María Rubio y Raquel Rubio.
María Rubio y Raquel Rubio.

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Las Nietas del Charli: naturalidad

Siempre hay nuevas vías para encontrar inspiración en lo ya conocido. Aún se puede extraer belleza de lo ancestral, de aquello que se siente pegado a la tierra, a ese poderoso sentimiento que hace del folk una de las vías de expresión musical más puras. Este dúo de hermanas jovencísimas busca y encuentra sin necesidad de alardes ni artificios sónicos. Ellas rezuman arte, autenticidad y un talento innato.

Hay una historia muy buena que me encanta contar cuando encuentro la oportunidad en algún sarao interesante. La escuché hace años por boca del productor y amigo Emilio Mercader. Él la cuenta mucho mejor que yo. Por lo visto, el cantaor El Cabrero estaba en medio de su prueba de sonido en un concierto en una plaza de toros, y no terminaba de estar a gusto con el sonido. Pidió al técnico que se acercara hasta él. Imaginad al Cabrero, un artista al que basta con ver los surcos marcados en su cara para saber que está para pocas tonterías. Sentao en la silla pa cantar, con su típico sombrero en la cabeza. El técnico, un inglés trabajando en España, se agachó para ponerse a la altura del cantante, que comenzó a hablar. “¿Tú has sentío alguna vez la brisa de la mañana?”, dijo. “Cuando los pajarillos empiezan a cantar y el sol comienza a verse a lo lejos”, continuó. El chico, cuyo nombre desconozco, asentía intentando entender el sentido de aquello. Su cara era de extrañeza total, pero también de atención. Hubo un pequeño silencio mientras El Cabrero esperaba una respuesta. “Eeeeh, sí, sí, claro”, dijo el técnico con marcado acento inglés. Entonces, el cantaor remató: “Pues justo así es como quiero sonar yo”.

He marcado un punto y final porque así es como creo que podría terminar la historia, pero lo cierto es que tiene una especie de bis, como en los conciertos. Nuestro técnico, ya sabéis, el chico inglés de la historia, volvió a su puesto tras la mesa de sonido y subió varios puntos el efecto de reverberación. Solo eso. Nada más. El Cabrero cantó un tiento rápido y, acercándose un poco más al micrófono, sentenció. “Ahora”, dijo. Fin.

Música sin artificios.
Música sin artificios.

Todo esto lo cuento porque a esto tan libre y salvaje pero también difícil de definir es a lo que suenan Las Nietas del Charli. Lo dice hasta su nombre, que es lo más natural del mundo: son las nietas del Charli. No DE Charlie, sino DEL Charli. Sus canciones suenan a mañanas en el campo, unas veces tristes y otras alegres. Hay por ahí rulando un vídeo que alguien del público grabó con un móvil en el que aparecen cantando en el patio de algún lugar en Don Benito (Badajoz). Quienes asisten al concierto, sentados en sillas de plástico, son las gentes del pueblo. No hay atisbo de glamur, pero, quizá precisamente por ello, todo resulta absolutamente auténtico. Son los vecinos mayores de un pueblo extremeño. Lo sé, los reconozco, son como mi propia familia. Una de las chicas toca la guitarra, la otra el pandero cuadrado. Las dos cantan y sus voces se entrelazan y avanzan con ricas armonías. No necesitan nada más para recibir el aplauso cerrado y sincero del público.

Se llaman María y Raquel, se apellidan Rubio. Son hermanas, de Madrid. El pasado 19 de diciembre lanzaron su primer single, “Palabras”, en el que una guitarra clásica rasgueada abre la puerta a sus voces armonizadas. “Aquí traigo estas palabras / que no se pueden quemar / No se marchan aunque grites / saben de tu soledad”, dicen en sus primeros versos. A esta canción le siguió, el 24 de enero, “Profecía”, otra joya tan emocionante que mucho tienen que cambiar las cosas para que no permanezca en mi top cinco de canciones del año. Y el pasado día 14 de feberero entregaron “Melancolía”. Las tres canciones presagian un primer EP –“Faro”, previsto para el 15 de marzo– repleto de maravillas.

Propuesta natural.
Propuesta natural.

¿Y a qué suenan Las Nietas del Charli? En la escasa información sobre el grupo que pulula por ahí se menciona al sueco José González y al dúo de argentinas Perotá Chingó como sus dos influencias más reconocibles, y por supuesto que algo de eso hay, sobre todo en el uso de la guitarra acústica –clásica en su caso– como instrumento principal. Pero me gusta pensar en ellas como unas Vainica Doble en proceso de desarrollo, aún sin la sofisticación musical de aquellas pero ya con la profundidad en el mensaje y una marcada vena poética que las distingue del gran pelotón de nuevas propuestas del 2024.

Otro de sus rasgos característicos, que las separa de la inmensa mayoría de los nuevos proyectos que están naciendo cada semana, es por supuesto su renuncia a la electricidad y su apuesta por lo acústico y por la expresividad de sus voces. No tienen nada que ver con el pop porque su filiación al folk parece clara, pero sus melodías bien podrían pasar por un rock de autor oscuro y tremendamente hermoso.

Con estas tres canciones han llamado la atención de todos aquellos que buscan nuevo talento entre la gran cantidad de propuestas musicales que aparecen cada semana. Pareciera que en su caso la música fluya sin esfuerzo de un lugar profundo, y esa es una cualidad reservada solo a los artistas verdaderos. Si las buenas canciones son una combinación de letra, música y esa otra cosa que nadie sabe lo que es, Las nietas del Charli lo tienen. Por todo ello, merecen la mejor de las suertes en esta nueva aventura que está a punto de comenzar. ∎

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