Álbum

Wau Wau Collectif

Yaral Sa DoomSahel Sounds, 2021
En 2018 el músico sueco Karl-Jonas Winqvist –también corresponsable, con su The Secondhand Orchestra y el escocés James Yorkston, del notable álbum “The Wide, Wide River” (2021) para Domino– viajó a Toubab Dialaw, ciudad pesquera senegalesa cercana a Dakar que respira bohemia artística. Allí contactó con Arouna Kane, músico, ingeniero de sonido y propietario de un pequeño estudio. Gracias a él conoció a músicos locales, como el percusionista Ndongo Faye –colaborador de Ismael Lô–, Babacar Diol –cantante que brilla en la afro-folk y solemne “Gouné Yi”– y otros artistas y poetas. Durante una semana intercambiaron ideas y grabaron, en jams improvisadas, lo que sería el esqueleto del disco de Wau Wau Collectif.

Con el material obtenido, Winqvist volvió a Suecia y con la ayuda de sus colaboradores y nuevas aportaciones, vía internet, de Kane, perfilaron el sonido final, en el que, con la participación de una veintena de músicos, la tradición africana evoluciona hacia un atmosférico patchwork al que se añade dub, spoken poetry, beats y pinceladas de jazz.

En “Thiante”, sobre una determinante línea de kora, se crea una melodía, inspirada por “La Bamba”, que suena a versión africana de la Penguin Cafe Orchestra. El perezoso groove de “Mouhamodou Lo And His Children”, puntuado por un somnoliento saxo, pivota sobre una original llamada y respuesta de cavernosa voz de adulto y niños juguetones. El tema titular, expresión en wolof que significa “educar los jóvenes”, parece un homenaje a la dub poetry de Linton Kwesi Johnson. Mientras que el reflexivo “Salamaleikoum” trasciende la salmodia espiritual gracias a un efectivo atrezo de coros, teclados y percusión, y “Mame Cheikh Sidy Anta Mba” es como si Beirut hubiera abrazado la fe sufí.

El extraño y cósmico sonido cede ante momentos puntuales más rítmicos, con guitarras de pulso funk en “Riddim Rek Ya Niouy Mom”. Otro logro en el que domina el groove es “Si tu savais juste”, con recitado slam, flauta acid jazz y bajo voluptuoso. En el cierre, “Legui Legui”, vuelve un afro-minimalismo que, navegando entre ambient y jazz, ayuda a reafirmar el carácter experimental de tan imaginativa propuesta. ∎

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