Rock y psicodelia con alma.
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Entrevista

Los Espíritus, el rock como alimento del alma

La banda argentina de rock psicodélico Los Espíritus arranca pasado mañana, 2 de octubre, una gira española de presentación de su álbum “La montaña” que los llevará a Madrid (2), Valencia (4) y Barcelona (5). Conversamos con su líder, Maxi Prietto.

En 2019, Maxi Prietto –cantante, guitarrista y líder de Los Espíritus– tuvo tres denuncias anónimas en redes sociales por supuestos abusos sexuales. Aquello provocó –tras mucho revuelo– la salida de dos músicos de la banda. Prietto emitió un comunicado en su perfil de Instagram en el que pidió disculpas, dando a entender que quizá su comportamiento no fue siempre correcto al respecto, pero aseguró que no cree que los testimonios coincidieran fielmente con los hechos.

En “La montaña” (Alto Valle, 2023), sexto disco en estudio de Los Espíritus, el grupo formado por Prietto, Pipe Correa (batería), Miguel Mactas (guitarra), Martín Ferbat (bajo) y Luciano Scalera (percusión) se codeó con los productores Mario Breuer y Joe Blaney y con músicos del talento de Marc Ribot, Dana Colley –conocido por su trabajo en los añorados Morphine– o el argentino Juanse.

Hablamos de una banda cuya psicodelia evoluciona y conecta con la magia del rock, tal y como podremos comprobar en las cuatro fechas que van a brindar al público español a lo largo de esta semana. Durante la charla con Rockdelux, Prietto nos transmitió la esencia de su vínculo con la música.

“La montaña”, vídeo dirigido por Navire Argo.

¿Cuál es el concepto que subyace en “La montaña”?

Frescura y solidez. Hubo que limpiar mucho, pulimos mucho. Quizá antes íbamos al estudio con las canciones no tan resueltas, improvisábamos más. Y eso estaba bueno, daba cierta soltura. Ahora queríamos desarrollar el sonido y oxigenar más las canciones. Contemplando cosas más de orquestación, pero también mejoramos mucho la interpretación.

¿Con qué sonoridad, con qué intencionalidad, surgieron Los Espíritus?

Cuando entramos en la sala de ensayo y cuando empezamos a armar las primeras canciones, decíamos que estaría bueno hacer algo más blues, más rockero. Teníamos siempre esa idea de volver atrás y de ir al rock más primitivo. Escuchábamos mucho a Muddy Waters o John Lee Hooker y tratábamos de capturar ese espíritu. Era agarrar los instrumentos e invocar a los espíritus antiguos. Salió el nombre así. Parecía que no podía llamarse de otra forma. Y creo que los nombres son así también. Un poco los eliges, un poco te eligen.

“A mí me dolió porque eran tres denuncias anónimas de las cuales hay cosas que no tengo ni idea de qué hablaban. Sacaron un comunicado muy rápido diciendo que me echaban del grupo. Inmediatamente me llamaron de varios trabajos que tenía para cine y me los cancelaron. Eso duró años y en algunos medios hasta el día de hoy”

Maxi Prietto

¿En qué momento personal te encuentras ahora?

Creo que la música se transformó, siempre fue mi camino. Pero creo que los momentos de confusión te permiten ver con claridad, en una situación de emergencia, qué es lo que sirve y qué no. O qué puedes conservar y qué no. En esas situaciones, la música es un refugio y te das cuenta de que eso es lo que tenés que hacer y lo que viniste a hacer. Entonces, básicamente se ordena todo. Lo que más te puede ayudar es refugiarte en la amistad, en la unión y en la música. Eso significa darle más entrega para que eso tenga más valor.

La vida del músico es dura y difícil. ¿Cómo ha sido la tuya?

Acá en Argentina nunca fue fácil vivir de la música. Es algo que lo haces como un hobby y trabajas en otra cosa. Trabajé mucho tiempo para un mayorista de golosinas. Muchos años era de lunes a sábado, viernes y sábado tocar a la noche en algún lugar y el lunes de nuevo volver al trabajo. Yo siempre tuve muy claro que para mí la música iba en serio. Siempre se asocia el músico a un vago, pero yo me di cuenta con los años de que soy muy trabajador. No me gustaba ir a trabajar en algo que no me interesaba. Ahora me la paso grabando, produciendo distintos discos, distintos proyectos: he hecho música para cine, hago música para Los Espíritus, música solista… Ahora estoy acompañando en un disco de Julieta Lasso, una cantante de tango con la que estamos haciendo los demos para un álbum en conjunto. Así que no es bueno dejarse contagiar por una visión desmoralizante. Está bueno decir “yo quiero trabajar de esto”. Está bueno lanzarse y aceptar las adversidades que siempre van a estar en la vida.

Migue Mactas, Maxi Prietto, Martin Ferbat, Luciano Scalera y Pipe Correa tienen groove.
Migue Mactas, Maxi Prietto, Martin Ferbat, Luciano Scalera y Pipe Correa tienen groove.

Tuviste denuncias por abuso sexual y parte del grupo dejó la banda. ¿Te sentiste cancelado? ¿Escucharon tu versión?

Ese fue un momento muy particular acá en Argentina. Fue una situación muy difícil para todos. Nosotros no somos de la generación de las redes sociales. Y de pronto te intimida gente que no sabes quién es. Algunos integrantes se asustaron, tomaron una posición que parecía neutra, pero al final el contexto era tan adverso que ser neutro también era un poco condenar. Era un momento nuevo para todo el mundo. Convengamos que muchas cosas están muy desactualizadas, y cuando la sociedad las reclama, lo hace como puede. En mi caso a mí me dolió porque eran tres denuncias anónimas de las cuales hay cosas que no tengo ni idea de qué hablaban. Sacaron un comunicado muy rápido diciendo que me echaban del grupo. Inmediatamente me llamaron de varios trabajos que tenía para cine y me los cancelaron. Eso duró años y en algunos medios hasta el día de hoy: hay un montón de medios en los que Los Espíritus estamos cancelados. Fue un sacudón para todos. Pero eso le pasó a muchos grupos acá, a muchísimos grupos.

¿Denuncias anónimas que no cursaron denuncia formal?

Sí, fue eso nada más. Lo que pasa es que en los medios eso tomó un lugar como una bola de nieve. Pensá que si yo quiero dar una nota y que todos los diarios la saquen un día es imposible, porque nosotros no somos artistas tan conocidos. Pero con una noticia como esta de pronto salimos en todos lados. Fue como un récord de mala prensa que, después, por más que vos salgas a decir algo, o que los integrantes que dejaron la banda salgan a decir cosas en defensa tuya, no importa, porque eso ya no va a cambiar el impacto que tuvo. Así es como se dieron las contas.

“Nuestro rito no tiene que ver con el chamanismo o con ninguna ciencia oculta. Somos personas urbanas, somos muy de ciudad. Y yo creo que somos bichos raros de ciudad buscando el rito, buscando el milagro en los lugares comunes; digamos que buscando a Dios en un tren”

Maxi Prietto

El tango forma parte de tu educación, es la música con la que has crecido. ¿Siempre has tenido esa querencia por la música tradicional?

El tango es algo a lo que estás muy acostumbrado, forma parte de la identidad acá. Siempre escuché tango, siempre me gustó Roberto Grela sobre todo, Aníbal Troilo, D’Arienzo. Como cantante me encanta Goyeneche. Con Los Espíritus invitamos a Melingo; con él tengo mucha relación. Y ahora estoy trabajando con Julieta Lasso, una cantante de tango en la que ya su voz es tango.

El rock sigue teniendo bastante presencia en toda Latinoamérica. ¿Le auguras larga vida?

Y no paran de matarlo (risas). Hay una pica, una rivalidad. Desde hace 40 años están diciendo que el rock murió. Pero cada vez se vuelve más divertido. Yo tardé muchos años en sentirme rockero, la verdad. Lo que sí siento es que hay una música que tiene que ver con la juventud. En el momento en el que sos joven, entre la adolescencia y la primera juventud, digamos, lo primero que haces es rebelarte. Hay cosas que las ves como antiguas, como viejas, como caducas. Entonces lo primero que querés es hacer las cosas de otra manera de la que se venía haciendo. En su momento la guitarra criolla (se refiere a la guitarra clásica) estaba más relegada y a mí me interesaba integrar la guitarra criolla. Hoy en día la forma de ser joven son los traperos y la música urbana. Es la forma de ser distinto. Está perfecto. Lo que no entiendo es por qué la gente de 40 años o más quiere que eso le guste o no le guste. No es música hecha para nosotros. Después, si te gusta, buenísimo, pero si no te gusta, también buenísimo, porque de hecho a los jóvenes no les importa si te gusta o no te gusta.

Buscando un rito propio.
Buscando un rito propio.

¿Hay alguna conexión entre este proyecto de Los Espíritus y el chamanismo o la santería o nada que ver?

No, yo creo que hay cosas que ocurren con la música que ni nosotros sabíamos. Hay una cuestión instintiva de una búsqueda que teníamos, que por suerte llegó a unos lugares de los que estoy muy agradecido por la repercusión, pero sobre todo por el desarrollo musical y por cómo nosotros nos desarrollamos a través de la música. Por cómo entendimos quizá el rito a través de la música, entre la búsqueda mántrica de las bases que son medio repetitivas y los diálogos de las guitarras con las percusiones, con la batería. Mantener siempre una parte de esa llama de la improvisación en vivo, para que nos sorprenda también a nosotros lo que estamos tocando y no estar toda la noche tocando lo mismo de memoria. Yo creo que ese es nuestro rito, que, digamos, no tiene que ver con el chamanismo o con ninguna ciencia oculta. Somos personas urbanas, somos muy de ciudad. Y yo creo que somos bichos raros de ciudad buscando el rito, buscando el milagro en los lugares comunes; digamos que buscando a Dios en un tren. ∎

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