¿Qué sería del pop español sin los heterodoxos? Prácticamente nada. La prueba: estos dos álbumes –un retorno, Jaume Sisa; y un testamento,
Vainica Doble– que parecen salidos de otro tiempo, sin conexiones ni deudas, producto exclusivo de mundos propios, exquisitos e intransferibles.
Sisa, el transcantautor galáctico, ha vuelto la vista atrás y ha decidido (afortunadamente) encerrar en el desván de los recuerdos a Ricardo Solfa, El Viajante y otras sombras errantes que lo han tenido alejado de la Rambla barcelonesa durante más de quince años. De nuevo sale el sol en la noche del astronauta de Poble Sec, y ya desde
“Tornar a cantar” se abre el libro que guarda en sus páginas tesoros eternos como
“Qualsevol nit pot sortir el sol” (1975) y
“La catedral” (1977). Pascal Comelade, fan confeso, ha puesto sus instrumentos y arreglos al servicio de
“Visca la llibertat” –y firma la música de
“Me’n vaig amb globus”–, mientras que amigos y conocidos tragados por la vorágine del tiempo –Selene y Cachas de Música Dispersa, Dionís y Toni Olivé de Melodrama, Jordi & Albert Batiste, Xavier & Pau Riba, Manel Joseph, Dolors Palau y otras aves laietanas– le aportan la nota de nostalgia –sin error– a este apéndice-reinicio del maravilloso opus
sisaiano. Inocencia, resistencia, desencanto, verbenas solitarias, setas sabias, magia y humor en un cancionero incontaminado que mantiene intacta su aura de sueño libertario.