Rockdelux al habla con Isabella Lovestory. Ella saluda desde la parte de atrás de la pantalla, formando un corazón con los dedos al estilo k-pop, mientras su mánager le cede los auriculares. “Me encanta La Zowi, cuando salió me obsesioné completamente con ella”, afirma. Era fácil averiguarlo: uno de los singles de “Vanity” (Giant, 2025), su reciente trabajo, lleva como nombre “Putita Boutique” y en él la hondureña fantasea con una tienda de ropa, entre el estilo gyaru de Harajuku y el chonismo moderno, que “te ayuda a ser más puta”. Esa resignificación del término que sigue la estela de La Reina del Sur es una de las muchas razones por las que Lovestory ha sido catalogada como una de las principales voces del neoperreo, esa mirada al reguetón tradicional desde una perspectiva experimental, digital, queer y feminista. Sin embargo, por momentos se siente más cercana a la PC Music, el glitch o el j-pop: la artista nació en Honduras pero a los 13 años se mudó a Estados Unidos. Actualmente reside en Canadá: una trayectoria vital que ha modelado tanto su sensibilidad estética como su posicionamiento cultural, siempre en medio de todo.
Quizá por haber crecido fuera, Isabella Rodríguez Rivera se reconoce orgullosamente latina, al mismo tiempo que ha incorporado imaginarios y sonoridades que trascienden las coordenadas geográficas del reguetón. Por un lado, su hibridez artística es el reflejo de una exposición temprana a escenas diversas y un ejercicio constante de traducción cultural; por otro, ha sido precisamente esa condición de outsider que arrastra desde la infancia la que ha terminado por situarla como una suerte de diva improbable entre los rara avis del instituto y los friquis que se pasan la vida en Tumblr.
“Vanity” es su tercer disco, un trabajo mucho más introspectivo en el que se acerca a los artistas que marcaron su adolescencia: hay ecos de Pixies o My Bloody Valentine en su shoegaze gótico pero, a la vez, latino. “Vanity” se canaliza a través de un personaje inspirado en el emo y el anime, a través del cual Lovestory expresa sus necesidades más superficiales, definido como “la zorra codiciosa que ha lanzado un hechizo de amor entre el espejo y yo.... El hermoso diablo en mi hombro que nunca deja de susurrar que necesito más brillo de labios, más botoxxx, más actividades ilegales, más perfume, más basura, más todo…”. Entre la nostalgia adolescente y la hiperfeminidad digital, Isabella Lovestory parece habitar su etapa más introspectiva. Sin embargo, encuentra identidad no en la pertenencia, sino en la anomalía dentro de cada grupo: si todos van de negro, ella irá de blanco. Un poco otaku, un poco emo, un poco gótica… Lovestory habita el margen del margen, donde ser diferente es la única forma de encajar.
¿Quién es Vanity?
Vanity es una diablita que vive en mi hombro, y también es una caricatura, un personaje que me he inventado. Quería canalizar ese sentimiento en un dibujo y de esa manera convertirlo en una broma. Ese sentimiento tan oscuro de la vanidad… quería hacerlo más chistoso.
En tus canciones casi siempre eres una diabla. ¿Quién es Isabella Lovestory cuando sacas todo eso y lo metes en un frasco? ¿Qué queda en ti?
Siento que con este disco soy especialmente yo y, además, más suave, más vulnerable y más introspectiva. De esta manera puedo hablar de este lado más oscuro de una forma más chistosa y también más fácil. No sé, me siento más behind the scenes que nunca en esta etapa. Y siento que así puedo expresarme mejor. Tener esa distancia me permite proyectar mis emociones de otra forma, ¿sabes?
¿Sientes la necesidad de no exponerte tanto?
En realidad siempre he estado behind the scenes en todo… Soy la que dirige todos mis vídeos, la que los edita y la que lleva la dirección creativa de todo, aunque eso quizás la gente no lo sepa, pero es lo que más me gusta. Me encanta todo lo visual y me encanta estar en control de todo. Entonces siento que, si Vanity es mi cartoon, puedo controlarla sin tener complejos… como podría pasar si fuese yo, además de todo, la protagonista. Con este disco estoy siendo más emocional y mostrando otros tipos de género que nunca había hecho antes. Otros lados que son menos… neoperreo vibes. Quiero mostrar toda mi versatilidad. O sea, el reguetón también me encanta y me gusta tener ese contraste de letras emocionales con beat agresivo, o letras agresivas con un beat suave. Estoy supernerviosa con la reacción de la que la gente a mi álbum, porque estoy haciendo cosas que nunca se han visto de mi personalidad.
¿Cuál ha sido el punto de inflexión en tu vida que te ha llevado hasta aquí?
El género que más he escuchado en mi vida es el shoegaze. Mi grupo favorito es My Bloody Valentine y, en general, la música superalternativa. También el reguetón, obviamente, pero lo que me gusta es ser capaz de combinar esas dos cosas y hacer algo superalternativo, experimental y mainstream a la vez. Y con este álbum quise enseñar mis gustos más raros.
El imaginario visual de tu nuevo disco me recuerda muchísimo a “Madoka Mágica”…
Ay, esa serie no la he visto, pero sé cuál es, amo el anime.
La serie es chulísima, y al final trata sobre unas magical girls al uso, pero muestra un lado mucho más oscuro y turbio de ser-una-chica-superpoderosa, que no suele verse en otros animes. Esto me hizo pensar en la vanidad, un tema que siempre has exaltado mucho en tu discografía. ¿Dirías que en este disco hay una mirada más crítica hacia ese sentimiento, o incluso hacia ti misma?
Sí, totalmente. Me interesa mucho ese contraste entre lo brillante y lo oscuro. Me gusta combinar esas dos cosas, generar esa tensión entre temas bonitos y otros más densos o inquietantes. Esa dualidad me inspira mucho, y sí que he partido de un anime para inspirarme, entre otras cosas, que es “Revolutionary Girl Utena”. No sé si conoces ese anime.
Ay, no, me lo apunto…
Es superhermoso, lleno de rosas, princesas… pero al mismo tiempo trata temas muy tabú y tiene un punto casi absurdo. Esa mezcla me parece fascinante y en este álbum hay mucho de eso: tensión entre opuestos, también a nivel sonoro. La vanidad, por ejemplo, me parece un tema muy bello, muy estético, pero al mismo tiempo es algo oscuro. Es un pecado y eso me encanta: explorar lo visual, lo sonoro, lo emocional… siempre desde ese juego de contrastes.
¿Y dónde crees que está el mayor contraste de tu nueva etapa?
Pues es cierto que este álbum es super dream pop, pero quería experimentar también con el j-pop y con música más electrónica. Buscaba un sonido j-pop que fuese gótico y a la vez sexi. Me encanta hacer collages con mi música, es parecido a lo que se hace en el k-pop, que es como un Frankenstein que termina siendo una sola cosa. Diferentes partes de un robot.
¿Qué es lo que has estado escuchando últimamente para inspirarte?
Perfume siempre. Amo Perfume, super super inspo para este álbum. Me encantan también las Babymetal, ellas son supercute pero a la vez superduras. Como Malace Micer, que también lo he escuchado un montón mientras componía el álbum… Me encantan sus looks y cómo los combina con un sonido gótico-romántico. Y también Capsule.
Me encanta, es todo música para bichos raros. Sin embargo, lo que describes es una escena, tanto de artistas como de oyentes, muy poco enfocada en la sensualidad…
Ya… Yo tengo ese lado nerdo, pero también me encanta ser sexi. Sé lo que dices. Siempre he tenido ese lado geeky, siempre he pasado un montón de tiempo en internet, pero es verdad que es una escena muy asexual… A la vez, ahorita todo el mundo es muy complejo. Hay mucha gente que tiene esos dos lados. En nuestra generación hay un montón de nerdas que también son sex workers. La gente es un poco más complicada que antes y a mí me gusta todo lo que es anormal.
Entonces, supongo que te sentirás fuera incluso de esos grupos sociales que ya viven en los márgenes.
Siempre me he sentido así, que no encajo ni en el grupo de los raros. Creo que hay mucha gente que se identifica con eso, así que ellos y yo hemos creado nuestro propio grupo de outsiders. Yo siempre soy auténtica en lo que hago y mis amigas son iguales en la vida… Siempre nos hemos sentido como una pick me girl. ¡Pick me, girl!
¿Crees que tiene que ver con que nunca has tenido un sentimiento de pertenencia grande hacia nada? Desde muy pequeña viviste en una cultura opuesta a la tuya.
Sí, sí, sí, exacto. Aunque también me sentía diferente en la escuela de Honduras. Me mudé a los 13 años a Virginia y era drásticamente distinto. Siempre me sentía sola y estuve un montón de tiempo en internet. De hecho, conocí a todos mis amigos en Tumblr y en Instagram. Nunca he pertenecido a un grupo y eso me hizo sentirme empoderada… Y estar empoderada me ayudaba a no sentirme triste. Ahora me encanta no encajar, porque puedo jugar a exagerarlo todo en mi música.
Y si dejas el reguetón de lado, ¿dónde muestras tu latinidad en este trabajo?
El reguetón siempre va a estar en mi ADN, y a la vez quiero subvertir el estereotipo. La gente piensa que latino es igual a reguetón, y hay latinas góticas, hay latinas nerdas… Me gusta tener ese lado camp y hacerle chiste a eso.
“Telenovela” es un buen ejemplo de ello…
Yo crecí viendo telenovelas, crecí viendo “Floricienta”… Y ese humor es absurdo y camp. Me encanta esa vibe porque es muy subversiva… coger un beat de reguetón para hablar de algo que no pega. Por ejemplo, me encanta Mecano porque las letras hablan de maquillaje o de ropa o de cosas así… Hacer poesía de cosas inesperadas.
Y en esa poesía seudotonta, ¿cuánto de absurdo hay y cuánto de mensaje político?
Creo que todo lo que hago es absurdo porque la vida me parece absurda. Pero a la vez siento que existir siendo yo es político en sí mismo, ¿me entiendes? Ser orgullosamente diferente, hacer lo que me da la gana, sentirme más punk… Mi política es ser absurda. ∎