Es imposible no venirse arriba en el momento en que las temperaturas de la península bajan de los 25 grados, aunque solo sea durante cinco minutos. Ya es otoño, y los que van de listillos, cuando les preguntas “¿tú eres más de verano o de invierno?”, están de celebración. Inconscientemente, los espacios digitales también se tiñen de colores tierra, y las estéticas otoñales arrasan nuestras redes sociales. Para los que quieran estar a la última, aquí va mi predicción: este año entramos en la fase revisión posirónica de la estética pumpkin spice latte, con influencias de la tendencia estética old money y dark academia que han ido arrasando en TikTok a lo largo del año y que acabarán de florecer esta temporada.
La fantasía de que este otoño podríamos sentarnos a ver las hojas caer mientras bebemos un starbucks tan tranquilitos ha durado poco. El volcán que ha entrado en erupción en La Palma así lo ha querido, marcando una más para el “apocalypsis bingo” de este año.
Tus hábitos de consumo conspiranoico de estos últimos días habrán sido irrelevantes si no has caído en algún momento en el agujero de conejo del caso Gabby Petito estos últimos días, por lo menos si sigues un mínimo de cultura digital internacional. La lifestyle influencer estaba presente en todas las esquinas tras desaparecer a finales del pasado agosto en medio de un viaje por carretera con su prometido, Brian Laundrie. Gracias a que otro vlogger de YouTube captó la furgoneta blanca en la que viajaban al lado de una carretera en el parque nacional de Grand Teton, en Wyoming, la policía pudo (desgraciadamente) encontrar el cuerpo de Gabby esta misma semana. Una aguja en un pajar de 1200 km². Por ahora, ya se ha declarado como homicidio y su prometido está (presuntamente) a la fuga tras volver a Florida, pero el caso seguramente habrá dado ya unas grandes zancadas para cuando leas esto.
El hecho de que la víctima reportara sus últimos momentos de vida a través de posts y stories de Instagram ha hecho del caso uno especialmente “suculento” para los detectives-wannabe de internet. Pero no solo eso. Normalmente, estas indagaciones se suelen hacer a través de Reddit y otras “cuevas” digitales sin tanta influencia mainstream, pero el caso Petito se ha investigado masivamente a través de TikTok, y el formato pro-punchline de la plataforma da otra dimensión a la manera que internet tiene de hacer seguimiento de la desaparición. Momentos como este dejan a la luz los problemas de adaptación que tenemos frente al online apoderándose de nuestro día a día, evidenciando que aún nos quedan años de momentos incómodos hasta que se forme unas normas de “etiqueta social-digital” que nos ayude a comportarnos.
Desde que el pasado febrero Twitter anunció que añadiría la función “super follow”, la especulación sobre el futuro de las redes sociales apuntaba en la dirección de una “onlyfanización” de las plataformas. Con esta funcionalidad, Twitter permitía a usuarios con más de 10.000 seguidores crear una suscripción premium a su cuenta por un precio mensual que oscila entre los 2 y los 10 euros, dándoles la opción de cambiar la audiencia de su contenido, tanto para visualizar ciertos tuits como para limitar las respuestas de otros.
Sin embargo, parece ser que los sueños de los inversores han quedado truncados, ya que, según un artículo de TechCruch, los super follows de Twitter solo han alcanzado los 6000 dólares en las últimas dos semanas; una cifra irrisoria para una funcionalidad que necesita multitud de equipos de desarrollo y de la que, además, Twitter solo se lleva una comisión del 3%. Ante ustedes: los 180 dólares más caros del mundo.
Lo que nos queda claro es que los millonarios de Silicon Valley tampoco saben muy bien qué hacen siempre, si un volcán se va a poner a erupcionar mañana o si una apuesta posiblemente millonaria va a tener un retorno similar a una suscripción anual de Netflix. El futuro es, simplemente, una combinación aleatoria de intentos fallidos e intentos exitosos. ∎