The Gulps: puertas abiertas. Foto: Alfredo Arias
The Gulps: puertas abiertas. Foto: Alfredo Arias

Entrevista

The Gulps (y Alan McGee): haciendo camino desde abajo

Dos chavales de La Rioja, un libanés, un francés y un italiano se conocen estudiando música en Londres y comparten el sueño de montar una banda de rock. Podría parecer un chiste anacrónico, pero, con mucho curro y un poco de stalking-troleo, The Gulps han llamado la atención de Alan McGee, Youth, Bobby Gillespie y los medios británicos.

“Son como niños”, me dice Alan McGee, serio y con ese ceño fruncido tan característico. Sus ojos miran fijamente, muy abiertos, tras la sombra que proyecta sobre ellos la visera de una gorra negra que no se quita bajo ningún concepto, ni aunque las fotos lo requieran por la pobre iluminación interior del madrileño bar Pic-Nic. “Pero también son unas estrellas del rock”, apostilla. Ambas circunstancias lo llevaron a acoger a The Gulps dentro de la nueva vida que ha cobrado Creation Records, el mítico sello que fundó junto a Dick Green y Joe Foster en 1983. El sello en que comenzaron sus carreras The Jesus & Mary Chain, Primal Scream, My Bloody Valentine, Ride, Slowdive u Oasis.

Desde 2021 –tras varios parones, abandonos, ventas a multinacionales o divisiones– la discográfica responde al nombre de It’s Creation Baby y ha servido para dar aire fresco al mánager y promotor escocés después de la pandemia y con el nuevo statu quo del Brexit. Entre estos nuevos soplos, siempre llenos de vitalidad juvenil y actitud punk, encontramos una banda con raíces en todas partes menos en Inglaterra y que, sin embargo, suena genuinamente inglesa: The Gulps. Dos riojanos, un italiano, un francés y un libanés. Podría parecer un chiste, pero el quinteto va muy en serio. “Somos unas putas estrellas del rock”. Es la frase que más repiten y seguramente la que más se han repetido, pero siempre la continúan con la humildad del que sabe que sin trabajo duro, por mucha actitud que se tenga, no se llega a ningún lado, mucho menos a llenar estadios. “Todos los miembros creemos en el potencial de la banda y sabemos lo que es apostar fuerte por algo y dejarlo todo atrás”.

“Existe una escena cada vez más fuerte en España, especialmente para este rollo más punk. Hay muchas bandas saliendo que alcanzan bastante éxito siguiendo la estela de Hinds y Carolina Durante, que son dos bandazas”

Charlie Green

Los cinco llegaron a Londres con un sueño en la cabeza: montar una banda de rock. “Nos conocimos estudiando música en el ICMP, el Instituto de Interpretación de Música Contemporánea de Londres”. El cantante Harry All se muestra siempre decidido y habla con el mismo carisma que irradiará luego, agarrado al micrófono sobre el escenario de la madrileña sala Fun House. “Tampoco es que, al menos en mi caso, fuera una cosa de estudiar música por estudiarla. Lo que yo quería era conocer gente para poder montar una banda. Esta era toda la intención. Nunca fui a Londres ni para aprender inglés, ni para ganarme la vida, ni para divertirme”.

“Era difícil, especialmente por el idioma”. El que toma la palabra ahora es el risueño guitarrista italiano Francesco Buffone. “Había que escribir mucho y era complicado. Al final nosotros lo que queríamos era tocar. Nos conocimos y eso hizo que mereciera la pena”. Para ellos Londres era la capital de la música, una utopía en la que se podía vivir del rock’n’roll. “En Londres hemos conocido a Alan McGee, a Mike Smith de Downtown Music Publishing, a Steve Strange, a Youth como productor… No íbamos a conocer a toda esa peña en La Rioja”, bromea All. Simon Mouchar, bajista, está de acuerdo. Él proviene de una pequeña localidad francesa de 6000 habitantes. “Allí no existe prácticamente nadie relacionado con la industria de la música. La escena rock está muerta en Francia. Quizá sí está más viva en España y en Latinoamérica”. Charlie Green, el otro riojano del grupo, guitarrista, continúa el argumento de su compañero. Claro, iba a decir que eso no quita que seamos conscientes, al menos nosotros dos, de que existe una escena cada vez más fuerte en España, especialmente para este rollo más punk. Hay muchas bandas saliendo que alcanzan bastante éxito siguiendo la estela de Hinds y Carolina Durante, que son dos bandazas”.

Simon Mouchar (bajo), Francesco Buffone (guitarra solista), Harry All (voz), Charlie Green (guitarra rítmica) y Raoul Khayat (batería). Foto: Alfredo Arias
Simon Mouchar (bajo), Francesco Buffone (guitarra solista), Harry All (voz), Charlie Green (guitarra rítmica) y Raoul Khayat (batería). Foto: Alfredo Arias

“En Italia es cierto que ahora está pegando muy fuerte Måneskin y están llevando un poco de vuelta el rock al terreno más ‘mainstream’, pero aparte de eso el mercado italiano está muy dominado por el rap y el pop melódico”, apunta Buffone. “De todos modos, tiene más que ver con el lugar concreto del que nosotros provenimos. España puede tener una escena fuerte, pero quizá no La Rioja”, bromea el batería libanés Raoul Khayat. “Claro, sí, pero tienes más accesibilidad en Madrid o en Barcelona”, continúa Green. “Puedes buscarte ahí un camino y sentirte parte de una escena”. Antes de mudarse a Londres, Harry All estudió en Barcelona, donde sentía que “no estaba pasando nada” y “que la escena punk estaba bastante dormida”.

Todas las influencias musicales de The Gulps convergían en Londres, así que desde el principio lo tuvieron claro. Desde que montaron la banda en 2019 la insistencia y el trabajo duro han sido constantes. Lo corroboran anécdotas fundamentales para entender el camino que llevan recorrido hasta hoy. “Yo trabajo en una tienda en el Borough Market, al final de London Bridge, y Alan McGee apareció por allí”, recuerda Buffone. “Pues hará algo más de un año de esto. Lo reconocí porque Harry siempre ha insistido mucho en él y al final me atreví a entrarle. Le pasé un link del EP que grabamos con Youth y le pedí que lo escuchara. Supongo que como es amigo personal de Youth le dio una oportunidad. Después vino a vernos a un concierto, creo que en The Windmill, pero no le gustó”. All –el más intenso de los cinco, también el más derrotista; de nuevo también el más carismático– recuerda aquella noche con claridad: “Se fue a la tercera canción, tío. Creo que lloré aquella noche. Teníamos el puto tren en hora delante de nuestras narices y lo dejamos escapar. La cagamos”. Buffone prosigue: “Al final yo lo veía casi todos los días en el mercado, hablaba con él y la verdad es que siempre lo vi respetuoso y receptivo. Hasta que un día me dijo que le había gustado ‘Stuck In The City’. Luego, en pleno confinamiento, decidieron montar un directo vía Zoom para resarcirse de esa primera impresión dejada en McGee, según apunta All: “No estaba en nuestros planes porque sin la energía del público el grupo no es lo mismo, pero teníamos que convencer a Alan de alguna manera”.

“Tuvimos una charla breve, le enseñé un poco lo que hacíamos y le dije que estábamos detrás de Alan McGee, que queríamos ser grandes, dar grandes conciertos. Fue increíble porque Bobby Gillespie fue a Alan y le dijo: ‘Tío, he conocido a unos chavales, se llaman The Gulps’. Claro, imagínate Alan, en plan: ‘¡Qué cojones!’”

Francesco Buffone

Parece que al final lo consiguieron. Aquella semana por lo menos tres personas relevantes de la industria londinense le hablaron a McGee de The Gulps. “Me pareció una broma de mal gusto, pero también me recordó que eso es lo que busco en una banda de rock”, afirma el empresario discográfico. Insistencia y actitud. Uno de esos popes fue Bobby Gillespie, cantante y líder de Primal Scream. “A Bobby lo conocí en el mismo sitio”, relata un Buffone que, aunque tímido, no va a dejar nunca que eso frene sus ambiciones musicales. “Tuvimos una charla breve, le enseñé un poco lo que hacíamos y le dije que estábamos detrás de Alan McGee, que queríamos ser grandes, dar grandes conciertos. Fue increíble porque Bobby fue a Alan y le dijo: ‘Tío, he conocido a unos chavales, se llaman The Gulps’. Claro, imagínate Alan, en plan: ‘¡Qué cojones!’”.

Martin “Youth” Glover, bajista de Killing Joke y productor muy respetado tanto en las Islas Británicas como en España, fue otro de sus apoyos. Y tampoco se lo ganaron con facilidad, como recuerda All: “Fue la primera persona de la industria que confió en nosotros y nos dio una oportunidad. Su mano derecha, Renato, vino a vernos a The Monarch y nos dijo: ‘Está bien lo que hacéis, voy a enseñárselo a Youth. Yo en plan: ‘¿Quién es este tío?’. Un italiano bastante raro, con pinta de gánster… y resulta que era verdad. A las dos semanas estábamos en el estudio con Youth. Grabamos un tema y al final nos dice: ‘Esto es una puta mierda, no me gusta la mierda, os voy a dar dos semanas’. Y dos semanas después vino a vernos al local de ensayo. Le dije: ‘Ahora somos buenos, ¿no?’. Y él me dijo: ‘No, seguís sin ser buenos, pero algo se me ocurrirá’. Y, bueno, salió algo bastante guapo e hicimos “Stuck In The City”, que es el tema que más cosas buenas nos ha traído, así que fue la hostia”.

Tienen la pose y las ganas. Foto: Alfredo Arias
Tienen la pose y las ganas. Foto: Alfredo Arias

Charlie Green amplía detalles sobre aquellas sesiones: “Aprendimos muchísimo. Aparte de con Youth, curramos mucho con Michael Rendall, que es parte de The Orb. Fue increíble. Es duro, ¿eh? Siempre nos puso al límite. Tiene unos métodos bastante locos, pero es increíble”. Gracias a la experiencia con Youth, que tiene un estudio en Albuñuelas (Granada), conocieron a Gonzalo Tafalla, que regenta la tienda de Discos Bora-Bora en la capital nazarí, editora del flexidisc “Stuck In The City” (2022) en alianza con It’s Creation Baby. Una pieza clave para su promoción y desarrollo en España, que remata la formación de un equipo que más bien es un dream team. “Es la primera vez que trabajamos en esta escala, con una gira internacional, una promoción seria con medios importantes”, reconoce Francesco. Y Raoul lo confirma: “Hemos sido bendecidos por los dioses, tío. Somos jodidamente afortunados”.

Aún están construyendo la banda, con ritmo meditado pero con mucha ambición. Ninguno ha dejado todavía sus trabajos habituales y les recomiendan que no piensen en un disco a corto plazo. Que saquen singles, que asienten el sonido y la personalidad de la banda, que vayan generando interés. “Para los nuevos temas estamos experimentando con sonidos más electrónicos, cajas de ritmo y cosas así”, asegura Charlie, antes de que Harry amplíe la información: “Acabamos de terminar el nuevo single, ‘King Of The Disco’, que vamos a sacar en mayo”.

“Creo que el hecho de que tengan algunas frases en castellano en las letras les da mucha personalidad, es una forma de reivindicar sus orígenes y es emocionante, pero también creo que si fuera la tónica mucha gente aquí no lo vería del mismo modo”

Alan McGee

Son un grupo con acento, que introduce frases en castellano en sus letras. Rara avis en un contexto inevitablemente marcado por el Brexit. “Refleja bastante bien lo que es Inglaterra en este momento, una contradicción en sí misma”, reflexiona Harry. “Tienes a la gente de muchos pueblos y ciudades del norte cada vez más radicalizada, y asusta un poco que ciertas ideologías vayan ganando cada vez más poder. Pero luego en Londres ves la representación de todas las diásporas del mundo: chavales de toda Europa, de todo el mundo, llegan a Londres con la ilusión de progresar. En nuestro caso el sueño es montar una banda, pero vale para casi cualquier objetivo… No creo que ninguno de esos jóvenes, que están en sus primeros 20, esté a favor o de acuerdo con el Brexit”. Están orgullosos de lo que son, de sus orígenes y de haber dado el salto a Londres en busca de algo mejor. No es, ni de lejos, incompatible. “Yo solo sé cantar de esa manera, así que es lo que hay. Alan dice que fonéticamente nuestro inglés es correcto, y hemos hecho una pequeña gira hace poco por Reino Unido y la gente nos decía que entendían todo lo que cantábamos, así que de momento todo bien”. Que nadie les diga que el lenguaje de la música no es, ante todo, universal. ∎

El factor McGee

La leyenda McGee. Foto: Alfredo AriasLa leyenda McGee. Foto: Alfredo Arias

Durante la entrevista, Alan McGee está atento a la producción del concierto en Fun House y a controlar el pequeño caos que supone conducir a futuras estrellas del rock por la vía de la responsabilidad, tarea que comparte en España con Gonzalo Tafalla. Días después, recién salido del estudio de Youth, donde se encuentra grabando el nuevo disco de The View, nos responde a algunas preguntas que se quedaron en el tintero. Vuelve a hacer hincapié en que The Gulps lo convencieron hace muchos meses, que notó la progresión y que descubrió en ellos a una banda con “un ‘frontman’ increíble, mucho potencial y, sobre todo, grandes canciones”. Y se alegra de que, según él, suenen fonéticamente correctos: “Creo que el hecho de que tengan algunas frases en castellano en las letras les da mucha personalidad, es una forma de reivindicar sus orígenes y es emocionante, pero también creo que si fuera la tónica mucha gente aquí no lo vería del mismo modo. Yo personalmente no creo que un grupo tenga que ser británico o americano, cantar en inglés en definitiva, para hacer rock’n’roll, pero a veces el género parece un bastión inexpugnable”.

A sus 61 años, después de haber vivido y coprotagonizado cada paso de su evolución desde los 80, prácticamente de lo único que está convencido es de su amor por el rock británico. “En cualquier forma”, asegura: “Punk, rock, britpop, post-punk, acid, acid-punk… Además de ser músicas intrínsecas a la cultura de las Islas, son las músicas por las que yo vivo”. Sospecha, eso sí, que el rock, de alguna manera, ha muerto. “No tiene por qué ser una generalización, pero creo que las generaciones actuales se han apartado de las ideas estéticas del rock’n’roll, lo que hace que grupos como The Jesus & Mary Chain o Primal Scream permanezcan en el nicho de la nostalgia. Mi hija, que tiene 21 años, es toda una punk, pero para ella el rock está fuera de lugar”.

Reconoce, sin embargo, que ya está mayor y que puede estar perdiéndose parte de la fotografía: “Ha habido momentos muy inciertos y es verdad que todo ha cambiado demasiado… Para mí los mejores momentos que he vivido y de los que mejor recuerdo guardo se corresponden con la era del vinilo”. Y entiende esos procesos de una forma muy natural, como las consecuencias previsibles de una revolución: “Supongo que cada vez que cambiamos la manera en que se distribuye la música entre los seres humanos estamos acometiendo una especie de pequeña revolución… desde los tocadiscos a los vinilos, luego los casetes, los CD, el ‘streaming’… La música vive en una revolución constante, pero siempre sobrevive”. ∎

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