Álbum

Nick León

A Tropical EntropyTraTraTrax, 2025
La primera pista, sin saberlo, que tuvimos del que ha terminado siendo el debut largo de Nick León en la que es su casa, TraTraTrax –el sello colombiano operado por Nicolás Sánchez (Nyksan), Daniel Uribe (DJ Lomalinda) y JP López (Verraco)–, fue el estreno de “Bikini” durante el pequeño showcase de Erika de Casier en la Boiler Room del Primavera Sound de 2024, a escasos metros del mar y en un parque de cemento que se reconvierte siempre para la ocasión en parque de atracciones musical. Era el entorno perfecto para un tema que habla de enamorarse en la playa, pero que a nivel de producción invocaba una especie de verano imaginado, idealizado, en una distopía de decadencia posnuclear y lluvia ácida: el arpegio de trance heredado de PC Music que conecta con sus sensibilidades hiperrealistas pese a lo digital, el beat de funk brasileño, la energía del jook y del raptor house. “Bikini” fue, y esto es defendible, la canción del verano, y le dio al productor miameño se segundo top 1 de canciones del año en ‘Resident Advisor’ tras “Xtasis” en 2022: una prueba de que, como De Casier, que ocupa aquí las labores vocales, si León quiere, sabe cómo facturar hits y canciones inolvidables, y cómo trascender el imaginario underground y alternativo.

Y sin embargo, finalmente “A Tropical Entropy”, que se cierra por todo lo alto con “Bikini” –solo porque no hacerlo hubiera sido un error muy pretencioso, no porque lo necesite–, no busca reproducir su pulso ni su energía, tampoco su visión comercial, sino más bien todo lo contrario: este es un disco sumergido y más introspectivo de lo que parece, que prefiere ir por la puerta de atrás que por los caminos conocidos, que persigue mostrar la decadencia de lo que entendemos por bello y que encuentra liberación en una especie de baile mental, onírico, bastante lejos del club pero sin perderlo de vista –e incluso pisándolo de lleno si la ocasión lo requiere, como hace en “Millennium Freak” con Esty & Mediopicky, desatando la energía sobre ritmos casi hardcore y percusiones frenéticas y evocando una colaboración entre Verraco e Isabella Lovestory–. Supongo que uno que solo puede hacer alguien que vive en una megalópolis con playa, que cambia el reflejo del sol en la superficie del agua por el de los cristales de los rascacielos en apenas segundos: en “Entropy”, a modo de introducción, un arpegio submarino parece querer llevarnos a los mismos territorios de “Bikini”, pero si el beat se enfurece hacia el funk no es sino para reforzar el declive de las voces seccionadas y pitcheadas de Xander Amahd, que cortan el aire como esos mismos destellos.

El propio León comenta en la nota de prensa que acompaña al lanzamiento que se ha inspirado en el libro “Miami” (1987) de Joan Didon, un ensayo político de finales de los ochenta sobre el impacto de la inmigración cubana en la conformación de la sociedad en el Miami contemporáneo, y que de ahí ha elaborado una exploración de la decadencia, la desilusión y la psicodelia como símbolo de los estados alterados de la conciencia tanto por el consumo de drogas como por los trastornos de privación del sueño que acompañan normalmente a la ajetreada vida de un DJ con agenda global. Así que naturalmente el resultado no solo abraza esa emocionalidad desiderativa, esa melancolía del sueño incumplido, una fiebre de la decepción que se suda bailando, sino que también es reflejo de la naturaleza contradictoria entre extranjero y local del propio León, y de su cruzada por apropiarse de lo que ofrece un entorno hostil para defender lo que uno deja: la tierra, la herencia, la cultura.

La esencia de “A Tropical Entropy”, por tanto, es la fusión, una alta entropía de géneros musicales de herencia tropical y caribeña –con sus evoluciones “blancas”– que conforman el ADN del productor estadounidense de origen colombiano. En “R.I.P. Current”, por ejemplo, ritmos latinos y breaks electrónicos orbitan en una armonía casi cósmica, y “Broward Boyy” introduce también en la ecuación la euforia del trance: a lo largo de una media hora que parece dilatarse mucho más en el tiempo –y en el espacio, progresivamente más abierto–, León compone una fantasía que bebe del espíritu post-PC Music para trascender la fisicidad pura del dembow, el funk y el jook, y que ante la hiperestesia prefiere la introspección y la hondura del post-dubstep y la IDM, como demuestran a la perfección “Metromover” con Jonny From Space –IDM subacuática, reptante y letal como una serpiente marina– o sobre todo otro híbrido alienígena como “Hexxxus”.

Así, y aunque este sea un trabajo con un gran peso de lo melódico, con pistas vocales en casi todos los temas, y con la mayoría de ellos construidos como “canciones” al uso, todas las voces en “A Tropical Entropy” parecen ser absorbidas por las distintas espirales rítmicas. Empezando por la del propio León en “Crush”, una joya de minuto y medio en forma de reguetón romántico completamente vacuo y deconstruido en el ciberespacio con un hook inolvidable completamente bañado en Auto-Tune, o por la de Ela Minus, que parece esconderse en “Ghost Orchid” en un dembow que termina rotando a post-dubstep. En “Product Of Attraction”, la voz de Lavurn se pierde entre efectos sintéticos de psy-trance mientras la producción pasa de algo espacial y levitante al post-dubstep vía jook. Y “Ocean Apart”, de nuevo puro trance onírico pero esta vez con Casey MQ, conecta definitivamente con el universo de oklou –donde León también aporta a uno de los mejores momentos, o al menos el más festivo, “harvest sky”– a través del que es su colaborador principal, su mano derecha creativa, para terminar de desdibujar una melodía inolvidable.

Siguiendo el modelo de DJ Python, y esa intención de dotarle a su música de un componente trascendental que conecte nexus, plexus y sexus, lo físico, lo intelectivo y lo espiritual, “la mente con el culo”, Nick León se entrega a un hedonismo consciente en un eterno verano del amor que, por suceder en el mundo en el que sucede, no puede no ser sino distópico, ciberpunk. Quizá una simulación de emociones, y sentimientos, cada vez más difíciles de sentir. ∎

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