El autodenominado exflamenco se pone flamenco en este “Cante a lo gitano”, una reinterpretación de cantes que sonaron en la voz de Manuel Torre (1880-1933), gitano de Jerez y uno de los popes del género.
El incansable Francisco Contreras, faraón de la heterodoxia, se alía, principalmente, con la guitarra de Yerai Cortés y prescinde de productor ajeno –el álbum está coproducido por él y Cortés– y se adentra en un repertorio de tientos, bulerías, fandangos, malagueñas, seguriyas, saetas y tarantos en catorce piezas que buscan lo esencial, desviándose hacia los territorios de lo que podemos llamar “experimental” en contadas ocasiones (y siempre con la depuración minimalista en el horizonte, sin barroquismos vacuos ni excesivos manierismos para epatar a la parroquia más integrista). Quizá se eche en falta aquí la ambición desmesurada de obras como “Antología del cante flamenco heterodoxo” (2018), pero cada proyecto necesita su marco y su compás y en este trabajo se trata de reivindicar a un cantaor que según la flamencología más monolítica consideraba a Torre, afirma Pedro G. Romero en el texto de contraportada, “un majareta, un degenerado, un extravagante”. Y puede que aquí resuene toda esa supuesta “negatividad”, pero lo hace hilando verdaderos prodigios como “Guajirillas” y su toxicidad funk, “Farruca asturgalaica” (con la gaita de Andrés Rodrigues), los “Fandangos abandolaos” (con una inmensa, como no podía ser de otra manera, Rocío Márquez) o en una nueva apropiación de “Los campanilleros” –ya presente en “Fuerza nueva” (2019)– con un Cortés tan contenido como hipnótico.
Otro que no respeta fronteras, Perrate, eleva hacia lo telúrico las “Seguriyas de la casa”, “deletreando el cante, haciendo suya cada una de sus respiraciones” (Romero dixit), mientras que la corneta de El Trianita y las percusiones de Eric Jiménez airean la “Saeta de los golpes” antes de que el fiestón de los “Tarantos gitanos” dé paso a una “Ppppppppetenera” que se zambulle en el club con la electrónica de Ylia.
“Cante a lo gitano” es otra perla (y no de bisutería) en las cuentas del collar sin cierre de Niño de Elche, un disco extraordinario que se engrandece y alcanza su verdadera dimensión en directo, sobre las tablas del escenario. No se lo pierdan. ∎