Álbum

Konstrukt feat. Thurston Moore

Turkish BellyKarl, 2021

La banda turca Konstrukt es definida en el perfil de Discogs como practicantes de “free music, outer frequencies y cosmic chaos”. Formada en Estambul en 2008, cualquiera de las tres catalogaciones resulta de lo más correcta, aunque mejor si las mezclamos entre ellas: cósmica libre, frecuencias del caos o, simplemente, otra música. Su último álbum es en colaboración con Thurston Moore. Anteriormente han grabado con otros disonantes occidentales y orientales: Otomo Yoshihide en un disco del pasado año, varios con Keiji Haino, Akira Sakata, Alexander Hawkins, Peter Brötzmann y Joe McPhee, también con Evan Parker, Graham Massey y un “Kosmic Bazaar” (2019) con Ken Vandermark. Las pistas son evidentes. Dime con quién andas y te diré quién eres.

“Turkish Belly”, grabado en directo en febrero de este año, es sincopado, hiriente, frenético, desbocado. No hay pausa alguna entre cinco de los seis temas que lo conforman, conducidos mayoritariamente por un saxo trepidante y sin respiro al que el resto de los instrumentos se adhiere como parásitos en un filme de David Cronenberg. El ex Sonic Youth se siente como pez en el agua en estas maniobras sonoras en la intimidad. Su ya extensa discografía de colaboraciones de free noise con gente de rock o jazz ha encontrado complicidades más o menos estrechas, pero con el saxofonista Korhan Futaci, el guitarrista Umut Çaglar, el bajista Apostolos Sideris y el baterista Berkan Tilavel parece entenderse a la perfección: la métrica hipnótica de las dos partes de “Kurtadam”, entre el hardcore y el krautrock, permiten a saxo y guitarras apasionantes y rotundos circunloquios, mientras que en temas como “Zor” la influencia en Futaci de Vandermark o Mats Gustafsson, con quien también ha tocado Moore, posibilita esa ecuación perfecta entre el noise de los ochenta y el free jazz de siempre.

El sexto y último corte, el más largo, “Ugultular”, se desmarca de la trepanación del resto. Esta es la pieza “cósmica” –pero en absoluto planeadora ni etérea, aunque sin caos–; la más envolvente y la que toma diversos atajos y ramificaciones a través de un tejido de loops y sintetizadores que ululan electrónicamente, un bajo denso que escribe su propia historia entre líneas, masas de guitarras rasgadas sin compasión y un saxo que asciende y desciende hasta las montañas de la locura con pasmosa naturalidad. ∎

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