Los valencianos Gazella arrancaron a finales de 2021 y, desde entonces, el grupo no ha ido dando palos de ciego. Han avanzado rápido, sí, pero siempre con la cabeza puesta en cómo construir su sonido. Tras un primer disco homónimo, “Gazella” (2023), “Vías” (2025) terminó de ordenar ese camino. De ese mismo caldo creativo salen las tres canciones que ahora recoge “Vías B”, compuestas durante la grabación del disco y apartadas después por puro criterio de conjunto, alejadas de esas pistas que ampliaban el espectro de la electrónica de los noventa. No son restos ni material menor, sino piezas que amplían y desbordan su imaginario desde un lugar más libre.
Hubo un tiempo en el que un EP como este habría sido recibido con recelo. Hoy hemos aprendido a escuchar de otra manera. Y también a disfrutarlo. Que se lo digan, si no, a bandas como My Bloody Valentine, Sonic Youth, Cocteau Twins o Yo La Tengo, que sentaron muchas de las bases de lo que vendría después, del shoegaze al indie rock pasando por el dream-noise en las décadas siguientes. Sonidos densos, voces más sumergidas, guitarras que se van acumulando y que no buscan impactar como una canción pop de inmediato: todo aquello que hoy celebramos bajo conceptos como textura y atmósfera, y que sentimos muy nuestro, durante años fue interpretado por algunos como torpeza o incluso como exceso.
Volviendo al lío, el momento en el que llega esta entrega tampoco es casual. Tras cuatro años compartidos, Raquel Palomino deja la banda y se cierra una etapa sostenida sobre un equilibrio muy fino entre cinco personalidades distintas. Sin haber sido concebidas como tal, estas tres canciones se escuchan ahora como un pequeño apéndice emocional. Recordemos que están producidas, grabadas y mezcladas por Lluisen Capafons junto con Adrián Camáñez, y rematadas en la masterización por Pedro Viñuela.
La primera es “Velcro”. Arranca con las cuerdas en tensión desde el primer rasgueo. Las voces flotan sobre muros de sonido y la canción habla de intimidad, de quedarse, aunque todo sea incierto, con versos como “Me he quedado aquí tumbado / en medio de la nada / a tu lado”. También habla de cómo, a veces, estar con alguien basta para que todo encaje, aunque no encaje nada más: “Pasan los días pero si es contigo / estaré bien aunque me caiga un rayo”. Es etérea y muy emocional, filosa, a veces casi rota, pero cuando todo sube, el tema se electrifica y lo sientes en el cuerpo.
La segunda canción, “Komorebi”, toma su nombre de ese término japonés que se usa para hablar de la luz que se cuela entre las hojas de los árboles. La pieza va por ahí con un brillo intermitente, más pop, con un lado gaseoso y melancólico, casi infantil. La letra habla de estar lejos y de no tener muy claro qué va a pasar, como cuando dice: “No sé qué va a ser de nosotros / nos miramos desde lejos”, pero también de seguir viendo al otro, aunque sea desde la distancia. Las teclas acompañan y van llevando la canción entre guitarras y reverb, sosteniendo los agudos y la voz envolvente.
Sin duda, la tercera y última pista, “Delfín”, una instrumental que se va más allá de los cinco minutos, es donde Gazella se permiten dilatarse del todo. El bajo lleva mucho peso desde el principio, mientras se van sumando distintas capas de guitarras, percusiones y sintes, además de la batería. Hay timbales e incluso lo que podría ser un Mark Tree o similar. Psicodelia narcótica, con unas voces muy al fondo, casi fantasmales, que le dan al conjunto un aire espectral y terminan de cerrar el EP desde un lugar más contemplativo.
Con el tiempo, nuestra educación sentimental hacia este tipo de canciones nos ha enseñado a quedarnos dentro de ellas y a dejar que avancen a su propio ritmo. “Vías B” es, en ese sentido, un EP con mucho interés tanto para quienes disfrutan reuniendo piezas que amplían el universo de una banda como para quienes esperan volver a encontrarse con la misma en directo y sentir ese impacto que, sobre el escenario, siempre acaba siendo más fulminante. Son canciones que iban de paso y que casi seguro terminarán colapsando el tránsito. Que nadie diga luego que no avisamos: el desvío acabará siendo una vía principal. ∎