La hermandad de la kinkidelia. Foto: Alfredo Arias
La hermandad de la kinkidelia. Foto: Alfredo Arias

Entrevista

Derby Motoreta’s Burrito Kachimba: “Si fuéramos cine, seríamos Tarantino”

La banda sevillana va un paso más allá en su concepto de kinkidelia y en su último álbum, “Bolsa amarilla y piedra potente”, introduce elementos de música electrónica además de rock duro y flamenco. Tras situar este trabajo en el número uno de los más vendidos en España al poco de ser publicado, nos hablan de ensayar en horario de oficina, fans con fachalecos, su relación con las groupies, tirar televisores por la ventana del hotel y del misterio del martirio de Santa Eulalia, que pese a ocurrir en el siglo IV sigue cubriendo Mérida de niebla cada puente de diciembre.

“Cuando arrancamos, la mayoría de mensajes que nos llegaban eran: ‘Hacía falta una banda como ustedes’. Quizá estamos rellenando un hueco que se echaba en falta”, dicen Derby Motoreta’s Burrito Kachimba. Y desarrollan la idea: “Hemos pasado la época del indie, en la que todos los grupos se copiaban unos a otros, luego ha llegado la música urbana y de repente hacemos algo que no está haciendo nadie, asumir riesgos”.

A mediados del pasado mes de abril, “Bolsa amarilla y piedra potente” (Primavera Labels, 2024), el tercer disco de larga duración de los sevillanos, cuarto si sumamos el álbum con la música de la película “Las leyes de la frontera” (Daniel Monzón, 2021), se situó en el número uno de la lista española de ventas. Mejor termómetro de lo que puede catalogarse como mainstream no hay. Lo interesante del caso es que justo cuando desde distintas trincheras se había firmado el certificado de defunción del rock, el éxito de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba parece desmentirlo, pues lograba ese primer puesto superando a una nutrida recua de solistas de música urbana como Shakira, Karol G, Quevedo, Bad Gyal, Bad Bunny o Young Miko.

“El ver tocar a una banda que ha escrito sus canciones aporta una energía muy diferente a la de un cantante de música latina con un DJ detrás”, explican. “La experiencia musical del rock es inherente al ser humano. Cuando no has escuchado a Led Zeppelin y te encuentras con un grupo como Greta Van Fleet, dices: ‘Hostia, ¿esto qué es?’. Aunque no hayas escuchado nada de rock, te despeina. Es lo que sucede con nosotros: estamos despeinando a la gente”.

Papi Pachuli, Soni, Gringo, Bacca, Dandy Piranha y Machete Carrasco. Foto: Alfredo Arias
Papi Pachuli, Soni, Gringo, Bacca, Dandy Piranha y Machete Carrasco. Foto: Alfredo Arias

Dandy Piranha (voz), Bacca (guitarra), Gringo (guitarra), Soni (bajo), Papi Pachuli (batería) y Machete Carrasco (teclados) son conscientes del insospechado fervor que despiertan entre público variopinto. El 6 de abril, día en que la ciudad de Sevilla acogió la final de la Copa del Rey de fútbol entre el Athletic Club y el Mallorca, una familia de vizcaínos se asomó a una firma de discos del grupo. “El chaval, que tendría 12 años –recuerda Dandy–, nos reconoció y dijo a sus padres: ‘Quiero entrar, que son los Motoreta’. Entraron, les firmamos el disco, nos hicimos fotos con ellos… Nos contaron que el primer oyente había sido el niño y luego se lo había pegado a los demás y ahora toda la familia era superfan. Al día siguiente nos escribió el padre al Instagram: ‘Mi Ander dice que ayer fue el mejor día de su vida”.

“En ese sentido no somos nada elitistas”, añaden. “Nuestra música no es simple, pero el espectro de gente que nos escucha va desde chavales pequeños a señores de 70. Nos han parado por la calle desde un chaval con un ‘fachaleco’ diciendo que le encanta nuestra música a un treintañero con el pelo por el culo. Abrimos una puerta y todo el que quiera la puede cruzar. Lo que pasa es que a la hora de expresarnos no utilizamos un lenguaje de sota, caballo y rey”.

“La experiencia musical del rock es inherente al ser humano. Cuando no has escuchado a Led Zeppelin y te encuentras con un grupo como Greta Van Fleet, dices: ‘Hostia, ¿esto qué es?’. Aunque no hayas escuchado nada de rock, te despeina. Es lo que sucede con nosotros: estamos despeinando a la gente”

Ciertamente, lo trillado no va con ellos. En “Bolsa amarilla y piedra potente” dan una vuelta de tuerca más a ese sonido que definen como kinkidelia y que no es sino una mezcla de rock duro, trazos flamencos y psicodelia, fórmula enriquecida ahora con un vigoroso acercamiento a la música electrónica. Eso se traduce en que ecos de Black Sabbath y The Prodigy convivan dentro de una misma canción. El título del álbum refuerza dicho concepto: “piedra potente” evoca sin ambages al rock duro, y ¿“bolsa amarilla”? “Lo de ‘bolsa’ se refiere a lo sintético”, aclara Gringo. “El amarillo es un color chillón, llamativo. ‘Bolsa azul’ no quedaba igual”.

Aseguran que su rica paleta sonora se obtiene tras largas horas de ensayo. Para preparar las canciones del último disco, siguieron un estricto horario de oficina: de lunes a viernes, de diez de la mañana a tres de la tarde. “Descubrimos que por la mañana estamos más frescos. Hemos aprendido a disciplinarnos. A eso ha ayudado el poder parar un año de girar. De haber seguido en esa vorágine, no habríamos podido. Cada uno trabaja en su casa y luego, cuando nos juntamos, ponemos todas las ideas sobre la mesa, les damos diez mil millones de vueltas, nos peleamos, nos reconciliamos y por la tarde tratamos de darle una vuelta más en casa”.

“La fuente”, del álbum “Bolsa amarilla y piedra potente”.

Los temas los firman entre todos, a partes iguales, sin importar de quién haya partido el boceto inicial. “La premisa fundamental es que en el momento en que pones tu idea encima de la mesa, ya no es tuya. Se le mete mano, se le da forma y acaba convirtiéndose en una canción que ha ido en una dirección que no te imaginabas individualmente. Eso explica también por qué hacemos algo tan original: ninguna canción termina siendo la idea primigenia en sí. Todo ha sido tan manipulado por todos que al final siempre hay algo de cada uno en las canciones”.

El toque aflamencado, que además de en los giros de Dandy es perceptible en intrincados compases y osadas estructuras, sigue teniendo presencia destacada en su música. “Para nosotros, Smash, Pata Negra… son claves en nuestra educación musical. En Sevilla se produjo un vórtice donde el blues y el flamenco se dieron la mano. Son dos ramas con raíces en la tierra que se terminan conectando. Pero luego la intención ha sido renovar la historia y fijarnos en nuestros referentes, tanto anglosajones como de la península, para hacer cosas de ahora. En realidad hacemos lo mismo que Smash y Triana, pero trayéndolo a 2024”, alegan.

“Para nosotros, Smash, Pata Negra… son claves en nuestra educación musical. En Sevilla se produjo un vórtice donde el blues y el flamenco se dieron la mano. Son dos ramas con raíces en la tierra que se terminan conectando. Pero luego la intención ha sido renovar la historia”

Mención aparte merecen sus letras, que básicamente combinan tres elementos: “Como venimos de la zona meridional de la península ibérica, estamos expuestos a la espiritualidad, la calle y la psicodelia. No hay nada más psicodélico que el flamenco y la Semana Santa”, dice Dandy. El misticismo está muy presente en “Ευλαλω (Ef Laló)”, con texto inspirado en “Las vacantes”, de Eurípides, y la leyenda del martirio de Santa Eulalia, patrona de Mérida, ciudad natal del cantante y letrista.

“Cuando vi bailar por primera vez a mi novia, que es bailarina, estaba representando ‘Las vacantes’ de Eurípides y me pareció una historia digna de contar y de traer a la actualidad, convertida en una ‘rave’ en la que mandan las mujeres y en la que te puedes buscar la ruina como te acerques”, detalla Dandy. Sobre la referencia a Santa Eulalia, revela: “Hay un fenómeno meteorológico, la Niebla de la Mártir, que ocurre en el puente de diciembre y deja toda Mérida cubierta de una niebla espesísima. La leyenda cuenta que después de que los romanos martirizaran a Santa Eulalia, que era una niña de 12 años, Dios mandó una niebla para cubrirla, y el fenómeno se sigue repitiendo”. ¿Se necesita estar bajo los efectos de alguna sustancia para escribir estas letras?, les pregunto muy en serio. “De café, básicamente. No, la única sustancia que se necesita para esto es amor por lo que estás haciendo”.

Andalucía alucinada. Foto: Alfredo Arias
Andalucía alucinada. Foto: Alfredo Arias

Más que la formación individual de cada uno –tres componentes tienen estudios, no siempre completos, de Filosofía, Filología y Magisterio; otros, de Publicidad y Administración de Empresas–, influyen en el gusto por esas temáticas tanto historias que oyen y leen como lo que pide cada tema. “De la misma manera que el proceso creativo es muy colaborativo, a medida que van creciendo las canciones vamos poniendo palabras a paisajes que van surgiendo”, dicen. También hay letras con carga social, como “Gun-Gun”, sobre el drama de los refugiados. “Si lo piensas, es una constante en la historia de la humanidad que una mujer haya tenido que salir con sus hijos corriendo de su casa porque venía el romano, el fenicio o el soldado de Israel. Tratamos de buscar un enfoque atemporal, pues darlo tan mascado rompería esa futura vida de las canciones. Son cosas que suceden cíclicamente”.

Pese a su estética rockera, dicen querer “desmitificar” la figura del músico de rock: “Parece que por cojones tienes que estar de fiesta, drogado… Son cosas que forman parte de nuestro oficio, pero estamos aquí principalmente para hacer canciones y ganarnos la vida honradamente con ellas. Eso conlleva responsabilidad, disciplina y constancia. Nuestro sueño es tocar, no estar tirando televisores por los hoteles. Si damos tres bolos seguidos, hasta el último no hay fiesta realmente”. ¿Y qué hay del tópico de las groupies? “Están, pero no es algo a lo que demos mucha importancia. Si se acerca una chica o un chico con el que puedes hablar tomándote una cerveza, pues guay, pero cuando vienen a dorarte la píldora… Además, tiene una connotación de una masculinidad muy antigua y chunga. Tratamos de ser mejor que eso. No somos hermanas de la caridad, todo el mundo se lo pasa bien, todo el mundo folla, pero hay otra inteligencia emocional”.

“No estamos en contra del reguetón ni de lo urbano. Nos parece de puta madre que si un chaval de Colombia ha vivido una situación de violencia en su barrio lo cuente con una caja de ritmos. Si eso tiene su verdad, es maravilloso. Lo que nos parece mala música es la que se hace pensando en rédito económico”

No se dejan hechizar, si aceptamos su tesis, por los clichés del rock’n’roll, postura en la que seguramente ha influido el hecho de que el éxito les haya alcanzado a los treinta y tantos. “A veces nos decimos que si esto nos hubiera pillado con 20 años estaríamos destrozados, pero como por suerte tenemos bagaje, hemos visto cómo mucha gente la ha cagado, y procuramos no hacer cagadas. Los cinco nos juntamos en Sevilla con la idea de ganarnos la vida con la música, estamos centrados y vamos todos a una con este proyecto como si fuera lo más importante que tenemos”.

Así son estos chicos de pelo largo y ropa vintage que están demostrando que conquistar al público con otro tipo de música es posible. “Lo que ha pasado es que nosotros estamos arriesgando y hacía mucho tiempo que nadie arriesgaba. Hay músicas para hacer el amor, para cocinar, para ir a un festival a pasarlo bien, como el indie… Es como en el cine: estamos hartos de películas de superhéroes, de adaptaciones de libros… Están guay, pero faltan ideas nuevas. Veo un paralelismo en general. Si fuéramos cine, seríamos Tarantino: algo que sale de dentro y resulta que conecta”, arguyen.

Unánimemente se considera a los Motoreta una banda buena, opinión que ellos no solo no discuten, sino que defienden a muerte. Están orgullosos de tocar bien y ofrecer directos que cortan la respiración. Cabe, por tanto, preguntarles qué es para ellos la mala música. Y responden: “Aquella hecha sin cariño, música inofensiva. No estamos en contra del reguetón ni de lo urbano. Nos parece de puta madre que si un chaval de Colombia ha vivido una situación de violencia en su barrio lo cuente con una caja de ritmos. Si eso tiene su verdad, es maravilloso. Lo que nos parece mala música es la que se hace pensando en rédito económico, de repercusión en redes sociales… Eso es una puta mierda”. ∎

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