El asesinato de Giulani, de 23 años, fue solo uno de los múltiples episodios de violencia de aquellos días de protesta contra la cumbre de los ocho países autodeclarados más potentes del mundo. La noche siguiente tuvieron lugar los que se conocen como “los hechos de la escuela Diaz”, una incursión de los maderos en la escuela donde habían ido a pasar la noche un centenar de manifestantes. Un jefe de la policía, poco después, describió la escena tras la intervención de los agentes como una “carnicería”: 61 personas acabaron en el hospital, dos en cuidados intensivos, una en coma. Las 93 personas detenidas con la única culpa de estar pasando la noche en el suelo del supuesto centro de coordinación de las manifestaciones sufrieron torturas en comisaría.
Yo en 2001 tenía 16 años. Han pasado suficientes años como para poder mirar atrás y recordar aquella primera década de los dosmiles y buscar dónde están ahora esos militantes antiglobalización. Aunque muchos renieguen de ellos, Ska-P fue parte de la banda sonora de la época. Te podías encontrar bailando “Cannabis” con unas viejas en las fiestas del Zaidín como en los tres pubs de El Barco de Ávila. Ska-P supo interpretar las tensiones de aquellos años y cabalgaron la ola del punk californiano de mediados de los 90 que fue a romper en las costas europeas arrastrando acordes de guitarra eléctrica y una estética de rock de playa que tan bien se adapta a las latitudes ibéricas. Además, eran auténticas máquinas de concierto y han sido durante mucho tiempo uno de los grupos españoles más escuchados en varios países de Europa. Puede que os guste o no su ska, puede que os parezcan un poco comerciales o mainstream, pero son, que yo sepa, el único grupo español que le ha dedicado una canción a Carlo (si conocéis otros me los pasáis, por favor).
Significados por escribir sobre temas de actualidad, me interesa particularmente esta letra suya:
“La industria farmacéutica está casi desértica
Nos pide un buen empujón
Una pandemia, una pandemia, qué buena idea tío, una pandemia
Despavorida corre la población a por su estafaflú
Gilipollas, primaveras, como yo, o como tú
Esta falacia ha petado las farmacias
De España a Honolulú, más mascarillas, más mascarillas
Llevan mascarillas hasta las ladillas
Qué tal si te vacunas de una vez contra la insensatez
Gilipollas, primaveras, primaveras a granel
Gilipollas, primaveras, ¿Quién se va a comer este pastel?
Ponte ya en la fila y vacúnate, y vacúnate, y vacúnate
Contra la obediencia y la estupidez, y la estupidez, y la estupidez
Si la tele dice que te pica un cojón, ráscatelo, ráscatelo
La OMS ha sembrado el terror
Gracias por tu colaboración”
La canción cuyos versos acabo de copiar se llama “Pandemia S.L.”. Cuando hace poco la escuché por primera vez pensé que se trataba de una canción de 2020. ¡Pero los Ska-P la publicaron en 2013! Las coincidencias con la situación actual son flipantes. Mucho más que las que podemos observar en el episodio de “Los Simpson” de 1993 que se ha vuelto a hacer famoso tras el COVID, que también describe una pandemia parecida a las que nos cuentan hoy en día los medios.
Pero si la canción sobre un mártir del movimiento antiglobalización en 2002 podía proporcionar al grupo un potencial público de millones de jóvenes iracundos (y listos para gastarse la propina de mamá y de papá en CDs y entradas de conciertos), una crítica a la gestión de la así llamada “pandemia” podría ser un bumerán: resulta que los Ska-P no han reivindicado su clarividencia (y si lo han hecho, decídmelo, yo no he encontrado nada ni en sus redes sociales ni en sus entrevistas). Por el contrario, se han dedicado a justificar las medidas restrictivas del gobierno: “Cuando el barrio de Salamanca (barrio de ricos en Madrid) sale a protestar contra el gobierno, es que el gobierno algo está haciendo bien” (tuit del 4 de mayo de 2020). Y en Facebook, cuando sus seguidores les preguntan sobre su nostradámica canción de 2013, ellos guardan un aterrador silencio. ∎