Álbum

Pusha T

It’s Almost DryGetting Out Our Dreams-Def Jam-Universal, 2022

Casi, y digo casi, Pusha T puede ser uno de los mejores raperos vivos. Casi porque es solo eso, tan solo un rapero: si observamos detenidamente su reciente actuación en el programa de Jimmy Fallon, donde interpretó “Dreamin Of The Past” junto a The Roots como banda de acompañamiento, la idea de Pusha T tiene más fuerza sobre el papel que sobre el escenario. Allí, adaptando uno de los mejores samples de su último álbum (el que se extrae del más famoso directo de Donny Hathaway, versionando el “Jealous Guy” de Lennon), el MC apenas consigue llenar la puesta en escena, proponiendo una experiencia audiovisual muy por debajo de lo que imaginaríamos.

A diferencia de Kanye West, mejor ejemplo posible, Pusha T es únicamente uno de los mejores letristas y vocalistas que hay en el panorama; por su parte, Ye es un artista total capaz de generar atención en casi todo menos en sus raps. Quiero decir con esto que Pusha T lo tiene todo para ser el mejor rapero vivo, pero le falta lo que a personajes como Ye les sobra: carisma. La experiencia de escuchar a Pusha T es eso, escucharle. Y nada más. Y no es algo con lo que tomemos contacto ahora, sino que viene desde mucho antes: en sus comienzos con su hermano Malice y Pharrell Williams, en Virginia, a principios de los 00 y con el dúo Clipse, la entidad ya demostró ser una experiencia musical muy vinculada a la escucha.

Desde esos influyentes álbumes de Clipse, “Lord Willin’” (2002) y “Hell Hath No Fury” (2006), escuchar cómo fluye la voz y el tono de Pusha en cualquier beat sobre el que decida versar es toda una experiencia: no existe nadie tan incisivo ni grandilocuente. De hecho, es quizá el rapero que mejor armoniza con los beats de Pharrell; en la entrevista que también concedió a Jimmy Fallon, Pusha incide en que Pharrell se podría pasar horas en el estudio con él, y que el MC es de los que mejor comprende la filosofía del productor en cuanto a los “sticky moments”. Con lo de “momentos adictivos”, Pharrell se refiere a aquello que ocurre en cada verso, en cada secuencia de compases y arreglos, todo aquello que hace singular una composición. Pusha sabe cómo dotar a cada fraseo de esa singularidad.

Digamos que, para “It’s Almost Dry”, Pusha lo tiene todo. Tiene su mejor forma, y él es uno de los mejores raperos (por condiciones y por técnica); tiene a los dos productores más influyentes (Ye y Pharrell, con media docena de tracks cada uno); y ahora ya no tiene la necesidad de provocar a Drake en alguno de los versos para ganar algo más de atención. Además, tiene un estilo gráfico que va cogiendo continuidad desde “DAYTONA” (2018), su primera incursión en el feísmo fotográfico y las composiciones. Incluso con todo eso, el disco y Pusha T no consiguen levantar completamente el vuelo.

Ni siquiera las entrevistas que ha ido sirviendo el rapero tras la llegada del álbum y las anécdotas desveladas (cómo él y Pharrell se pusieron el filme “Joker” en silencio mientras grababan o cómo es más fácil de lo que parece que Jay-Z te regale un verso para uno de los featurings) consiguen dotar a la experiencia del carisma que se necesita hoy en día para “persistir” en la memoria. Lo de “Joker”, sobre todo, es ciertamente contradictorio: es la primera vez en toda su carrera que Pusha se autodenomina “joker”, y justamente es ahora cuando casi toda la malicia que poseían sus raps se ha esfumado como el vapor. Ahora es padre, y ya no frecuenta las calles.

El disco, aun así, es un notable musicalmente hablando: quizá, y digo quizá de nuevo, “It’s Almost Dry” tiene los mejores beats del año: el de “Diet Coke”, primer single, y el de “Call My Bluff”, solo por citar dos de ellos. Es una de las cosas que más se agradecen de este álbum: observar dos fuerzas instrumentales como Ye y Pharrell convergiendo juntas bajo un discurso único. Y cada uno sin perder ni un ápice de su marca de agua. Los featurings, por otro lado, son correctos: el mejor, sin duda, los coros de Kid Cudi en “Rock N Roll”.

Dicho esto: Pusha es grandioso. Un rapero único, sin duda alguna. El problema no es suyo, es de la realidad del hip hop contemporáneo: necesitas mucho más que unos buenos versos y las mejores bases para llamar la atención. Pusha está casi seco, pero no del todo. ∎

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