Aunque surgidas de la escena Hallogallo de Chicago, intento de reverdecer la magia y el espíritu DIY del indie seminal, Horsegirl han grabado su disco de (temprana) consagración en Nueva York, donde sentimientos intensos (la tristeza de estar lejos de casa, sentirse solas en una ciudad simplemente inacabable, necesitarse entre ellas como nunca) han dado pie a canciones más emocionales y, a menudo, emotivas que las del estimable “Versions Of Modern Performance” (2022).
Pero tampoco pueden quejarse en exceso de su nueva vida: en la también expatriada Cate Le Bon han encontrado a algo más que una amiga; un alma gemela que, en su creciente faceta de productora, las ha ayudado a sacar todo el brillo imaginable a su indie rock y orientarlo encantadoramente al minimalismo de Young Marble Giants y The Raincoats. En el fantástico “Phonetics On And On”, las altas cargas de distorsión dan paso a un sonido en el que se puede escuchar y casi observar claramente cada instrumento, en el que el espacio vacío es tan importante como el que se ocupa.
Cocinado en el mítico estudio de grabación The Loft, el disco es así de redondo por la aparente obsesión de Le Bon por reescribir, buscar la tensión perfecta, abrazar solo los mejores accidentes. Pero lo mejor es que todo ese trabajo no se nota: aquí se oye sobre todo a tres amigas, Nora Cheng (voz y guitarra), Penelope Lowenstein (voz y bajo), Gigi Reece (batería), pasando los mejores ratos de sus vidas, encontrando su voz sin dejar de jugar un momento. Escúchese, sin ir más lejos, un arranque como “Where’d You Go?”, con esa batería tan lúdica o esas armonías vocales perfectamente imperfectas. El grupo ha hablado en ‘Stereogum’ de buscar un álbum con aires de recital infantil: “Ser realmente juguetonas y desastradas, y que aunque no suene bien del todo, seas feliz haciéndolo”.
Como en su sonido queda espacio libre, pueden probar a añadir cosas nuevas, como ese violín tan importante en “In Twos” o al final de la divertida “2468”. La quizá mejor canción, “Julie”, arranca con un drone de sintetizador, y esa textura no deja de estar presente con distintas melodías a lo largo de todo el tema. Hits que pisan los talones a “Julie”: pequeñas maravillas como “Switch Over”, en la que se adivina el amor de la banda por el krautrock, o la contagiosa “Information Content”, demostración de lo mucho que se puede lograr con voces más sutiles que virtuosas o técnicas.
Sin electricidad enmarañada por todas partes, el alto nivel de composición pop se deja ver con claridad. También quedan más a la vista las emociones: aquí encontramos temas más emo de lo esperado sobre dejar atrás la adolescencia (“Rock City”), el no poder dejar atrás la incertidumbre (“In Two”), el trabajo que puede llevar a veces conectar (“I Know You’re Shy”) o esperar con ansia a que la persona que quieres se despierte (“Frontrunner”); que se despierte para, por ejemplo, poder ponerle tu nueva canción favorita, que en el caso de este cronista sería ahora mismo la propia “Frontrunner”. ∎