Adalides del sonido congotrónico, junto a Konono Nº1, el colectivo Kasai Allstars vuelve desde Kinshasa para seguir expandiendo la llama tradi-mod de tan original música africana, mezcla de cantos y ritmos tribales con el sonido distorsionado de likembes. Tal como indica el título, basado en un antiguo proverbio, la unión hace la fuerza; así, los músicos y cantantes forman parte de diferentes etnias de la región de Kasai, una de las ventiséis provincias de la República Democrática del Congo.
En su cuarto álbum el productor no es su descubridor, el belga Vincent Kenis, sino Mopero Mupemba, el guitarrista del grupo, que ayuda a expandir el sonido incorporando elementos de otras regiones, que confieren a “Like A Dry Leaf On A Tree” un sabor melódico emparentado con la rumba. Es un aliciente a un sonido cuya marca de la casa siguen siendo las voces de llamada y respuesta, el zumbido electrónico de los pianos de pulgar y una exuberante percusión polirrítmica, orgánica y programada. Todo unido por incesantes cabriolas de guitarra eléctrica y adornos sintéticos.
Ritmos complejos y bailables, como los de “Baba Bende”, que suenan tribales y extrañamente rock en la distorsión que preside “Musungo Elongo Paints His Face White To Scare Small Children”. En cambio, en “The Ecstasy Of Singing”, cajas de ritmo y likembes trasladan el trance etno-techno hacía el éxtasis vocal. La misma exuberancia en las voces lleva “Hunters And Farmers Need The Blacksmith” a convertirse en una orgía de ritmo.
No faltan alusiones a la paz, en la emotiva y a la vez transgresora “Olooh, A War Dance For Peace”, ni una llamada a la cooperación en un “Unity Is Strength” que mezcla soukous y experimentación. El cierre, “The Goat’s Voice (Lullaby)”, más que canción de cuna es otra muestra de su logrado –aunque ya no tan innovador– trance, repetitivo y ritual, folklórico y vanguardista. ∎