A primera escucha, el disco de debut de Paloma Mami puede generar algo de confusión (y no hablo de su portada). Esa es solo una de las consecuencias del hype: cuando se sostiene por tanto tiempo, todos los interesados terminan creando en sus mentes una fantasía personal, un resumen de deseos basados en pistas que poco tienen que ver con el resultado final.
Pocas personas, probablemente, esperaban que este álbum comenzara con “Mi palomita”, una versión muy personal de una tonada chilena que su abuelo le cantaba a la artista cuando era niña. Desde esa intro de un minuto y medio hasta el final del último tema, Paloma prescinde de obviedades, algo que podía intuirse revisando sus propios sencillos publicados con anterioridad, pero no así las colaboraciones: “QueLoQue” con Major Lazer y “No te debí besar” con C. Tangana (no incluidas en el disco) resultan ser de lo menos interesante y lo más estándar en relación con el sonido de la industria actual.
¿Hay perreo? Claro que sí, pero sin estridencias ni mayores artificios. Perreos cadenciosos que nunca explotan como “For Ya”, la excelente “Goteo” producida por El Guincho, “Mami” y “Religiosa”. Es como si, incluso, un delgado hilo rojo uniera en algún punto a Paloma con Billie Eilish; por supuesto, cada una en su estilo: la sensación de una producción más desnuda que vestida, que no necesita ningún efecto estrambótico para sobresalir. Como si todo sonara “hacia dentro”.
La sexta canción (de once) de “Sueños de Dalí” es un interludio que abre la puerta a otros sonidos que ya adelantaba “Frenesí” en la primera mitad del disco: R&B, trap y hip hop que suenan oscuros, acompañándose en la producción con nombres importantes de la nueva generación de compositores y productores, como Nija Charles (Drake, Ariana Grande, Megan Thee Stallion) y Nick Mira (Juice Wrld, Post Malone, Young Thug), entre otros.
Llama la atención que este álbum de debut comience y finalice con la identidad como uno de los conceptos de fondo. Si “Mi palomita” es un guiño a su historia familiar, en “Que wea” le responde a los haters tal como lo hizo con “Don’t Talk About Me” en 2019, reproduciendo uno de las críticas más comunes: “Es chilena cuando le conviene no más”.
“Siento que voy un poco en contra de lo que está ocurriendo en el género urbano ahora mismo. Deseo crear mi propio sonido, saber quién soy como artista antes de crear con otros”, es lo que decía Paloma Mami hace exactamente un año en entrevista con Rockdelux. Palabras que matan el hype. ∎