Pop directo al corazón. Foto: Alfredo Arias
Pop directo al corazón. Foto: Alfredo Arias

Entrevista

Los Lagos de Hinault: el pop nos rejuvenece

El proyecto de Carlos Ynduráin sigue aportando frescura, humor y una buena dosis de relatividad. Nos acompaña en tránsitos vitales, pesares y penares incluidos, y nos recuerda que la vida es ahora. “Flores de Oriente”, su quinto disco, amplió su universo musical pop bien aderezado por las manos de David Rodríguez en la producción y Lucas Bolaño –Estrella Fugaz– en las mezclas. ¿Pop para acompañar los crujidos vitales?

El underground sigue siendo un criadero de talentos donde pueden encontrarse pequeñas joyas como el pop de Los Lagos de Hinault. Una propuesta de estampa singular por esa mezcla entre canciones inmediatas con letras frescas (también reflexivas), portadas retro y hazañas ciclistas. El universo sonoro y vital de Carlos Ynduráin da mucho de sí. Aparece una mirada vital, incluyendo crisis de edad, con el devenir natural de los tiempos. Sus melodías son bálsamo para corazones solitarios y elixir de la eterna juventud.

“Flores de Oriente” (Fikasound, 2023), su quinto álbum, fue compuesto prácticamente en su totalidad en Hong Kong, durante los años que Ynduráin estuvo viviendo allí. Las canciones de Los Lagos de Hinault se adaptan al medio, a la supervivencia. Y aunque en el trayecto, desde su disco de debut, “Vidas ejemplares” (Fikasound, 2011), hasta “Flores de Oriente”, la esencia no cambie tanto, hay flores que nunca mueren: crecen en un continente y se extienden o evolucionan en otro. Ynduráin, que formó parte de Portonovo, nos habla de supervivencia pop y de cómo resistir al paso del tiempo.

¿Qué recuerdos tienes de la época con Portonovo?

Buena. Cuando uno tiene veintipocos años y saca un disco, alucina. Le parece la culminación de sus años de adolescencia tras haber hecho canciones y haber flipado con la música. De pronto ves que vas a sacar un disco y se te hace rarísimo. Luego te vas acostumbrando. Pero esa ilusión que te hace el primer disco, la primera vez que vas a la radio, la primera vez que das un concierto…

Los Lagos de Hinault es una referencia clara al ciclismo. ¿Te gustaba?

Sí, me gustaba el ciclismo de pequeño y la etapa de los Lagos de Covadonga. El ciclismo era muy popular en aquella época. Se jugaba a las chapas de ciclistas, todo el mundo sabía los nombres de los ciclistas. El nombre de Los Lagos de Hinault me hace gracia porque suena muy poético, suena incluso pretencioso. Algunas personas se han metido con nosotros por el nombre pensando que son algunos lagos de alguna región de Francia. Del nombre me gusta precisamente el contraste, el que suene poético, siendo al fin y al cabo una cosa de periodismo deportivo: una gracieta fácil para hacer un juego de palabras.

¿Es la melancolía representativa de tus canciones?

Más en Portonovo. Aunque las canciones de Los Lagos de Hinault muchas veces sean aceleradas y puedan ser divertidas, siempre tienen un cierto trasfondo más o menos triste.

“El nombre de Los Lagos de Hinault me hace gracia porque suena muy poético, suena incluso pretencioso. Del nombre me gusta precisamente el contraste, el que suene poético, siendo al fin y al cabo una cosa de periodismo deportivo: una gracieta fácil para hacer un juego de palabras”

Carlos Ynduráin

La canción “Administración y Dirección de Empresas”, de “Soledades” (Fikasound, 2020), es una crítica al capital.

Sí, un poco crítica a los jefes que están muy flipados con estas cosas del know-how y de esos conceptos. En el fondo han perdido la perspectiva y no saben cuáles son realmente los fines, han confundido las cosas y se creen que lo que están haciendo es de verdad importante, cuando al final podría ser todo de otra forma, mucho más sencillo.

¿Dirías que tus canciones muestran cierta conciencia social?

Hay bromas sobre la perspectiva que tiene ahora la gente, de la productividad, hacer un MBA. Ese tipo de dinámicas que parece que es lo que ahora tiene que hacer todo el mundo, lo de triunfar laboralmente. El trabajo se ha convertido en un fin en sí mismo, en una meta, independientemente de que eso te lleve o no de verdad a algún sitio.

Lo que sí que hay es esa mirada crítica al mundo que nos venden.

Sí, esa visión de reproducirse, progresar laboralmente. Meterse en una dinámica sin pararse a ver por qué y para qué lo haces.

¿Qué importancia le das a las letras?

Le doy importancia. Para que una canción funcione tienen que funcionar todas las partes: la melodía, el sonido, la letra, el concepto en general. Hay letras que me llevan mucho tiempo, otras que me salen más o menos inmediatamente, pero me tengo que quedar cien por cien satisfecho. Puede llegar a ser una cosa un poco obsesiva hasta que me quedo satisfecho.

Carlos Ynduráin:  canciones a fuego lento. Foto: Alfredo Arias
Carlos Ynduráin: canciones a fuego lento. Foto: Alfredo Arias

¿Es la soledad uno de tus temas recurrentes?

Casi todo el disco de “Soledades” fue hecho cuando estaba viviendo en Namibia, que es un sitio en medio de la nada. Y tampoco tenía demasiados amigos, me aburría mucho y ahí sí tenía sensación de soledad. He estado viviendo en Grecia, en Namibia, en Hong Kong. En los tres sitios me compré una guitarra pequeña para hacer canciones y grabarlas. En Namibia sí me sentía más o menos solo. No se puede decir que fuera una soledad especialmente dramática. Ahí estaba de profesor de español para extranjeros. Soy lingüista, pero de lo que más trabajo es de profesor de español para extranjeros. En el día a día me gusta bastante estar solo. La vida en pareja no me gusta demasiado, me apetece más estar yo solo en casa, a mi aire. No tengo ningún problema. Hay gente que me dice que se deprime si se pone a ver una película solo en casa y luego se va a dormir solo. Además, cuando estoy con gente, llega un punto que me saturo y necesito soledad.

Un referente tuyo es The Magnetic Fields. ¿Te gusta esa fórmula de hacer canciones instantáneas?

Cuando se acaba una canción corta te deja una sensación particular, que me hace gracia, como de “¿Qué ha pasado aquí? ¿Qué ha sido esto?”. Ese dejarte ahí como que no has llegado a meterte del todo y no sabes muy bien qué ha pasado creo que le va muy bien a determinado tipo de canciones. The Magnetic Fields siempre aparece cuando hablan de nosotros, pero es que tienen razón. Y es una buena comparación.

¿Qué referentes pop españoles tienes?

Hasta los 20 años creo que escuchaba más música en español que grupos ingleses o americanos. De adolescente me gustaban muchísimo Radio Futura y Golpes Bajos. Luego con el indie español seguía a Los Planetas, Sr. Chinarro, Family, Le Mans. Y más adelante a Ornamento y Delito, La Estrella de David, Primogénito López, Sagrado Corazón de Jesús…

¿Este disco desprende algo de crisis?

Sí, de crisis de los 40. Cuestiones puramente de edad. En Hong Kong cumplí 41, 42 y 43 años. La situación laboral en la que me veía no era especialmente buena. Me decía “¿qué pinto aquí?”. Estaba en una academia de español, luego entré en la universidad como investigador. Pero eran trabajos que no iban a poderse prolongar demasiado. Y yo no quería estar en Hong Kong, por lo cual la situación era un poco extraña.

“Cuando se acaba una canción corta te deja una sensación particular. Ese dejarte ahí como que no has llegado a meterte del todo y no sabes muy bien qué ha pasado creo que le va muy bien a determinado tipo de canciones. The Magnetic Fields siempre aparece cuando hablan de nosotros, pero es que tienen razón”

Carlos Ynduráin

Con David Rodríguez, La Estrella de David, ¿has encontrado al productor perfecto que embellece siempre tus canciones?

David es increíble. Le llevas una canción en cualquier formato y él enseguida es capaz de saber cuál es el concepto apropiado: de transformarlo, de saber qué tipo de sonido y en qué tipo de canción se puede convertir, cómo se puede hacer realidad y cómo se puede mejorar. A lo mejor tú la ves más rockera y él te dice que no; al final suele tener razón siempre. Va añadiendo cosas, y después es buenísimo.

¿Qué tal fue grabar algunas canciones de “Soledades” con J, de Los Planetas, en El Refugio Antiaéreo?

Teníamos unas cuantas canciones que sonaban más a guitarras y podían encajar con el sonido planetero. En esa época estaba viviendo en Granada. Le pregunté si le parecía bien producirnos cuatro canciones. Insistió mucho en que grabásemos sin claqueta porque decía que sonábamos demasiado cuadriculados. Le parecía que teníamos que sonar más orgánicos, más sueltos. Me hizo ilusión compartir tiempo con él, con un ídolo de adolescencia. Y las canciones quedaron muy bien, suenan muy bien. Creo que acertamos buscando ese sonido para esas canciones.

¿“Soledades” es tu “69 Love Songs”?

Quizá sí, el resto tiene unas 12 o 13 canciones y este tiene 22. Tuve más tiempo libre para hacer canciones. Una vez que fui consciente de que iba a ser un disco largo, me di permiso para hacer canciones con otros estilos y otros sonidos que había dejado un poco aparcados. Siendo un disco tan largo, con tantas canciones, tenía más sentido que se desviara un poco de una línea general y fuera picando de aquí y de allá al ser un disco menos homogéneo. Los tres primeros son bastante homogéneos en cuanto a sonido y este es un poco lo contrario. Una vez que vi que se me iba de las manos la cantidad de canciones, lo llevé al extremo para que hubiera canciones de todo tipo. ∎

La ruta de Carlos Ynduráin

“Vidas ejemplares”
(Fikasound, 2011)

El debut de Carlos Ynduráin posee frescura, ligereza vital y una concepción del pop abierta al humor y a lo desenfadado, además del aura melancólica que exhibe. Arranca pletórica con “El correo del zar”, incide con brío en “Sí que es guapo (sería estúpido negarlo)” y exprime esa fórmula en “Leandro de Borbón” o en “Amor en frío” (versión de Las Chinas). Buen ejercicio de pop despreocupado.

“Flores de Europa”
(Fikasound, 2014)

Disco que confirma que el proyecto Los Lagos de Hinault va muy en serio. Ya lo demuestra la preciosa “San Juan de Luz” con la que arranca el disco. O la efervescencia pop de “(María del) Mar Rojo”, embellecida por ese arreglo de trompeta, y de “Futuras licenciadas”. Consigue bordar canciones como “Zumba” con mención incluida a Santiago Auserón y a “Semilla Negra” (Radio Futura). Desprende luminosidad.

“Escenas de caza”
(Fikasound, 2017)

El pop de Los Lagos de Hinault crece en melodías, gana en matices y consigue cosechar una buena colección de canciones. “Chamberilera” da fe de ello. También incide en construir composiciones infalibles y robustas como “Vendo besos”, o canciones contemplativas como “Lágrimas de San Lorenzo”. Y remarca el punto enérgico de “Poca policía”, “En femenino” o “Corcel colorado”. Crea un revoltijo de universos posibles.

“Soledades”
(Fikasound, 2020)

Quizá sea su disco más ambicioso porque contiene 22 canciones. Tuvo buena acogida, ya que la edición en vinilo está agotada. Producido por David Rodríguez y J de Los Planetas, consigue representar muchas versiones de Los Lagos de Hinault. El disco arranca con la levedad pop de “Metas volantes”, para continuar con música trepidante y la exhibición de contrastes y diversos matices de espíritu libre.

“Flores de Oriente”
(Fikasound, 2023)

Disco de madurez y de crisis de edad en el que Ynduráin practica un pop contemplativo pero también recreativo. Conquistan los contrastes entre la solemnidad de “Lo primero es el agua”, el desparpajo de “Nefelibata” con Andrea Buenavista a los coros y el desarrollo del pop electrónico repleto de efectos y de samples (voz asiática entrañable incluida) en “Oye, Karakuchi”. Pop con sustancia. ∎

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