El nudo que liga a J Mascis con los decisivos Dinosaur Jr. –el grupo que lo situó en el centro de la cartografía heroica del rock alternativo de ayer, hoy y siempre jamás– sigue teniendo la firmeza justa para que el cantante, guitarrista y batería estadounidense materialice otros planes con los que dar salida a sus impulsos artísticos. Cada vez más cerca de la sesentena, el de la pelambre lacia continúa atendiendo sus distintas franquicias expresivas con diligencia y sin apremio aparente, cuajando buenos discos con la banda nodriza cuando se tercia –pronto se cumplirán tres años de la publicación del notable “Sweep It Into Space” (2021)– o llevando sus tambores de gira con esa modesta institución del rock fumado y ominoso que es Witch. En 2019 se subió con sus guitarras Jazzmaster al barco libérrimo de Unknown Instructors. Y el año pasado más o menos por estas fechas empezamos a disfrutar de “Moon Is” (2023), tercer álbum de su deliciosa banda instrumental de rock endurecido Heavy Blanket.
Con tanto ajetreo no es de extrañar que haya pasado más de un lustro desde la publicación del anterior largo a su nombre, aquel “Elastic Days” (2018) que no llegaba a superar el impacto emocional del muy delicado “Several Shades Of Why” (2011) pero sí garantizaba un agradable encuentro con esa expresión musical tan reconocible, en la que Mascis rebaja la descomunal tensión eléctrica de Dinosaur Jr. –sigue habiendo vatios de por medio, pero el calambre es otro– y acentúa esa vis vulnerable que también forma parte de su naturaleza.
La disposición instrumental de este cuarto álbum por cuenta propia –podríamos añadir los dos que hizo junto a The Fog en los albores de este siglo, trabajos casi en solitario que merecen un rescate, sobre todo “More Light” (2000)– es prácticamente idéntica a la del anterior, con la voz dolida de Mascis comandando un repertorio en el que las guitarras acústicas y las enchufadas tejen ese discurso unitario –no hay sorpresa alguna a estas alturas– con un poco de todo lo que se puede esperar de él. Rock al trote remachado con solos flamígeros en la sentimental “Can’t Believe We’re Here” y en “Old Friends”. Piezas de bonita melodía a las que engarza ese shredding tan suyo –la canción titular o la pegadiza “Right Behind You”– y medios tiempos arreglados con piano como “I Can’t Find You”. La mayoría de las letras transmiten en frecuencias de melancolía y el disco pide ser escuchado sin prisas y a media luz, en condiciones acordes para dejarse mecer por detalles como el motivo acústico que acompasa el recorrido de “Hangin’ Out” o los adornos de steel guitar de la afligida “You Don’t Understand Me”. Puro oficio, lo del norteamericano. ∎