Álbum

Keren Ann

Paris amourBring Back Music, 2025

La carrera de Keren Ann empezó grandiosa escribiendo para Henri Salvador junto a Benjamin Biolay. La maravillosa “Jardin d’hiver” los posicionó como exquisitos compositores. Muchas de sus canciones han sido interpretadas por Françoise Hardy, Jane Birkin, Rosa Passos, Emmanuelle Seigner o Anna Calvi.

En su undécimo álbum Keren Ann mima la chanson y la dota de poderosos aires clásicos (“Les désirs fatigués des navires d’argent”), cuerdas mediante, que deleitan al oyente. La canción que da título al álbum es gloria bendita. “La sublime solitude” es una carta de presentación demoledora, de esas que nos asaltan de cuajo, para buscar el regocijo interno en unos teclados inspiradores que aparecen como el rastro que perseguir.

En “Comme si la mer se divisait”, su fraseo nos mece entre armonías vaporosas. Sabe cómo cautivar y lo expone al máximo. Y además lo hace con una apariencia sencilla, pero con una estructura vigorosa, llena de matices y apuntes melódicos. Los instrumentos despuntan, marcan, irradian tensiones y se quedan para alumbrarnos.

Luego emerge “La musique à fond” en una clave jazzy, pero donde el pop domina el estribillo, con unos coros deliciosos. Los interrogantes vitales hacen acto de presencia en “L’expérience étrange de l’inégal”, en una canción que tiene algo de barroca, pero también de reveladora. Como si entre las mareas encontrásemos alguna respuesta.

En “Les rémparts de Saint Malo” capta la nostalgia bretona y se contagia de una desazón que lo colma todo. No sabemos si es que hemos saltado los muros de Saint Malo o es que la vida se diluye sin apenas darnos cuenta, en lo que dura una canción de Keren Ann.

“Que la vie est belle” arranca con un inicio que parece un Debussy pop del siglo XXI, en un desarrollo del teclado hipnótico. Y con “L’echo des tirs” se despide con unos aires majestuosos, un tema que discurre entre vientos y teclados etéreos. Es quizá el cierre magnífico e ideal. Keren Ann no viene a inventar nada, pero qué bien le sientan estas canciones y cómo hacen que los tiempos duelan menos. Sus composiciones sirven de colchón, de impulso para sobrevolar la vida y sus vicisitudes. Suena mágica Keren Ann, con su inconfundible voz sedosa, que avanza firme y sinuosa entre dudas y algún desencanto. Un álbum que roza las pequeñas cosas con la certeza de que la música sobresale, y brilla, en su conjunto. La nueva chanson abraza el pop, con todo su esplendor y su magia. Otro acierto más de Keren Ann. ∎

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