Disco destacado

L’Rain

FatigueMexican Summer, 2021

Muy difícil será que la cosecha discográfica de 2021 nos provea de LPs tan decididamente astrales como el esperado segundo álbum de Taja Cheek, aka L’Rain, todo un desafío a los poderes evocadores del subconsciente humano. No en vano, la artista de Brooklyn ha perpetrado las catorce canciones contenidas en “Fatigue” como un caleidoscopio de sensaciones filtrado a nivel hipnagógico. Abstracción en estado gaseoso, engarzada entre sinuosas ondas vocales y un estado de perenne cosmología soul psicodélica, tal que en la enorme “Suck Teeth”.

A partir de este punto cardinal, se yergue una arcadia repleta de ideas materializadas a base de pinceladas proyectadas al viento, donde cabe tanto la heterodoxia vanguardista a lo Holly Herndon como la condición espiritual de un arco iris vocal, que alcanza altas cotas de graduación aerostática en la imponente “Find It”.

Mención aparte se merece “Two Apart”, filigrana capaz de hacernos soñar con cómo sonarían Stereolab de haber abrazado la ortodoxia soul de vanguardia. Es en cortes como este donde L’Rain no deja lugar a la duda: estamos ante una de las figuras llamadas a abrir renovadas vetas de expresionismo en las pautas de comportamiento soul de este siglo. No puede ser de otra manera con la verbigracia cósmica que nutre cada átomo lírico de esta fantasía sonora de ambiciones mastodónticas, hilvanadas en torno a la proyección mental de una ciudad turbulenta, imaginada en torno a través de un crisol de matices sonoros, sirenas de policía y el sonido captado de la gente, en sus estados emocionales más extremos.

El resultado es, sencillamente, sobrecogedor. Desde la pulsión dance destilada en la irresistible “Kill Self” al cubismo futurista con la que da forma al dream soul de “Two Face”, L’Rain aprovecha la magnitud de su causa para hilvanar un cordaje de referencias que beben tanto de la gran tradición góspel afroamericana como de la vertiente post-rock británica más vanguardista, con grupos como Laika y Bark Psychosis proyectando su luz en canciones concebidas con poderosa atracción onírica. Así sucede en el ambient soul que cose los relieves mínimos de “Take Two”, última parada, con la que pone punto y final a un trayecto plagado de atmósferas engarzadas en torno a una idea central: la visualización mental de esa urbe musical, que supone un monolito referencial dentro de una trayectoria que, tal como se palpa en una fantasía con el poder evocador de “IV”, se antoja sublime y tendente hacia la introspección minimal, pero también trazada en paralelo con la gran misión pop que, desde otro plano de acción estilística, están llevando a cabo hoy en día alquimistas de la heterodoxia pop como Julia Holter, prima lejana en la distancia, con quien comparte el gusto por el arreglo sinuoso y la duermevela lírica de los estribillos, tal como queda reflejado en semejante oda a la pirueta pop sin red.

Bajo estos parámetros de acción, se mueve una L’Rain que, con este “Fatigue”, ha puesto el listón altísimo para todo el que quiera usurparle el, por ahora, puesto de honor como autora de la experiencia musical más sublime del año. ∎

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