Álbum

Steve Roach

Zones, Drones & AtmospheresProjekt, 2022

De la mano del ilustre Steve Roach –que no Reich, el compositor minimalista neoyorquino autor de “Music For 18 Musicians” (1978)– penetramos en el magmático reino del ambient cósmico, de la electroacústica tribal y, cómo no, de esa variante pantanosa y pseudofilosófica llamada new age. Al igual que otros nombres fundamentales de la Costa Oeste, como las ya fallecidas Pauline Anna Strom o Joanna Brouk, Roach resulta especialmente interesante por la enormidad y gran calidad de su producción musical, con discos de referencia como “Dreamtime Return” (1988), resultado de sus viajes por los desiertos australianos, o por sus colaboraciones con gente como Jorge Reyes o Suso Saiz. Si tomásemos como referencia los testamentos del género publicados hace unos años por el sello norteamericano Light In The Attic, la música de este insólito excorredor profesional de motocross nacido en La Mesa, California, casaría seguramente mejor con el cientifismo eurocéntrico de “The Microcosm. Visionary Music Of Continental Europe , 1970-1986” (2016) que con el no menos ingenuo neojipismo yanqui de “I Am The Center. Private Issue New Age Music In America 1950-1990” (2013). En ninguna de las dos aparece Roach.

“Zones, Drones & Atmospheres” es un álbum de ambient oscuro y sin concesiones, pero más que apto para el catálogo de cualquier sello de electrónica comercial –“The Living Space” es puro IDM–, de música clásica –la abstracción de “Neomorphic” recuerda mucho a Ligeti– o de avant-pop –“Shadow Realms” podría pertenecer a las sesiones de Holger Czukay y David Sylvian–. Por supuesto, también la elegancia del Brian Eno de “Apollo. Atmospheres & Soundtracks” (1983) o el Manuel Göttsching de los Ash Ra Temple más fluidos se cuelan por las rendijas entornadas de piezas como “Immerse Indigo”. Pero el poder autónomo del primer álbum de Steve Roach en 2022 –probablemente habrá más– se impone sobre cualquier conexión estética, por plausible que resulte. Y no es otro que inducir en el oyente un viaje interior –pueden añadir profundo, envolvente, hipnótico, cósmico, épico y, por supuesto, psicodélico– generado a partir de una odisea de secuenciadores “clonados” y sintetizadores analógicos –Moogs modulares, Oberheim Xpander…– que Roach activa y da vida desde sus estudios Timehouse, en Baja Arizona.

Cortes de larga duración, donde el más breve apenas baja de seis minutos –“Immerse Indigo”, ya apuntado–, conviven con otros tan extensos que solo mencionarlo así suena a cómico eufemismo, como el apropiadamente titulado “Submerged”, de 73’ 04”. Este último, junto a “Isolation Station”, otro diplodocus de drone atmosférico cercano a la hora de duración –ambos solo en la versión digital–, y el sugerente “The Perfection Of Solitude” pertenecen, con sensibles variaciones en minutaje, al autoeditado “Ellipsis” (2021). Todos ellos se integran ahora en un álbum transportador pero radical por lo que tiene de estimulador psíquico y de poco complaciente con los consabidos tics seudomísticos del género. “Zones, Drones & Atmospheres”, inconmensurable, misterioso y adictivo, es también, si se me permite expresarlo de esta manera, antítesis, antídoto y antitodo de aquello que tiene que ver con la vida del click & collect o del fast-low-easy digital que tanto nos prende a casi todos. Pero, por encima de todo, se trata de un excelente trabajo disfrutable sin más propósito que el propio goce estético y sensorial. ∎

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