Mierda. Ainhoa Marzol me pasa el testigo de esta sección –de la que, por cierto, me ocuparé de aquí en adelante– y la actualidad juega en mi contra poniéndome sobre el regazo una semana de esas que son más #meh que la reacción del planeta Tierra ante el hecho de que ya seamos más de ocho mil millones de seres humanos.
Más #meh que el hecho de que el apocalipsis que se esperaba en Twitter se esté quedando en la más absoluta nada y que todavía no sepamos a dónde carajo ir cuando lo cierren.
Y mira que, de entrada, me propuse no escribir del Mundial por dos motivos muy específicos: 1. Mi conocimiento sobre fútbol equivale a un impresionante total de cero unidades de interés por este deporte; y 2. Como miembro de la comunidad LGTBIQ+, el tinglado que se está montando en Catar tiene de todo menos gracia.
Resumiendo a la velocidad del rayo: Catar es un país en el que los derechos humanos fundamentales pues regulinchi (la homosexualidad está directamente criminalizada), algunas de las selecciones participantes dijeron que iban a vestir los brazaletes OneLove en señal de protesta (un brazalete con un símbolo que representa el “orgullo de todos por su herencia, raza, identidad de género y orientación sexual”), la FIFA dijo que multa económica y tarjeta amarilla para preservar la “neutralidad política”, Catar dijo que marica el último… Y en esas estamos.
¿Qué pasa? Pues que, también como miembro de la comunidad LGTBIQ+, me puede un meme. Es más fuerte que yo. Y hay que reconocer que, al final, todo este revuelo está generando un buen puñado de memes mucho más que memorables. Pero, ojo, que me pongo serio: reírse de algo es prueba de resiliencia… Y si un meme como este no es resiliencia, que venga Dios –es decir: ¿Ronaldo? ¿Messi? De verdad, no doy para más con los símiles futbolísticos– y lo vea.
Más todavía. Desde hace unos días, corren por absolutamente todas las redes un conjunto de memes que contraponen dos imágenes. Por un lado, cualquiera de esas situaciones habituales en el mundo del fútbol que son “unintentionally gay”: un abrazo de celebración de gol, un “now sissy that turbante”, un duelo de machos cabeza contra cabeza… Por el otro, la mascota del Mundial con una bandera LGTBIQ+ y un símbolo de interrogación. No hay nada más divertido que sacarle los colores homosexuales a una situación homófoba.
El pasado lunes, el Ministerio de Igualdad publicaba un vídeo para denunciar que “una de cada dos mujeres en España ha sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de su vida”.
Acto seguido, El Xokas se marcó un directo en Twitch en el que puso a caer de un guindo al Ministerio en general y a Irene Montero en concreto. ¿Dónde está la causa-efecto en estas dos noticias? Básicamente, en que el vídeo en cuestión se abre con dos chavales jugando online mientras uno explica que un colega suyo se dedicaba a ligar con chicas borrachas en el club para tenerlo más fácil, a lo que el otro apunta que su colega es un agresor sexual… Y El Xokas que se da por aludido. Es que, hace unos meses, se ve que el streamer explicó en otro live que tenía un amigo que se “divertía llevándose a pibas que estaban colocadas y bailando, porque él no iba colocado. Y, claro, era muy fácil ligar”. Motivo suficiente para que El Xokas se viniera arribísima en un rant de Twitch en el que dijo que Montero odia a todos los hombres y que el Gobierno calumnia y miente sobre él.
Así que, oye, Pablo Motos, calienta, que eres el próximo en salir… Porque Twitter está encendido con El Xokas y tú no puedes dejar pasar la oportunidad que supone el hecho de que la segunda parte del anuncio del Ministerio de Igualdad sea una referencia directa a aquella entrañable vez en que le preguntaste a Pilar Rubio por su ropa interior.