Los neerlandeses
The Ex: ese símbolo del alternativismo mundial, esa célula inteligente nacida para el directo, ese mito aplicado a la fidelidad del “hazlo tú mismo”. Su foco de atención fue abriéndose progresivamente hacia una suerte de punk experimental tendente a sensaciones inusuales para la mayoría de sus compañeros de generación y estilo. The Ex ensancharon su leyenda incorporando influencias jazz y étnicas leídas en diagonal, y amasaron un post-todo codificado entre la improvisación libertaria y la musicalidad de las cosas que suenan importantes. Colaboradores desprejuiciados de músicos dispares de interés absoluto, The Ex son una referencia mayor de la mejor música posible hecha en Europa. Y con un compromiso vital, ideológico y artístico a prueba de claudicaciones.
“Experimental trance-dance avant-afro-pop impov music”, se autodefinen ellos irónicamente, riéndose de las etiquetas que les han caído encima.
En sus recientes conciertos vividos por aquí, The Ex celebraban sus treinta años de trayectoria, conmemoración que paradójicamente se ha producido con el relevo del cantante y miembro fundador G.W. Sok, responsable de esa voz aspirada a la usanza punk-poetry que imploraba consignas con rabia… El choque inicial que se produce al oír al nuevo cantante, Arnold de Boer (
frontman del grupo de grindcore-pop Zea), con una tesitura vocal aparentemente más liviana, queda diluido en el fragor de la batalla que es presenciar la fuerza emotiva de The Ex en directo: rock crudísimo de categoría superior, collages de ruido que han trascendido cualquier etiqueta entre espasmos de vanguardia y un control amistoso de la violencia escénica amparada en un minimalismo seco y denso. Unos tipos maduros, frescos y radiantes, con una vitalidad incombustible, exponiéndose llanamente, sin afectaciones. Su objetivo: compartir su música, energía e ideas. Su método: evolución y avance conforme van creando, absorbiendo influencias y radicalizando propuestas, experimentando con ellas pero sin emular al pie de la letra eso que observan con curiosidad y empeño, emoción y respeto.
Lo de The Ex es la pura condensación del mestizaje, hurgando en su esencia y saliendo de ella en una espiral de tensión que te subyuga. Abrazando polirritmos africanos y patrones cíclicos, donde cabe el arrebato de un hardcore implosivo y las explosiones free jazz como expresión catártica de la impotencia del individuo ante cuestiones generales de la sociedad. Es un manifiesto cercano el de The Ex, es un estilo en sí mismo el de The Ex, es una catarsis que hipnotiza la de The Ex, es una música estupenda la de The Ex. ∎