“Silence Is Loud” es el mantra de aquellos que, hablando mal y pronto, no se aguantan a sí mismos. Los que no sabes si hacen planes contigo para verte o para no estar solos. Esos que viven en la cultura del estímulo con tal de rechazar cualquier reflexión interna.
“And if I ain’t got you around, then I’m lost and I don’t wanna be found, you’re the only thing keeping me sound, and without you, the silence is loud” (
“Y si no te tengo cerca, entonces estoy perdida y no quiero que me encuentren, eres lo único que me mantiene sana, y sin ti, el silencio es fuerte”) es lo que canta
Nia Archives en la canción que abre su álbum de debut, y que también da título al mismo. Si es víctima de la estimulación constante o echa de menos de forma genuina depende de la metodología con la que nos adentremos, pero la problemática que su trabajo plantea está a la orden del día: ¿me gusta esta persona, o simplemente estoy aburrida?
La misma Nia Archives define su debut como
“emotional junglist”, y esa terminología no es baladí.
Junglist no es exclusivamente el productor de jungle, sino que la palabra se refería también (y de forma despectiva) a los jamaicanos de la escena dancehall tardochentera. Cuarenta años más tarde, el término vive una reapropiación cultural tras haber sido sustituido en Occidente por su gemelo, el drum’n’bass: si son dos géneros distintos o una imposición colonialista es todavía un debate, pero la medio jamaicana tiene clara cuál es su postura. Así, su
“Silence Is Loud” es un ejercicio nostálgico con perspectiva hacia el post-house británico en un momento donde la población racializada necesitaba de una casilla musical propia. No en vano, el apartado visual de su nueva etapa nos bombardea con la bandera del Reino Unido: el drum’n’bass es una de las manifestaciones
british por excelencia, y Nia se ha propuesto que la negritud vuelva a asociarse con la pista de baile.
Al menos, ese es su punto de partida, si bien el trabajo de Archives va más allá de un sentimiento comunitario pasado: hay indie, emo, R&B y folk. Posee una relación demasiado ambigua con su familia como para dedicarse exclusivamente a un álbum de raíces (en
“F.A.M.I.L.Y” ni siquiera llega a pronunciar la palabra del todo), pero hay reminiscencias al góspel pentecostalista en
“Forbiddez Feelinz” (que publicó hace tres años y ha decidido incluir en este trabajo), sin olvidar que gran parte de su pasión por el jungle fue inculcada por su abuela. También hay un R&B en
“Blind Devotion” tan inglés que es imposible no pensar en un tributo a Amy Winehouse, mientras que
“Cards On The Table” recuerda a ese pop acústico noventero tan bien escenificado en el “Torn” (1997) de Natalie Imbruglia. Realmente, si quitásemos la base
clubera de los temas que conforman el trabajo, lo que obtendríamos sería un álbum de baladas: así nos lo hace saber la propia Archives en
“Silence Is Loud (Reprise)”, en la que versiona la primera pista prácticamente a capela. Un álbum cuya producción también narra el temor a estar solo, el miedo a estar acompañado, la necesidad de escena pero la obligación de diferenciarse. En definitiva, un limbo precioso. ∎