop barroco, agua y aceite de una producción en la que los elementos se tocan pero no llegan a mezclarse, marcan el rumbo mientras Coombes se olvida de anudar unas canciones que lo mismo se le escapan hacia la orilla del folk-soul flotante (
“Oxygen Mask”) que se enrocan en la tragedia pop (
“Wounded Egos”), o a las que se aplica poco más que una mano de pintura funk del gastado chasis del britpop (
“Walk The Walk”).
“The Oaks”, con su imaginativa base y su tensión atmosférica, invita a pensar que quizá Coombes sí sabe lo que se hace, pero entonces aparece
“Vanishing Act”, con su rock ramplón a cuestas, y crece la sospecha de que su ambición supera con creces sus capacidades. ∎