Éxito, fervor. Foto: Alfredo Arias
Éxito, fervor. Foto: Alfredo Arias

Concierto

Central Cee: indefinido pero triunfal

El rapero británico desembarcó en España con tres llenos consecutivos, dos en Madrid y uno en Barcelona, para presentar “23”, su segunda mixtape, con la que ha conquistado el número uno en las listas de su país. Su segunda noche en Madrid, la del pasado 31 de octubre, confirma la apuesta por un sonido propio más lento que mira al trap, sin descuidar la frialdad del primer grime y la agresividad del drill.

Londres es un ecosistema complejo. “London Zoo”, que diría Kevin Martin, alias The Bug. Aunque el grime brotara en las zonas deprimidas del East London, pronto se expandió por toda la ciudad ofreciendo infinidad de pequeñas variaciones y coqueteó con la popularidad mainstream, generando rechazo, yendo y viniendo, acercándose o alejándose de la fórmula homogeneizada del rap británico, una etiqueta aglutinante e imprecisa que une todas las escenas en su negación del underground.

Una de las reacciones más violentas y estimulantes, con la mirada fija en el gangsta rap norteamericano, llegó desde Brixton, en el sur de Londres. Pero el road rap entró muy deprisa en una dinámica centrífuga que comenzó a escupir sus pedazos: escenas que se quedaban con la parte gangsta o que se adentraban en el bombástico drill de Chicago; otras que apostaban por ir más allá y fusionarlo con géneros rockeros; otras que quisieron recuperar la devoción por el soundsystem que se había perdido en el proceso de diferenciación. Y la propia normalización de la convivencia e intersección de escenas –con el subgrave predominante y diluido, los insistentes y rapidísimos hi-hats, las 808 y los sintes oscuros como nexos vinculantes– terminó por resultar en el UK drill. Manera un tanto vaga de nombrar a una nueva forma de hip hop más europea, que se miraba en el espejo de Estados Unidos pero absolutamente deudora del grime en todas sus vertientes.

Con muchas posibilidades comerciales. Foto: Alfredo Arias
Con muchas posibilidades comerciales. Foto: Alfredo Arias

Aunque los primeros signos de UK drill podemos localizarlos en el sur, es en el West London donde se empiezan a configurar unas características propias. Lo hacen en torno a un colectivo, 1011, y al sello Black Money Records, fundados en 2015 por Digga D: la idea de clicka o gang, la exaltación de un modo de vida callejero, marginal y violento –MDLR, mec de la rue–, la imaginería futbolera, los videoclips grupales, las balaclavas. Mientras crecía su popularidad –este año han logrado su primer número uno en las listas británicas renombrados como CGM, después de que la justicia británica les impusiera una orden de conducta delictiva– y la del género, el gobierno y los medios británicos iniciaron una campaña para asociarlo con el aumento de la criminalidad en Londres, estigmatizando a una juventud marginal en desventaja social y alimentando el racismo.

Central Cee estudió con Digga D y desde el primer momento estuvo vinculado a su manera de entender el drill, pero nunca le importó coquetear con la aristocracia del british hip hop, de J Hus a Dave o AJ Tracey. Su estilo, especialmente desde que irrumpiera la pandemia, se ha convertido en una especie de puente que suaviza las estridencias drill y su estética fácilmente prejuzgable. Y la intro de su concierto en Madrid la noche del 31 de octubre –segundo lleno en la sala La Paqui tras agotar también Razzmatazz en Barcelona al día siguiente– lo deja del todo claro: más poética y esteta que agresiva y documental, mira a los ojos al trabajo de Romain Gavras.

Obviamente el retrato de la vida violenta de la calle va a sobrevolar la intensa hora de actuación, pero se concentra sobre todo en los primeros compases, un repaso frenético a la mixtape de 2021 “Wild West” –top 2 en las listas británicas– con los puntos álgidos de “Tension” y “6 For 6”. Realmente las canciones del rapero londinense van más sobre medrar, como “Straight Back To It”, o sobre relaciones, como “Ruby”, “Commitment Issues” o esa afiladísima “Little Bit Of This” que pone patas arriba el arranque del bolo.

Directo a la cámara. Foto: Alfredo Arias
Directo a la cámara. Foto: Alfredo Arias

Sobre todo se aprecia la fijación por depurar un sonido propio, que él mismo encuentra más cercano al trap en su conceptualización más global. Dice en “Loading”, primer tema que escupe al micrófono a pelo y sin rastros de pregrabados: “Cee don’t do no field, I trap, say ‘Yo’ to the local cat”. Los tresillos sobre los que se monta son más lentos, más americanos; la dilución de los bajos y su delivery le deben la vida al grime: “Hate It Or Luv It” reverencia a Dizzee Rascal y hay espacio para el “Overseas”, de D-Block Europe. Incluso bucea en sus primeros tiempos a través de las bases frías y los ritmos cortantes del icy sound: Cee y su DJ caminan sobre cristales rotos ante un público –mayoritariamente británico– enfervorecido. Por momentos también ante un mar de teléfonos móviles, como en esa agresiva “Eurovision” que sirvió para hermanar a todos gracias a la parte de Morad y a esa entrada impecable: “Y vamo’ a buscarte, tú eras un equipo de primera, primera parte”. Aunque precisamente por esa insistencia en un estilo concreto nos queden momentos más repetitivos: “Mrs” o “Khabib”, que pecan de demasiado intensas y desconectan a la gente; “Chapters” o “Ungrateful”, muy desdibujadas.

El tramo final del concierto permite la entrada a detalles vocales del UK garage y referencias a la cultura digital: la question box de “Super Mario Bros” en “One Up” o el Shen Long de “Dragon Ball” devorando la doble C de Chanel, que también sirve como logo para Central Cee. También ofrece los mejores deliveries y momentos que trascienden etiquetas, como “LA Leak Freestyle” o esa divertidísima “Doja” dedicada a Doja Cat y conducida por el infeccioso sample de “Let Me Blow Ya Mind”, de Eve y Gwen Stefani. Incluso coquetea con el hyperpop agudizando hasta el delirio el sample de “Just For Me”, de PinkPantheress y Mura Masa, en “Obsessed With You”, antes de cerrar el círculo con una vuelta a sus orígenes más drill en “Day In The Life”. Indefinido por momentos, como la naturaleza misma del rap británico, lo que está claro es que las posibilidades comerciales de esta nueva forma de entenderlo pasan indudablemente por Central Cee. ∎

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