El ritual de una nueva vida es posible. Foto: Òscar Giralt
El ritual de una nueva vida es posible. Foto: Òscar Giralt

Entrevista

Dorian se ponen serios

Dorian afronta la vida pospandémica con actitud aventurera: su nuevo disco, “Ritual”, supone una apertura a nuevas músicas, colaboraciones y temáticas. Es un momento ideal para charlar con ellos y que nos expliquen que, más que un cambio, la banda está afrontando un verdadero reinicio que les permita asimilar y resignificar todas estas novedades sin dejar de ser ellos mismos.

Pandemia. Cuarentena. Quedarse en casa: acompañado en el mejor de los casos, solo en el peor. Comunicarse con los seres queridos desde la distancia (y la preocupación). Hacer deporte en espacios reducidos, con entrenamientos online y garrafas de agua. Tener mucho (demasiado) tiempo para pensar. Llegar a la conclusión de que el mundo no puede seguir igual, pero tú tampoco. Que se acabó eso de quedarse en el sofá todo el día. Que tienes que salir más. Que tienes que ver más a la gente que quieres. Que tienes que conocer a más desconocidos. Que tienes que aprovechar tu vida en cuanto te vuelvan a dejar salir a la calle. Y, entonces, te dejan salir a la calle.

De alguna forma u otra, la pandemia nos cambió a todos. Y, si te cambió a ti, imagina cómo debió afectar a un grupo de música acostumbrado a vivir en contacto con el público y a nutrirse creativamente de sus viajes por el mundo. Una banda como Dorian, por ejemplo, que ha salido de la crisis sanitaria no solo con un nuevo disco bajo el brazo, sino también con un nuevo imaginario musical. “Ritual” (Intromusica, 2022) es un álbum aperturista que se muestra valiente y aventurero a la hora de saltar hacia nuevos horizontes desconocidos, ya sea con un buen plantel de colaboraciones –Lido Pimienta, Alizzz, Ana Mena, Youthstar, Pimp Flaco o Suu–, con una rista de samples que suenan a radio pirata, con una renovada playlist de temáticas sociales o con una batidora de sonoridades inesperadas provenientes de diferentes rincones del mundo.

Me reúno con Marc Gili (voz y guitarra) y Belly Hernández (teclados) –Bart Sanz (bajo) y Lisandro Montes (guitarra y teclados) son quienes completan la alineación del grupo– para hablar de este disco de Dorian que tanto suena a nuevo comienzo. Acabamos sentados en un bar de ambiente británico que casa a la perfección con las pintas de cerveza que no tardan en servirnos: negra para Marc, IPA para Belly y para mí. Empezamos a charlar e inmediatamente queda claro que Marc responde a mis preguntas desde la cabeza y Belly desde el corazón. Será por eso que sus discursos se complementan tan bien y se trenzan de forma tan natural. Pero lo que está claro es que ambos ríen con frecuencia y al unísono. Y eso siempre ayuda a que una entrevista fluya.

Lisandro Montes, Belly Hernández, Marc  Gili y Bart Sanz. Foto: Òscar Giralt
Lisandro Montes, Belly Hernández, Marc Gili y Bart Sanz. Foto: Òscar Giralt

En “Ritual” hay una sensación de nuevo comienzo, de punto y aparte, de reinicio para Dorian.

Marc: Desde luego. Es la primera vez que nos aventuramos realmente a introducir en el sonido de Dorian ciertos ritmos y sonidos que hemos ido interiorizando a lo largo de nuestros viajes por el mundo. Una cosa es escuchar música de todas partes y de todas épocas, y otra cosa es drenarlo, interiorizarlo y que salga a la luz en tu propio sonido.

Curiosamente es algo que hacéis justo cuando muchas personas también hicieron un reset tras replantearse su propia vida durante la cuarentena y llegar a la conclusión de que las cosas no podían seguir igual.

Marc: Sí. Mientras estábamos haciendo las letras de este álbum sentía la necesidad de cambiar el sujeto de muchas de las letras, del “yo” al “nosotros”. Y esto es directamente consecuencia de la pandemia, donde se ha visto claramente que, si no afrontábamos este problema como comunidad, poniendo lo común sobre la mesa, no íbamos a salir de ahí. El individualismo no ha tenido lugar durante la pandemia. Ha sido el “nosotros” el que ha salido a la luz. Empecé a tener muchas ganas de reflejar en las letras del álbum los fenómenos sociales que estamos viviendo. En otros discos las letras de Dorian exploraban temas como la fragilidad del ser humano, la noche… Temas del yo, el ego, el egotrip. En cambio “Ritual” gira la mirada hacia la sociedad, hacia el “nosotros”. Estamos contentos de dar este paso. No solo yo como letrista, sino que toda la banda tenía ganas de este cambio.

Belly: También en la forma de hacer música. Hay un trabajo de investigación, de exploración, de buscar formas de hacer que no son las más habituales en nosotros. Ya por una necesidad creativa. Es muy fácil hacer lo mismo siempre, pero lo guay es atreverse con cosas nuevas. Para nosotros, además, asimilarlo bien era muy importante: que en la música haya naturalidad y no suene como un trabajo de probeta.

Marc: Una de las cosas que más nos ha divertido en “Ritual” es hacernos la pregunta que se hacen los guionistas antes de empezar una obra: ¿Y si…? ¿Qué pasaría si…? ¿Qué pasaría si Dorian metiera un beat caribeño y lo mezclara con french touch? Pues, ¡pum!, sale “Lento”, que es una colisión entre dos continentes: entre el house francés y sonidos similares a los de Bomba Estéreo. ¿Qué pasaría si metemos un rap en inglés en un tema de Dorian? ¿Qué pasaría si…?

“Lo que teníamos en mente era intentar reflejar los sonidos y los idiomas que escuchas por la calle en una ciudad como Barcelona, Ciudad de México o Londres. Es una reivindicación de la idea de cosmopolitismo como opuesto a ultranacionalismo o fascismo”

Marc Gili

Una cosa que contribuye a la naturalidad del conjunto y que parece especialmente trabajado en “Ritual” es la sensación de fluidez: las canciones fluyen de forma natural.

Marc: Hay muchísimo trabajo. Este disco va un poco a la contra de lo que exige la industria musical ahora mismo, que es que hagas temitas sueltos uno detrás de otro, los vayas sacando cada mes en formato single y luego los recopiles todos en un álbum. Pero “Ritual” es un álbum pensado para ser escuchado como tal. En este sentido, nos importa muy poco cuál sea la tendencia de la industria musical ahora mismo. Queremos defender y reivindicar el formato álbum. ¿Y cómo lo hemos hecho? Hay un concepto que atraviesa todo el disco: la idea de crossover. Y también están los samples en diferentes idiomas, que van conectando las canciones de tal manera que el oyente va haciendo un viaje por el mundo. Este es otro factor que invita a ese relato de continuidad. Y, por último, el tracklist ha sido muy meditado. Está pensadísimo, de tal manera que las canciones tengan el máximo de conexión orgánica entre ellas.

Pero, a la vez, hay temas que los sacas del disco y son hits por sí solos.

Marc: Una cosa no quita la otra. Tampoco es un álbum conceptual.

Belly: Pero es un disco que lo entiendes cuando lo escuchas entero. Es entonces cuando atas las piezas y todo te encaja. Además es que trabajamos muy a fuego lento: todo surge de forma muy espontánea, pero después nos tomamos mucho tiempo. El espíritu de cada canción es distinto. Sí que es verdad que las canciones tienen mucha entidad, pero eso me hace sentir muy orgullosa y es algo que cualquier banda que se precie debe tener: su sonido, su huella. Enseguida sabes que es una canción de Dorian. Tenemos una marca, y eso es una gran suerte porque nos permite mucha flexibilidad y libertad.

Dorian & Ana Mena: “No dejes que pase el tiempo”.

Por cierto, ¿por qué el título “Ritual”?

Marc: El título se me ocurrió en plena pandemia. Andaba por la calle justo después del primer confinamiento y empecé a reflexionar. Me di cuenta de que a causa de la crisis sanitaria nos habían prohibido lo que más felices nos hace a los seres humanos: encontrarnos con la comunidad, con el otro. Luego empecé a reflexionar sobre cuáles son los momentos más importantes en la vida de una persona, y casi siempre están involucrados dos conceptos: el “nosotros” y el ritual. Cuando celebramos un cumpleaños, hacemos un ritual. La llegada del año nuevo la celebramos con un ritual. Un funeral es un ritual. Una boda es un ritual. Y, finalmente, un concierto, un festival, un club de música son un ritual. El ritual es un concepto que tiene una fuerza tremenda porque apela a la comunidad y al “nosotros” en contraposición a la imposición de la alienación y el individualismo del metaverso al que nos está empujando la tecnología. Me parecía que “Ritual” era un título perfecto para un álbum pospandémico. ¿Dónde nos vamos a encontrar? En el ritual de los festivales, los conciertos, la catarsis del baile… Ahí nos vamos a ver.

¿Hay en el disco un concepto de “viaje”?

Belly: Para mí, sí.

Marc: Bueno, más que concepto de viaje… Lo que teníamos en mente era intentar reflejar los sonidos y los idiomas que escuchas por la calle en una ciudad como Barcelona, Ciudad de México o Londres. Es una reivindicación de la idea de cosmopolitismo como opuesto a ultranacionalismo o fascismo. El álbum tiene tantos samples de idiomas diferentes porque queríamos reivindicar la idea de cosmopolitismo y de aldea global como lo opuesto a las tonterías de la ultraderecha. La ultraderecha defiende la idea de terruño, la pureza de las razas y las comunidades y, por lo tanto, el distanciamiento entre culturas. Mientras que, desde un punto de vista filosófico, el cosmopolitismo reivindica todo lo contrario, la idea de que, cuanto más juntos y mezclados estemos, más nos conoceremos entre culturas, razas y religiones. Cuanto más nos conozcamos, menos enemigo nos parecerá el vecino. Más que un viaje por el mundo, lo que plantea es la idea de viaje por una ciudad global.

“Viajar te abre la cabeza, te da una perspectiva global muy grande sobre todo lo que nos une. Es muy fuerte conocer países de la manera que lo hemos hecho nosotros: girando. Igualmente, ahora es cuando por fin tenemos la perspectiva necesaria para relatar ciertas cosas”

Belly Hernández

¿Nace este concepto de vuestros viajes por el mundo?

Belly: Viajar te abre la cabeza, te da una perspectiva global muy grande sobre todo lo que nos une. Es muy fuerte conocer países de la manera que lo hemos hecho nosotros: girando. Igualmente, ahora es cuando por fin tenemos la perspectiva necesaria para relatar ciertas cosas.

Marc: “Ritual” es un producto directo de nuestros viajes. También es un triángulo con tres lados. Por un lado, encontramos la parte europea de nuestro sonido de siempre, synthpop y new wave. Por otro lado, América Latina, con ciertos beats latinos que aparecen en varias canciones pero también en invitados como Lido Pimienta. Y, por último, hemos viajado bastante a Estados Unidos: hemos estado cinco veces en cuatro años con una pandemia de por medio, lo que es mucho. Y, al final, ha acabado impregnando la parte de la cultura del sampling del hip hop. Allá escuchamos mucho hip hop y trap. Ha sido muy determinante en nuestra apertura de mente con respecto a la ambición creativa con este disco: Estados Unidos es un país que te enseña que puedes hacer lo que tú quieras. Y esto ha influido en nuestras ganas de abrirnos y de encontrar nuevos caminos para Dorian.

Bueno, en cuanto a la ambición creativa que mencionas, siempre ha estado presente en Dorian, ¿no?

Belly: Sí, somos seres curiosos y escuchamos música de todo tipo. Somos muy desprejuiciados y trabajadores. Nunca hemos tenido miedo a probar.

Marc: También hay que decir que, en este álbum, Belly y Lisandro han pegado un salto como productores. Obviamente, como siempre, hemos contado con otros productores como Alizzz, Sergio Acosta del grupo Zoé de México y Alex Ferrer, mezclador de Delorean, C. Tangana y We Are Standard. Pero los jefes en la producción han sido Lisandro y Belly. Lisandro ha pegado un subidón impresionante como productor de bases de sintes, y Belly que se ha convertido en una verdadera experta en producción moderna de voces.

“Nos apetece cagarnos en lo que no nos gusta de la sociedad actual”. Foto: Òscar Giralt
“Nos apetece cagarnos en lo que no nos gusta de la sociedad actual”. Foto: Òscar Giralt
Hasta ahora hemos hablado del reset musical que supone el disco, pero también existe a nivel de temáticas. Hay varias importantes, pero la que parece tener más importancia es el capitalismo.

Marc: No es un álbum anticapitalista, porque estamos dentro del capitalismo y no hay otra. Pero sí que apela a la necesidad de combatir lo más siniestro del capitalismo, que sería la parte que nos empuja a la alienación, a la hiperproducción y al turbocapitalismo. Esa parte es perversa y nos quita tiempo hasta para dormir y estar con la familia. Nos apetece cagarnos en lo que no nos gusta de la sociedad actual. Pero, si bien es un álbum crítico, no es nihilista, desesperanzado ni desasosegado. Al revés. Llama a abrir los ojos y combatir aquello que no nos guste de la realidad. Por ejemplo, “Lento” apela directamente a que no nos desesperemos cuando tengamos la sensación de que los cambios en la sociedad avanzan lentamente. Si miramos en retrospectiva, veremos que en los últimos 30 o 40 años la sociedad ha cambiado para bien en muchos aspectos: hay menos machismo, homofobia y xenofobia. ¿Que seguimos teniendo estos tres monstruos entre nosotros? Sí, pero cada vez son más pequeños. Nos interesaba que habláramos de ese “nosotros” colectivo y de las cosas que nos molestan de la sociedad actual, pero también poner de manifiesto las cosas que nos parecen muy positivas en el mundo actual.

También lanzáis una advertencia directa sobre la gentrificación. Y esto me parece loquísimo porque en mi vida hubiera pensado que escucharía la palabra “gentrificación” en un disco pop.

Marc: Es divertido que en la letra y la música de ciertas canciones del álbum jugamos con la idea del contrapunto. Si yo hago una letra de denuncia y le pongo por debajo una metralla muy agresiva como música, voy a obtener un cierto impacto, pero limitado a que estés abierto a escuchar ese tipo de discurso. En cambio si estoy jugando con un tema que te hace partícipe de una catarsis de baile y euforia, pero te lanzo una letra sobre la gentrificación o el racismo, el desgarro que se crea en el oyente es mucho mayor. Ese discurso te va a entrar mucho más potente, porque estoy jugando con el contrapunto de la luz y la oscuridad. “Ritual” juega a lanzar ciertas reflexiones desde la catarsis de la pista de baile.

“Techo de cristal” se atreve con el feminismo, “Dual” con la bisexualidad y “No dejes que pase el tiempo” habla de la necesidad de la comunicación en la pareja para evitar la toxicidad. ¿Estamos ante un disco contra el heteropatriarcado?

Marc: Sí, desde luego. Entendemos el heteropatriarcado como el modelo de sociedad que pone al hombre blanco heterosexual en el centro y, a su vez, el heteropatriarcado es lo que defiende la extrema derecha. Así que por supuesto que estamos en contra de esa idea. ∎

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