Después del hiato que hemos hecho en las últimas semanas, las noticias sobre NFTs vuelven a “Haciendo scroll”. Parcialmente. El interés del público sobre los JPGs con recibo electrónico sigue cayendo en picado, pero las empresas dueñas de las colecciones más grandes se resisten a convertirse en un sueño febril que tuvimos durante 2021.
Yuga Labs, la marca detrás de la colección de monos en sudaderas de Supreme aka “Bored Ape Yatch Club”, ha adquirido las colecciones de NFTs CryptoPunks (colección con más valor de mercado detrás de BAYC) y Meebits NFTs.
Internet reaccionaba a la noticia con escepticismo y un sarcástico “nada dice Utopía de la descentralización como un monopolio”. El mercado crypto, por su parte, respondía con una subida de precios del 18% de los “Bored Ape”, no sabemos si por la expectativa de que los NFTs vuelvan a empezar a moverse tras el anuncio de Yuga Labs de dar “derechos comerciales completos” a los dueños de los CryptoPunks.
El argumento principal para agarrarse a la relevancia suele ser que en un futuro cercano estos NFTs se usarán como tokens de entrada en eventos y clubes exclusivos, una promesa que se está haciendo realidad, pero solo parcialmente. Lonely Ape Dating Club es la primera aplicación para gente soltera diseñada para conectar a dueños de un “Bored Ape”. En estos momentos solo gente que posea un NFT de esta famosa colección puede acceder a su exclusivo grupo de citas. Esta app apuesta, por lo tanto, por una fuerte criba cryptolover en su base de usuarios, porque los monos más baratos rondan los 10.000 euros y tener un “Bored Ape” implica que te has gastado muchísimo dinero en hacer de ti mismo un cryptobro superior.
Como solo 6400 personas poseen un “Bored Ape” actualmente y el porcentaje de mujeres que participan en el mundo de los NFTs es ridículo, las redes sociales recibían la noticia con previsiones jocosas. Pero, ya sabes, si en los últimos meses has tenido una cita donde tu pareja no paraba de explicarte las diferencias entre los stablecoins y los altcoins, ahora puedes redirigirlo a su tierra prometida.
El vibe shift de 2022 se está notando en memes. Puede que simplemente sea una buena racha, pero parece que estamos superando poco a poco la tendencia a repetir el meme de Drake en diferentes formatos (como el de las ventanas del bus). Este año los edits de texto pochos, al alcance de cualquiera con el editor integrado de historias de IG y con herencia dankmemera, se están haciendo poco a poco dueños de nuestros feeds.
Hace unas semanas se viralizaba una macro que decía “Dudes be like ‘Subway Sucks’ my brother in christ you made the sandwich” (“La gente dice “Subway apesta” // hermano, te hiciste el bocadillo tú mismo”). Desde entonces, la coletilla “my brother in christ” (que en el post original tapaba con un cristianismo exagerado la N-word) se ha convertido en el meme oficial de criticar las cosas hechas por uno mismo.
El enfado se hace visible en estos memes de lanzar shade al prójimo. Otro que a pesar de haberse registrado por primera vez en el 2020 en ámbitos gamers está teniendo un resurgir en cuentas de memes de Instagram es “When i’m in a competition and my opponent is”. El meme, protagonizado por un Calamardo en shock, admite cualquier “competición” en la que quieras participar (desde boot licking competition a being unfunny competition) y en la que tu oponente siempre será mejor que tú.
La temporada de premios cinematográficos culmina en dos semanas con la noche de los Óscar. Como es costumbre, la conversación digital se vuelca de manera entusiasta sobre el cine en estas fechas. Y la polémica que rodea a “Red” (2022) desde que Disney se negó a estrenarla en salas la ha convertido en perfecta candidata para volcar frustraciones. La llegada de las primeras críticas sobre la película, hechas por hombres que decían “no poderse sentir identificados con la protagonista” (una niña china en Toronto), ha sido la mejor promoción que podría haber tenido la cinta. En su respuesta, una ola de espectadores priorizó verla para poder unirse al debate sobre la legitimidad de este argumento.
En paralelo a este mismo debate, Jane Campion respondía en los Premios del Sindicato de Directores a las críticas de Sam Elliott, molesto por las “alusiones a la homosexualidad” de “El poder del perro” (2021). El actor llegó a llamar “trozo de mierda” a la película en el pódcast “WTF” de Marc Maron y la directora subrayó lo sexista del comentario, recalcando que “el oeste es un sitio mítico y ofrece todo tipo de posibilidades”.
Las palabras de Campion dan en el clavo al retratar el quid de esta discusión conjunta, en la que se acusa a la industria y a sus críticos de admitir solo la universalidad de sus protagonistas si estos son blancos, hombres y heterosexuales. Todas las demás realidades y vivencias son excepciones a esta norma. ∎