“Blondie. Vivir en La Habana”: Debbie Harry en Cuba según Rob Roth.
“Blondie. Vivir en La Habana”: Debbie Harry en Cuba según Rob Roth.

Entrevista

Debbie Harry: “No quiero hablar mal de Phil Spector, me entristece lo que pasó con él”

Su inclusión en el festival Rizoma de Madrid, donde se proyectará el corto “Blondie. Vivir en La Habana” –además de otras películas en las que ha participado– y se presentará su autobiografía, nos permite hablar con Debbie Harry antes de su llegada a nuestro país. Pero casi de casualidad porque, sorprendentemente, no estaba segura de ser adecuada para el evento. Mañana por la tarde (19:00 horas) conversará con su director de arte, Rob Roth, en el Espacio Fundación Telefónica de la capital.

“He estado viajando mucho, he hecho un montón de shows con Blondie y teníamos que decidir si iba a participar y podía poner mi cabeza en eso. Y tuve mis dudas, la verdad. He disfrutado haciendo películas, mucho. Me encanta hacerlo. Y me encantaría hacer más. Pero no soy una John Waters, no soy un actor como Isabella Rosellini, que ha hecho montones de cosas”, Debbie Harry lo dice en masculino, no utiliza la palabra actress. “Mi participación en el cine se reduce a una lista bastante pequeña, que prácticamente puedes contar con los dedos de las dos manos. Así que tenía mis dudas sobre si estaba cualificada para participar. Por un lado pensaba que sí tenía autoridad suficiente como para hacerlo, pero por otro que no. Aunque creo que mi experiencia actuando en la vida, sobre un escenario, sí que es muy extensa. Lo disfruto mucho y me siento muy afortunada de que eso se haya convertido en mi vida. No es lo que me esperaba cuando era una niña, aunque es cierto que amenazaba a mi madre diciendo cosas como ‘te arrepentirás de haber dicho eso cuando sea una gran estrella de cine’. Era terrible de pequeña. Pero sí, al final he llegado a la conclusión de que sí estoy legitimada para estar en el festival Rizoma”.

Esto lo dice una persona a la que han dirigido David Cronenberg en “Videodrome” (1983), John Waters en “Hairspray” (1988) o Isabel Coixet en “Mi vida sin mí” (2003): “Afortunadamente me contrataron estos directores tan increíbles. No sé si ellos se arrepintieron, pero yo lo he disfrutado mucho”. Porque, a pesar de las dudas sobre su autoridad para hablar en el festival Rizoma, Deborah Harry está tan relacionada con el arte, más allá de la música, como para haber sido la primera persona –junto a Chris Stein, guitarrista de Blondie– que le compró una pintura a Basquiat. También junto a Stein fueron los locos a los que Jean-Luc Godard vendió los derechos, sin poseerlos, para hacer un remake de “Alphaville” (1965) que nunca se materializó. Posó para Warhol en varias ocasiones. Vivió en casa de H.R. Giger en Suiza mientras este trabajaba en los vídeos de su debut en solitario, “KooKoo” (1981). Y John Waters no dudó en afirmar que “Debbie parpadeó durante dos minutos mientras estaba cuidando a Chris y Madonna le robó la carrera”.

Debbie & John Waters, tiempo de “Hairspray” (1988).
Debbie & John Waters, tiempo de “Hairspray” (1988).

También podía haber participado en “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982) y hecho la banda sonora de “Hairspray”. Pero, como con el proyecto del remake de Godard, la discográfica se lo impidió: “Creo que era una época diferente y estaban preocupados de que no estuviera disponible para hacer el trabajo con Blondie. La intensidad de nuestra carrera musical con ellos era tremenda. Tenía un contrato de tres álbumes al año, lo que es imposible, absolutamente imposible. Mi perspectiva ahora ha cambiado, no quiero dedicarme a acusar con el dedo. Pero los departamentos legales en la industria discográfica están tan lejos de los departamentos creativos… La relación de los artistas con ellos es muy distinta a la que se tiene con los demás miembros de una discográfica”.

Instruida en el método por Tony Ingrassia cuando aún formaba parte de The Stillettos, que optaron por tenerlo como director teatral, considera que es una de las mejores cosas que podría haberle pasado: “Es una técnica y una manera de pensar y de hacer físico tu estado emocional. Se convierte en algo muy físico, es un entrenamiento muy bueno y me ha ayudado en todo. Pero creo que la otra cosa que he aprendido a lo largo de los años es que, para actuar, escuchar es importantísimo. Al igual que con la música, tienes que escuchar lo que pasa. Es crucial. No puedes hacer ninguna de las dos cosas sin escuchar. Pero actuando tienes que escuchar, más que las palabras, a las personas. Es casi una respuesta química”.

“Mi participación en el cine se reduce a una lista bastante pequeña, que prácticamente puedes contar con los dedos de las dos manos. Aunque creo que mi experiencia actuando en la vida, sobre un escenario, sí que es muy extensa. Lo disfruto mucho y me siento muy afortunada de que eso se haya convertido en mi vida. Por eso, al final he llegado a la conclusión de que sí estoy legitimada para estar en el festival Rizoma”

Y fue una respuesta igualmente primaria la que hizo que se zafara de una muerte segura, al escapar del asesino en serie Ted Bundy. Cuenta en su autobiografía –“De cara” (“Face It”, 2019; Libros Cúpula, 2020)– que iba hacia una fiesta de los New York Dolls, a los que idolatraba. Después de un rato caminando descalza entre cristales, con unos tacones imposibles en la mano, acabó subiendo al coche de un desconocido que se ofreció a llevarla. Inmediatamente se dio cuenta de que había sido un error. Aún pone cara de susto mientras responde: “Era él. Es milagroso que pudiera salir de ahí. Tengo tanta suerte de estar viva... No sé cómo lo hice, te juro que fue una reacción animal. Nunca había tenido una reacción así. Tengo perros, y se me erizó el pelo de la nuca como se les eriza a ellos cuando tienen miedo. Aún me resulta escalofriante”.

Tener 77 años y una carrera tan larga e intensa dan para muchas anécdotas, así que dice que se ha guardado unas cuantas para el futuro: “Había demasiadas cosas, llevo viva demasiado tiempo y creo que tengo una memoria bastante buena. Creo que podría llenar por lo menos otro libro”. Porque “De cara” arranca en la infancia de Deborah como niña adoptada con ascendencia europea, pero no tarda en llegar a Nueva York y a la música. Y entre las muchas caras conocidas que pueblan sus páginas, además de los miembros de Blondie, aparece varias veces Joan Jett: Joan es muy especial, porque es muy rock’n’roll. La conocí cuando era una adolescente, y era una ‘rock’n’roll girl’. Y nos entendimos perfectamente. Seguimos siendo amigas. Creo que no había otro camino posible para ninguna de las dos. Ella era y sigue siendo una chica del rock’n’roll. Y, básicamente, eso es lo que yo soy también. Y además ha hecho películas en las que está muy bien. Somos muy similares en muchas cosas y participó en uno de nuestros últimos vídeos, ‘Doom Or Destiny’. Me alegró mucho y me sentí muy honrada de que pudiéramos trabajar juntas”.

En dos imágenes de 1977: entre “Blondie” (1976) y “Plastic Letters” (1978), los dos primeros discos de Blondie.
En dos imágenes de 1977: entre “Blondie” (1976) y “Plastic Letters” (1978), los dos primeros discos de Blondie.

El vídeo, del álbum de Blondie “Pollinator”, es de 2017. Pero a Joan Jett la conocieron en la primera visita del grupo a Los Ángeles. Lo mismo que a Jeffrey Lee Pierce, a cuyo grupo, The Gun Club, años después produciría Chris Stein. Pero, en ese momento, solo era un adolescente que presidía el club de fans de los neoyorquinos en la ciudad. Y otra de las mujeres del rock que aparecen en el libro, con una trayectoria casi paralela a la de Blondie, es Patti Smith. Pero, según cuenta, reaccionó de forma agresiva cuando vio la prueba que hicieron a Clem Burke, diciendo que no era el batería adecuado para ellos. Deborah lo sigue recordando con asombro: “No entiendo qué hacía allí, fue una cosa extrañísima. Habíamos puesto un anuncio minúsculo en el ‘Village Voice’. No éramos un grupo grande, se nos conocía localmente, pero nada más. Clem vino a la prueba desde Nueva Jersey, donde estaba viviendo. Y probamos, no estoy exagerando, a cincuenta baterías. Todo tíos, ninguna mujer. Y algunos creo que ni siquiera sabían tocar la batería, solo querían estar en un grupo. Clem llegó allí con una pinta fantástica, adorable. Era muy guapo. Se sentó y se puso a tocar como un loco y pensamos ‘eh, este tío tiene carisma’. Y lo cogimos. Y Patti Smith reaccionó mal. Debió ver el anuncio en el periódico y se plantó allí a cotillear. No sabíamos que quisiera tocar la batería…” (risas).

“Lo que he aprendido a lo largo de los años es que, para actuar, escuchar es importantísimo. Al igual que con la música, tienes que escuchar lo que pasa. Es crucial. No puedes hacer ninguna de las dos cosas sin escuchar. Pero actuando tienes que escuchar, más que las palabras, a las personas. Es casi una respuesta química”

Debbie siempre ha admirado a las bandas de chicas de los sesenta, especialmente a The Shangri-Las. Y a Phil Spector, con quien probablemente habría trabajado si se hubieran conocido de otra manera. Porque, en una de sus visitas a Los Ángeles, Spector invitó a Blondie a su mansión. Debbie no tenía muchas ganas de ir, porque tenían concierto al día siguiente, pero acabó allí con el grupo, obligada a cantar “Be My Baby”, de The Ronettes, una y otra vez con Spector al piano. Al final también pasó por el trance de verse apuntada por una pistola. Aun así, no quiere criticarlo: “Me entristece lo que pasó con él. Era un genio, con una gran sensibilidad a la hora de grabar, hizo cosas muy por delante de su tiempo e hizo canciones geniales. Era un excéntrico, quizá un incomprendido. ¿Cuántas veces en la historia vemos que los genios actúan de forma disfuncional? No quiero aparecer diciendo que fuera una mala persona. Creo que, quizá, no encontró a alguien que cuidara de él. Era un tío difícil”.

Rob Roth, a la sombra de la muchacha rubia


Deborah Harry dice que tiene una conexión metafísica con algunas personas. Una de ellas es Chris Stein. Otra es Rob Roth, director de cine, fotógrafo, escultor, cantante, performer… “Soy una persona de esas molestas, que hace un montón de cosas distintas. Y suena como si fuera muy pretencioso y horrible, pero en realidad es que me gusta hacer muchas cosas y mis capacidades me llevan a distintos territorios”, explica Roth en conversación por videollamada.

Rob Roth y Debbie Harry se conocieron en las fiestas del Jackie 60 y del club Mother en el Nueva York de los noventa, “en esa época antes de internet cuando conocías a la gente en persona y tenías que saber dónde vivían”, recuerda entre risas. Rob trabajaba con los dueños e hizo algún vídeo en el que aparecía Debbie. Al poco, Chris Stein le pedía que se encargara del arte de su disco de reunión, “No Exit” (1999).

Y es consciente de que su nombre está ligado al del grupo, por lo menos en internet. “No lo veo como un problema. Es que, aparte de Lady Gaga, es el nombre con más repercusión ‘online’ con el que he trabajado. Y llevo años haciéndolo de manera continua con Debbie. De hecho, incluso actué con ella como bailarín. Pero estuvimos un tiempo sin trabajar juntos. Hasta que llegó ‘Pollinator’ y me involucré mucho más en todo lo visual. Hicimos un vídeo, diseñé el escenario…. Así que en los últimos ocho años la asociación ha sido contínua: el libro, moderando las presentaciones…”.

Y el corto. Porque, en 2021, Rob Roth estrenó “Blondie. Vivir en La Habana”, documentando la visita de los neoyorquinos a Cuba en 2019: “Es el único proyecto de Blondie por el que me lancé yo, siempre me los piden ellos. Pero cuando me enteré de que iban a La Habana por primera vez, vi que era algo muy especial, que no se iba a volver a hacer. Sobre todo siendo una banda americana que iba a un intercambio cultural a un país con el que no se tienen muy buenas relaciones. Mi instinto me dijo que había que grabarlo. Y fue muy difícil. Sin financiación. En un país comunista. Fue un reto, pero funcionó”.

El corto está filmado parcialmente en Super 8 y 16mm. “Te voy a contar la verdad”, afirma a propósito de la cinta. “Estaba en conversaciones con Apple para filmarlo con iPhones, porque me parecía que era la manera más fácil de entrar en Cuba sin demasiado equipo y es una empresa solvente. Pero, en el último minuto, se retiraron del proyecto. Así que yo, que soy un poco punk, dije ‘que os den, voy a filmarlo en película’. Y, aunque no fue premeditado, creo que poéticamente esa textura evoca el momento en el tiempo en el que se encuentra la isla”. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados