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Firma invitada / Planeta Brux

La cultura en el abismo

Leo con preocupación que el JazzSí, mítica sala de conciertos de Barcelona vinculada al Taller de Músics, está pasando por enormes dificultades financieras y ha abierto un crowdfunding para tratar de sobrevivir. El JazzSí forma parte de nuestra educación sentimental, yo solía ir por allí los sábados o domingos por la tarde mientras admiraba las maravillas de interminables solistas anónimos. Hablamos de un espacio que ha dado salida a todo tipos de jóvenes artistas y músicos independientes que tenían oportunidad de darse a conocer bajo el cobijo del Taller de Músics en el Raval, en Barcelona, fundado hace más de 40 años por Lluís Cabrera. Por allí ha pasado hasta Rosalía, antigua alumna del Taller, entre muchos otros artistas hoy con gran proyección. Su desaparición sería una tragedia para la escena de la música en vivo en Barcelona, un sector que ya arrastraba muchas dificultades antes de la llegada del COVID-19.

El caso del JazzSí es un ejemplo más de lo mucho que está sufriendo y sufrirá la cultura en los próximos meses, algo que no ocupa el espacio que debería en nuestro debate público. Mientras el consumo de cultura en casa nos ha salvado y nos salvará de las penurias del confinamiento y de la pandemia, el apoyo al sector cultural en Europa escasea. Acabamos de terminar la negociación del reglamento del Fondo de Recuperación europeo y, a pesar de la insistencia de mis compañeros y compañeras que trabajan en la Comisión de Cultura, ha sido imposible poner la Cultura como uno de los objetivos específicos del Fondo. Algo bastante incomprensible.

El sector de la cultura es uno de los más golpeados por la crisis del COVID-19, que está poniendo en riesgo auténticos ecosistemas culturales existentes por todo el continente, como los de las salas de música en vivo en nuestras ciudades. La cultura hoy representa en Europa el 4% del PIB (más de 500.000 millones de € anuales) y 7,8 millones de puestos de trabajo, el 3,7% del total del empleo en toda la Unión Europea.

Repasando datos veo que la Comisión Europea ha calculado que el sector cultural perdió en el segundo semestre del 2020 hasta el 80% de sus ingresos debido a las restricciones establecidas por la pandemia. Este impacto, además, trascenderá el propio sector cultural e impactará en otros sectores económicos: no hay que olvidar, por ejemplo, que la cultura es el motivo por el que se desplazan el 40% de los turistas cada año en Europa.

El golpe económico del COVID-19 es especialmente duro en la Cultura también por la estructura de sus empresas: la gran mayoría son pymes o autónomos con enormes dificultades de acceso a financiación y con ingresos irregulares. Necesitamos por ello exigir un mayor apoyo de todas las administraciones a un sector que lo está pasando francamente mal, y a las instituciones europeas en primer lugar, reforzando programas como el Creative Europe.

Y, mientras tanto, deberíamos tratar de salvar el JazzSí. ∎

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