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Firma invitada / Vitafonías

Vitafonías nº 5

J

ulia Holter musica magistralmente con pianos, voces y alguna nota sintética las salas de espera de “Nunca, casi nunca, a veces, siempre”. En el saxo “terror” de Colin Stetson en “Hereditary” también hay espacio para el amor fraternal, aunque extraño y atonal. La música de Lele Marchitelle es otro de los grandes atractivos clásicos de “Mare Of Easttown”.


Nunca, casi nunca, a veces, siempre (2020; Movistar+)
Dirección y guion: Eliza Hittman
Música: Julia Holter
Minuto: 01:20:00. Exterior. Noche. La protagonista, Autumn, sale por fin a la calle desde la estación de autobuses buscando a su prima Skylar. Un chico desconocido va a dejarles dinero y la prima se fue sola con él a buscar un cajero automático. La incertidumbre y la inquietud es bastante densa y, al encontrar a Skylar, la música de Julia Holter multiplica el alivio.

Antes de esta pieza, hace varios minutos que suena de fondo una percusión insistente pero casi imperceptible, tangible solo si afinas bien el oído. Al principio no me di cuenta, al rato sí. El sentido que tiene ese tres por cuatro muy sutilmente golpeado es aquel que mezcla el diseño sonoro y el score, la música concreta y el ruido de fondo. Introduces algo que no es realista en los sonidos callejeros y todo resulta mucho más verdadero y narrativo. No lo descubro yo precisamente, ni siquiera Eliza Hittman. Quizá sí Cassavetes. Pero ella (y Julia Holter) lo subliman en esta secuencia. Dos chicas llevan un buen rato en una estación de autobuses cargando con su equipaje y sus secretos, la atmósfera de sonidos se mezcla con esa percusión y podría parecer que proviene de algún autobús o de algún hilo musical o de la calle. A la hora y veinte de metraje estamos por fin cerca de ver la luz, aunque aún queda una coda compleja. Pero la banda sonora de Julia Holter podría resumirse en esta pieza. Un acorde. Repetido. Ni un solo cambio. Luego sí hay pequeñas variaciones. El sonido es de piano muy procesado pero no con un fin simplemente sofisticado, sino para fundirlo con los sonidos de la calle. La música parpadea. Podría parecer el sonido de las farolas y de los faros de los coches. Al piano se le suman unos “aahh” cantados por la propia compositora, y una nota sintética. Algunas veces las bandas sonoras pueden ser sublimes y casi pasar desapercibidas de manera intencionada, como es el caso. Porque se perciben de otra manera, más subconscientemente. Si quitas la música a esta bellísima película, le faltaría algo. Sería como si apagaran las luces.


"Hereditary"
 (2018; Amazon Prime Video y Filmin)
Dirección y guion: Ari Aster
Música: Colin Stetson
Minuto: 00:09:44. Ha muerto la abuela de los Graham. Asistimos al funeral. Y a su efecto. Nadie la echa de menos, quizá su nieta. Aunque la abuela hubiera preferido que su nieta fuera chico y no chica, ahora ella no sabe quién cuidará de ella. Más que pena, tiene miedo.

Annie Graham, hija de la abuela fallecida, no solo no está triste, sino que se siente liberada y casi contenta, pero tampoco se siente completamente bien con sus sentimientos, más bien poco fraternales. Sabe que su hija sí echará de menos a su manera a la matriarca, y después del funeral tienen esa conversación supuestamente trascendental, ellas dos solas, de madre a hija –“Mothers And Daughters”, titula la pieza Colin Stetson–. La banda sonora del filme es excepcional en todos los sentidos del término: un score repleto de saxos superpuestos; un velo de soplidos graves y ruidos, mezcla de melodía y de atonalidad. Pero, por unos instantes, en esta escena juega con todos esos elementos para replicar el registro de una caja de música, y traer ese juego al terror. Parece un cliché, pero se trata de una solución musical única. Al principio suenan unos arpegios de intención “infantil”, pero a los pocos compases las notas se alargan, los tonos mayores buscan los menores, los arpegios desaparecen, el soplido se funde ventoso con las notas claras, la dinámica de zozobra retoma el protagonismo y la pieza acaba súbitamente en un sorprendente silencio. 


“Mare Of Easttown” Temporada 1. Episodio 2 (2021; HBO)
Dirección: Craig Zobel
Guion: Brad Ingelsby (creador)
Música: Lele Marchitelli
Minuto: 00:00:00. Exterior. Amanece en Easttown. La cámara da un breve paseo aéreo por las casas del pueblo y por su bosque hasta que nos metemos en el coche con Mare al volante.

Violines y violas dibujan al unísono melodías suspendidas en las copas de los árboles, sobre un lecho de sintetizadores graves. La dinámica fluctúa: de latente, casi fantasmal, a hacerse presente, arrebatada, y así vuelve a bajar casi hasta el cero en un bucle tenue. Cuerdas de cámara, pianos y sintetizadores/colchones clásicos. De la escuela sonora de Carter Burwell, es decir: además de esa paleta de colores, siempre hay un sostén armónico que duplica su rol para convertirse también en un metrónomo no percusivo de las piezas. De ese modo sujetan las secuencias melódicamente y les otorgan un tempo, un palpitar que suma a esta miniserie una dimensión de tradición más contemporánea, delicada y aguda. 

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