Tras definir y asentar un sonido en sus dos primeros discos, los británicos lo exprimieron en el tercero para poder pasar a otra cosa. Hoy publican “CRAWLER”, su cuarto álbum de estudio, donde IDLES encuentran nuevas maneras de ser IDLES: ruido con diferentes registros y velocidades; vulnerabilidad y autoaceptación, esta vez partiendo de un relato oscuro de adicción y traumas.
Empecemos por el final: a pesar de todo, la vida es bonita. El que haya seguido la trayectoria de IDLES sabrá a estas alturas por qué Joe Talbot (voz) necesita reafirmarlo en “The End”, la pieza que cierra “CRAWLER” (Partisan-[PIAS] Ibero América, 2021), la nueva entrega de los de Bristol. Al resto de mortales, tras año y medio de pandemia, no es que nos venga mal tenerlo presente. Mark Bowen, guitarrista de la formación, es de los que cree que no hay mal que por bien no venga. “El confinamiento nos permitió resetear. Nos permitió moldear nuestras intenciones como banda y saber hacia dónde nos queríamos dirigir como compositores y como gente que hace música”, cuenta recostado desde el tour bus en Arizona.
Puesto en perspectiva, hablamos de una banda –completada por Lee Kiernan (guitarra), Adam Devonshire (bajo) y Jon Beavis (batería)– que venía ofreciendo unos 180 recitales al año. “Nuestra manera de sobrellevarlo fue escribir y grabar un nuevo álbum. Tomamos la decisión muy al principio del confinamiento. Sabíamos que no íbamos a poder dar conciertos durante un buen tiempo, así que la única cosa sobre la que todavía teníamos el control era grabar música nueva. Nos entregamos a ello y compusimos ‘CRAWLER’”. El cuarto trabajo de estudio de los británicos llega apenas un año después de su predecesor. “No íbamos a hacerlo”, confiesa Bowen. “Nos íbamos a dar un tiempo. Íbamos a girar con ‘Ultra Mono’ (Partisan, 2020) durante dos años y después a dejar pasar un tiempo hasta que hiciéramos algo como IDLES de nuevo”.
“CRAWLER” relata los años más oscuros de la vida de Talbot, aquellos en los que fue –y se comportó como– un adicto. Lo oímos escarbar en su memoria personal, tomando como punto de partida los problemas de su madre con la bebida. De aquellos barros, los lodos que conocimos a través de “Brutalism” (Balley, 2017), una obra que lidiaba con el duelo que trajo consigo su fallecimiento. A diferencia de trabajos anteriores, esta vez el registro interpretativo de Joe es mucho más variado –reconvertido por momentos en crooner punk– y hay una intención narrativa en los textos. “Al haber sido compuesto en confinamiento, hubo mucha introspección. Nos centramos mucho más en la composición y, especialmente en lo que a mí respecta, nos centramos en la producción como un medio al servicio de la composición. Todo ello llevó este álbum en una dirección muy diferente y nueva para nosotros”, afirma. “El contexto de ‘CRAWLER’ es el de una obra que escuchas sentado, con auriculares o a través de unos altavoces. Eso implica que podemos encararlo cuidando más los matices, con más magia sónica y lírica, dejando mucho más margen a los oyentes para que decidan”.
“Para mí, una de las claves era tomar el control de la producción”, sentencia. Aunque ya empezó a meter mano en el anterior disco, aquí firma como coproductor junto a Kenny Beats. “Ser responsable de cómo suena este álbum y de cómo se concreta implica que ahí no hay una brecha y que no se han hecho concesiones. Diría que ‘CRAWLER’ es, probablemente, nuestro disco más logrado a nivel de sonido y nuestro trabajo más musical. Hasta ahora habíamos puesto el foco en la violencia a través del ruido”.
Escuchando “CRAWLER”, queda claro que tenían la necesidad de avanzar, algo que confirma rotundamente el guitarrista y productor. “Con ‘Ultra Mono’ ya habíamos tomado la decisión consciente de que ese era el último álbum de ese tipo que hacíamos. Íbamos a crear esa caricatura de IDLES, una versión prototipo de la banda, para no volver nunca más a eso. No volveremos a hacer un álbum que se limite a eso”. Preguntado acerca de si “Ultra Mono” fue un disco incomprendido, Mark Bowen se detiene y piensa durante unos largos instantes. “No incomprendido. Se cometieron errores en el proceso de composición y lo fiamos mucho a que la gente entendiera nuestro contexto. Y, además, fue desprendido justamente de eso. Escribimos esas canciones para que fueran interpretadas en salas con aforo para 2000 personas, como esta que tengo detrás. Las baterías bombásticas, las guitarras y los bajos grandilocuentes están ahí para rebotar en una gran sala y para encender a las 2000 personas que tienen delante”.
“Las letras tienen mucho más sentido cuando hay 2000 personas cantando en una sala”, prosigue. Los textos de “Ultra Mono” fueron concebidos en su mayoría en el propio estudio de grabación, ganando en ligereza a través de repeticiones u onomatopeyas. Un movimiento cuando menos atrevido si te dispones a disertar sobre asuntos tan espinosos como austeridad, consentimiento o inmigración. “Ese contexto desapareció, así que, en ese sentido, sí fue incomprendido. Aprendimos muchas lecciones a través de ‘Ultra Mono’, pero no cambiaría nada de lo que hemos hecho porque hemos salido de todo esto haciendo ‘CRAWLER’, que es un álbum mucho, mucho mejor. Cometimos errores, se entendió de la forma que se entendió, pero aprendimos de todo aquello, que es lo importante”.
Su autenticidad y sinceridad han sido cuestionadas hasta la extenuación, hasta el punto de que parecían condenados a tener que justificar cada declaración o gesto que hicieran. Pese al mensaje de amor y autoaceptación imperante en el discurso de IDLES, el tono de la anterior campaña promocional acabó siendo marcadamente agrio debido a las múltiples polémicas en las que se vieron envueltos. “Como te decía, aprendimos muchas lecciones”, reflexiona. “Creo que Joe está en un lugar muy diferente. Estaba muy a la defensiva, enfadado, y así lo exponía en su arte y también lo expuso durante la campaña. Así es como siempre hemos sido, somos honestos. Somos honestos acerca de quiénes somos en ese momento concreto”.
La aparición de unas vallas publicitarias con el mensaje “In spite of it all, life is beautiful” daba el pistoletazo de salida a la presente campaña de promoción. ¿Declaración de intenciones? “Queremos retratar quienes somos en ese determinado momento. Basta con escuchar ‘CRAWLER’ para saber que venimos de otro lugar, que lo enfocamos desde otro ángulo”, sostiene. “Esa frase encapsula perfectamente cómo nos sentimos ahora mismo: a pesar de todo, la vida es bonita. Cometimos errores por nuestra parte, pero estamos aquí para escuchar, estamos aquí para compartir la belleza en lugar de estar enfadados”.
El primer concierto de IDLES tras el confinamiento fue en The Louisiana, una sala de Bristol con capacidad para 150 personas. “Es donde nos fogueamos. El segundo concierto de nuestra historia fue ahí. Sin salas pequeñas, bandas como nosotros no se hacen grandes. Una banda como nosotros, como Fontaines D.C., como Sleaford Mods…, eso no se origina en un recinto para mil personas, eso empieza enfrente de 20 personas en una sala para 100 y va calando”. Consciente del crítico momento que atraviesa el circuito, denuncia que “estos espacios apenas están teniendo apoyo por parte del gobierno. Su supervivencia pendía de un hilo, así que poder volver y asegurarles dos conciertos con todo vendido es una manera de apoyarles y de concienciar a la gente. Para nosotros es realmente importante, porque tu nueva banda favorita estará tocando en una de esas salas próximamente”.
IDLES siempre se han mostrado conscientes de sus privilegios y han usado su plataforma para tratar de cambiar lo que estaba a su alcance. Su inminente tour europeo, en el contexto pos-Brexit, en el que los artistas pequeños no pueden costearse salir de gira debido al alto coste de los trámites burocráticos, cobra una importancia doble. Esta vez, sí, se echarán a la carretera arropados en su mayoría por mujeres. Bowen se sincera al respecto: “Con anterioridad hemos sido criticados, con razón, porque no usábamos nuestros ‘teloneos’ de manera eficiente para ofrecer esa plataforma a artistas que normalmente no disponen de esas oportunidades. Ahora damos conciertos en recintos grandes y tenemos la posibilidad de que dos bandas abran para nosotros, así que eso estamos haciendo. Estamos escuchando, estamos atentos a lo que ocurre por ahí. Joe y Dev están realmente implicados en seleccionar a esos artistas, porque están muy pendientes de lo que es nuevo, de lo que es estimulante, de lo que es avanzado y de lo que ocurre en la escena. Y estás en lo cierto, es una oportunidad para llevar a bandas por ahí. Girar por Europa resulta casi imposible para artistas británicos y existe un gran interés por ellos en Europa, así que es vital que los llevemos con nosotros”.
Producir a otros artistas sería una buena manera de apoyar a la escena. Sobre si entra en sus planes a corto plazo, no duda lo más mínimo: “Al 100%. Lo que he descubierto a través de ‘CRAWLER’ y del anterior disco de IDLES es que, en realidad, soy muy buen productor. Es algo que realmente me interesa y creo que soy realmente bueno en ello. Así que sí, definitivamente, si hay alguna banda por ahí que quiera contactar conmigo, que le envíe un correo a mi management. ¡Soy barato!”. ∎