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Alba Morena: aprendo de mis pasos

Está a punto de publicar su nuevo EP de cinco canciones, “Yo te quiero pero”, tras dar el salto a una multinacional y afianzar sus fundamentos artísticos, que son abundantes y muy atractivos. Sabemos de dónde viene, pero cuesta imaginar hasta dónde puede llegar.

En abril de 2021, todavía con la emergencia COVID a cuestas, Alba Morena autoeditó el álbum “Las dos edades”, un disco de factura casera y presupuesto tendente a cero que nos ponía sobre su interesante pista. Con apenas 20 años y en 24 minutos, la cantante, compositora y productora tarraconense –nació en la costera Salou en 2000– demostraba tener algo más que soltura a la hora de experimentar con voces procesadas en “Planto”, juguetear con ritmos quebradizos en “Shoe”, construir canciones de pop contemporáneo sin miedo a abordar asuntos problemáticos como el suicidio en “11” e incluso adaptar muy a su bola a artistas tan distintos como Mecano, Hanna y Raúl Pulido. Sorprendía por su desenvoltura, pero también por el fundamento creativo que traslucía en aquella primera hornada de composiciones de cariz electrónico y espíritu prospectivo.

El próximo 15 de marzo, la catalana publicará su primer disco para el sello Universal. Se trata de un EP de cinco canciones titulado “Yo te quiero pero” en el que continúa llevando las riendas: escribe, toca, canta y produce. Lo que sí cambia, a mucho mejor, es el neto artístico de la obra. Tampoco nos pilla de nuevas, porque a finales de noviembre pasado celebramos la publicación de la aflamencada “No me queda na”, que fue escogida entre las mejores canciones nacionales de 2023 por Rockdelux y había sido precedida en febrero de ese mismo año por “Nadie”, una composición de electrónica excéntrica y acerada letra posruptura en la que contó con la participación de David Soler y Marcel Bagés como coproductores.

“No me queda na”.

En su nuevo disco, Alba Morena vuelve a caminar sola, pero en sus pasos se aprecia una mayor firmeza compositiva y más aplomo en las interpretaciones. Al fin y al cabo han transcurrido tres años desde la publicación de aquel primer trabajo, tiempo de sobra para que su crecimiento personal y artístico filtre a las partituras. En su caso, hablar de papel con pentagrama no es un recurso retórico, porque estudia música desde que era una cría –empezó tocando el violín, luego se especializó en canto– y ha pasado por escuelas como la del carismático Taller de Músics de Barcelona, episodio crucial en su posterior indagación de géneros como el jazz y el flamenco.

El conocimiento adquirido sobre la maquinaria interna de la música y los resortes que la mueven –más la visión panorámica de modos y estilos variados– son algunos de los recursos a los que puede acudir de forma fiable cuando el cuerpo le pide moldear una creatividad que, en “Yo te quiero pero”, se despliega en varias direcciones.

El pasado 25 de enero publicó la canción que da título al disco, en la que vuelve a dar rienda suelta a su faceta más combativa, poniendo sobre el tapete las interferencias que el sistema ejerce sobre nuestra vida afectiva: “Con tanto tiempo ocupado y tanta ansiedad / siempre estamos pendientes de la productividad / con el amor que te tengo / y sin estar a tu lado / tomémonos un tiempo de autocuidado”. Es un tema que actualiza, por vía electrónica, el libro de estilo de nuestra canción ligera, en una interpretación de amplio registro vocal y léxico cotidiano ante la que es complicado no darse por aludido.

“Yo te quiero pero”.

No es la única revisión sonora de géneros populares que Alba Morena realiza aquí. En “Me siento muy triste” cruza el charco para aterrizar en tierras caribeñas y asimilar cadencias de bolero, mientras lame heridas sentimentales con toda la vulnerabilidad que cabe imaginar. Mucho más profundo es el corte que aflora en los tres minutos de “A mi hermano”, sencilla pero efectiva balada de folk electrónico sobre la pérdida de un ser querido en la que, con buen criterio, opta por tirar de las riendas de su privilegiada tesitura. Nada que ver con el tono de “Otra vez”, tema de autoafirmación en la que reaparece su propensión a la experimentación vocal y quizá el que más conecta con su anterior entrega discográfica.

Solo quedan dos semanas para que estas canciones estén al alcance de todos, pero merece la pena poner sobre aviso de su inminente llegada. No parece fácil encontrar a artistas tan jóvenes y con tanta sustancia como Alba Morena, en cuyas canciones confluyen lo nuevo y lo viejo, lo sentimentalidad y el inconformismo, lo intuitivo y lo sólidamente aprendido. Así que sigamos sus pasos, veamos hasta dónde nos lleva. ∎

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