2020/ EPs internacionales

Tras “If U Want It”, su impecable debut en 2018, cuando la forma sensual, intimista y sutil de enfrentarse a los patrones club de la surcoreana Park Hye Jin empezó a resonar en la escena internacional, nada parecía adelantar que en su siguiente EP sería capaz de mandar callar a alguien sobre una eufórica secuencia techno. Es lo que ocurre en “NO”, un track que cualquiera diría que podría haber sido producido por Silent Servant o Regis y en el que la joven productora lanza un psicótico “cállate la boca”.

En su primera referencia para Ninja Tune, plasma un sentimiento casi universal de desconcierto y emociones contradictorias sin alterar los códigos estéticos de “If U Want It”. Trap, acercamiento a la tesitura pop, footwork y techno a través de un listado de canciones que muestran a una persona sin miedo a enseñar sus pensamientos dispersos e incluso bipolares.

Park Hye Jin crea música usando los códigos del club de una forma 100% terapéutica y consciente, confrontando sus demonios y sus sensaciones más incoherentes a través de una amplia creatividad sonora. Aquí lo ha hecho sin restricción alguna, expandiendo su ancho de banda estilístico libremente y sin la presión de tener que perpetuar una fórmula que ya se demostró ganadora. Frankie Pizá

El último EP en solitario de Joanne Robertson tras alguna aventura conjunta con Dean Blunt no se escucha, se espía. Te asomas a él con cuidado de que la inglesa no se entere de que estás ahí mientras canta para no alterar el equilibrio de un ecosistema imposible de reproducir de manera exacta si lo intentas más tarde. “Painting Stupid Girls” captura un momento, un instante, este y no otro cualquiera, justo el que se ve en la portada. Robertson haciéndose un selfi en su habitación con esa guitarra que suena como si se hubiera caído desde un tercer piso, medio descuajeringada. La estampa parece anunciar un trabajo de folk costumbrista y no es que no lo sea, pero sus seis canciones ultra lo-fi tienen un halo de misterio, de canto lejano y extraño, como de joya perdida, que eleva el resultado varios palmos por encima de lo cotidiano: en realidad “Painting Stupid Girls” parece suceder en otro plano diferente al de la mayoría de cosas. Víctor Trapero

Lejos de categorizaciones fáciles así en su identidad de género (se define persona no binaria) como en su búsqueda artística, Jordan ofrece en “For You” su manifiesto más extenso y completo hasta la fecha: un homenaje a sus diversas influencias desdoblado en autohomenaje, en acto de autoaceptación.

El díptico inicial, “I’m Waiting (Just 4 U)” y “For You”, es una mezcla de drum’n’bass y filter disco con un uso ejemplar de samples R&B de, respectivamente, Stephanie Mills y Change. Menos definibles son “Rave City”, con sus breaks ahogados en la distancia, o “Emotional Melodical”, cuyos arpegios delatan el pasado de Jordan como entrepreneur del ambient. Cierran el lote “Westbourne Ave”, lo más puramente drum’n’bass, y “Dear Nan King”, carta de amor a la heroína de la serie “Tipping The Velvet” en clave casi happy hardcore. Juan Manuel Freire

El azote vírico global despejó la apretada agenda de Troye Sivan y le condujo de Los Ángeles a su domicilio familiar en Melbourne. Allí se gestó este EP de generosa amplitud dinámica que nos muestra a la estrella multimedia australiana brillando en cualquier registro. Cuando apela a su yo adolescente con tierna melancolía en “Rager teenager!” y cuando dirige la mirada hacia la pista de baile nuevaolera vía “IN A DREAM”. En el territorio acústico desbrozado por “10/10” y en producciones sofisticadas con trazas de hito generacional como “Easy”. Incluso la miniatura confesional “could cry just thinking about you” suma enteros a este disco de extremos –ojo al subidón de “STUD”, con Sivan perdido en un mar de dudas, vulnerable y desnudo– que es mucho más sustancioso de lo puede parecer a simple vista. César Luquero

Lo de “Both Of Us” tiene mucho o muy poco secreto, depende de cómo se mire. Por un lado, es un hit para la pista de house clásico sin mucho misterio: piano juguetón, groove voluptuoso, susurros zalameros, bombo efectivo, parones efectistas…. Pero, por el otro, parece encerrar en sus casi seis minutos (mucho mejor la versión larga, claro) el secreto de todas las fiestas, esas que si intentas repetir otra día con exactamente los mismos invitados ya no salen igual de bien. “Are U Down”, el otro tema de este EP bicéfalo, nace de la misma cepa de house casi funk, pero en esta ocasión creciendo a partir de un proceso de semideconstrucción cubista. Dos cortes, en cualquier caso, en los que esta productora y DJ canadiense residente en Berlín demuestra que no existe nunca una única manera de soltarse los rizos. Joan Pons

Primero pensaron en grabar un par de sencillos, pero en los despachos de la discográfica apostaron por ampliar la colaboración a este EP en el que Leon Bridges escribe letras y canta mientras Khruangbin se encargan de las músicas y de la producción. Ambos necesitaban hacer un alto en sus extenuantes caminos, jalonados por incontables fechas de gira. Y se nota que “Texas Sun” les ha permitido orearse, relajar el gesto y dejarse llevar.

El tema titular, cuatro minutos de pop campestre con pátina negroide a mayor gloria del estado que los vio nacer, es el acertado prólogo de esta obra corta aunque diversa. Bridges cuaja una de las mejores interpretaciones de su carrera en la sedosa “Midnight”. Khruangbin confirman la versatilidad de su discurso sin renunciar a la profunda personalidad que los caracteriza en “C-Side”. Y los dos se complementan sin fisuras en la matizadísima “Conversion”, logrando que estos veinte minutos tan bien aprovechados terminen sabiendo a poco. César Luquero

Empieza a ser habitual que James Blake aproveche las pausas entre álbum y álbum para explorar su lado más clubber, y 2020, el año de quedarse en casa, ha encontrado a un Blake feliz y liberado tras la publicación de “Assume Form” el año pasado. Así que, entre versiones y singles individuales, ha llegado “Before”, un EP de cuatro canciones en las que el británico homenajea a los clubes a su manera, fundiendo el lamento soul con el éxtasis bailable. En la inicial “I Keep Calling” demuestra tenerle la medida cada vez más cogida a esta aparente contradicción, conjugando el pop y el post-dubstep con el que se dio a conocer. Pero no se queda aquí: en “Before” se acerca a los dominios de los Radiohead de “Kid A”, en “Do You Ever” luce ese soul ahiphopado que empieza a ser marca de la casa, y en la joya “Summer Of Now” culmina la fusión perfecta entre nostalgia autotuneada y euforia pop. Aleix Ibars

Sin referencia enteramente propia desde “Chris” (2018), Héloïse Letissier regresaba, por sorpresa, con el EP “La vita nuova” para dejar claro quién manda en el synthpop no solo francés, sino global. Muchos otros lo hacen, pero pocos con esta elegancia y esta capacidad para aprehender influencias eighties sin que el resultado se quede en mero revisionismo.

“People, I’ve Been Sad” remite a la clase de canción que le dio fama en la época de “Chaleur humaine” (2014): es una balada (espléndida) en la que importa mucho el espacio negativo; pop de precisión quirúrgica y, a la vez, emoción torrencial. Chris nos dice que ha estado triste, que se ha perdido algunas cosas y ha renunciado a otras, pero el estribillo (gran ejercicio de llamada y respuesta) apunta a una recuperación vital.

El EP se vuelve uptempo con “Je disparais dans tes bras”, más cerca de los singles del lascivo “Chris” y toda una lección de freestyle 80 revisitado y reelaborado. “Mountains (We Met)” es otra balada, esta en inglés, cuya minimalista base electrónica puede retrotraer al Phil Collins de los noventa.

Con “Nada” vuelve a subir la tensión y llega el que podría ser, quizá, el mejor estribillo del lote, juego algo críptico pero mágico con el castellano. Simplemente de culto. Y cerrando unos fastos cuatrilingües, el corte titular presenta a Letissier probando suerte con el italiano, igual que su invitada Caroline Polachek. Juntas se marcan una especie de hit italo disco perdido, la mejor canción nunca cantada por Ivana Spagna. Juan Manuel Freire

Ha contado más de una vez Little Simz que “GREY Area”, el álbum con el que se consagró en 2019, nació del período de confusión que siguió a sus veinte años, una “zona gris” en la que todo se volvió más complejo de lo que solía ser hasta entonces. Sorteada esa barrera, se topó con otra, esta vez compartida a escala global: la cuarentena la obligó a parar, algo que llevó especialmente mal como workaholic confesa. De ahí salió otro lanzamiento, una especie de cápsula del tiempo en forma de EP, los cinco cortes que forman “Drop 6” y que recogen el mood de la rapera afrolondinense durante las cuatro semanas de abril que empleó en terminarlos. “Guess life forced me to calm down, get my mind right; livin’ day by day, sleepless night by night”, dice en “you should call my mum”.

“Drop 6” es hijo de sus circunstancias: tiene todo el sentido del mundo que luzca una producción cruda y directa, a ratos reducida al chasis y poco más, más cerca del espíritu de las radios piratas que siempre sobrevuela el rap británico que de la big band que a veces parecía acompañarla en “GREY Area”. Es todo más casero, literalmente. Aquel era un álbum que podía desenvolverse capa a capa, aquí todo es core. Que lo despache en solo doce minutos, como si no quisiera perder espontaneidad por el camino, hace que las canciones tengan apariencia de versión beta de lo que podían haber sido, pero también nos da la impagable oportunidad de ver a una artista obedeciendo solo a su fuego interior: “Drop 6” no llega por presión de un sello, del público o de una gira que se acerca, sino por la necesidad de una Little Simz en su versión más pura de sacar lo que lleva dentro. Víctor Trapero

Más de tres millones de personas han escuchado en Spotify a Kyle, el espontáneo que una noche de micro abierto de poesía recordaba cómo conoció a su chica con estos versos: “In this smoking chaos / our shoulder blades kissed”. Es su voz la que abría el single-estreno como solista de Fred Gibson aka Fred again.., “Kyle (I´ve Found You)”, a finales de 2019. La anécdota sirve para explicar la personalidad de este compositor y productor británico, conocido hasta ahora por sus colaboraciones, que entiende las redes sociales y el teléfono móvil como una extensión y complemento de la creatividad, liberando al individuo de la culpabilidad y sospechas sobre la tecnología ultrapersonal, pero también de pretendida trascendencia. Internet es como un diario de otros del que él bebe para dar forma a su estilo. Y así, cada una de sus canciones tiene una historia real detrás… una como la de Kylie. De hecho, en su primer EP las seis canciones llevan como título un nombre propio.

De cualquier manera, “Actual Life” es la guinda de un año diez para Gibson. Su manera de trabajar, desprejuiciada y dinámica, también se nota en sus influencias, absolutamente made in England, que beben del ambient, del house, del UK garage y del grime (en ‘The Face’ dicen que “Marie (Wish I Had U)” suena a Burial). Junto a Headie One también ha hecho el disco que ha consolidado el UK drill, “GANG”, tras colaborar con Stormzy, Jamie xx y FKA twigs. A pocos sorprendía que a finales de febrero se hiciera con el BRIT al productor del año. Que Brian Eno eligiera desestructurar uno de sus temas, un poco más. Beatriz G. Aranda