Reedición

Klaus & Kinski

Tu hoguera está ardiendoJabalina, 2023

Jabalina no se cansa de celebrar “Tu hoguera está ardiendo”, debut de 2008 de Klaus & Kinski, uno de los mejores nombres de la casa: tras la reedición en doble vinilo de quinto aniversario, llega ahora la del decimoquinto, también en vinilo, pero en formato carpeta gatefold. De nuevo, los extras son tres temas extraídos del EP (descatalogado) “Por qué no me das tu dinero” (2009), con el que Alejandro Martínez y Marina Gómez siguieron apuntalando su condición de tesoro insólito del (indie) pop nacional.

Su primer álbum sigue hoy en día aguantándose de maravilla y sorprendiendo a cada tema: pocos grupos actuales saben tocar esta variedad de palos, hacerlo sin perder personalidad propia, o reconocer que ambición y diversión no están reñidas. Cada canción es un pequeño mundo ideal y todas ellas son puro Klaus & Kinski, es decir, un puñado de oxímoron: melancolía irónica (o no tanto), intelectualismo bailable, vocecitas grandiosas. Falsas contradicciones no tan lejanas del modus operandi de Pet Shop Boys o Black Box Recorder, estos últimos reivindicados por Billie Eilish en sus Stories. ¿O no recuerda un poco “Rocanrolear”, irónicamente, a los BBR synthpop de “Passionoia” (2003)?

Ese tema es el tercer hit de tirón en una ristra iniciada con “El Cristo del Perdón”, dream pop sobre los males del clasismo y el capitalismo, y la aún superior “Nunca estás a la altura”, que arranca con aires de los primeros My Bloody Valentine para acabar en un noise-pop trotón, casi alegre, con “pa-pa-pa-ra-rás” incluidos. Así eran ellos: cuando parecía que la solemnidad se iba a imponer, solía surgir algo que oxigenaba el ambiente, que restaba (auto)importancia. En esa misma línea ruidosa iba “Crucifixión, la solución”, esta prologada por un acceso kraut.

No deja de sorprender quince años después: Klaus & Kinski aparecieron de la (casi) nada con una especie de pequeña enciclopedia de música popular. Y, además, con entradas nada convencionales. “Mengele y el amor” debe ser el único bolero de la historia inspirado por el médico nazi de Auschwitz. Letra venenosa, bien perturbadora: “Tu carne es un mal pasajero / la muerte es una amiga fiel / en quien si quieres confiar / nunca te va a traicionar”.

Aquí dentro había, además, números de country dinámico (“Flash-back al revés”), bellas baladas acústicas (“Autovía de Albacete”), algo de synthpop ligeramente neworderiano (“Muerte en Plasencia”), psicodelia narcótica (“Ronnie O’Sullivan”), slowcore/sad pop de primer orden (“Sintigo o sin ti”)... Eclecticismo que extendieron a los igualmente inolvidables “Tierra, trágalos” (2010) y “Herreros y fatigas” (2012). Demasiados pocos otros discos para un proyecto con tantas, tantas posibilidades. Si es cierto que Marina decidió dejar el oficio de cantante pop (que tan bien ejercía así en disco como en directo) por los comentarios de la red, queda claro que el ser humano es lo peor y que por eso no nos merecemos las cosas bonitas. ∎

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