Canción del día

Tropical Fuck Storm

Bloodsport2025
Australia irredenta. Foto: Jamie Wdziekonski
Australia irredenta. Foto: Jamie Wdziekonski

Nos llega tambaleante un nuevo escupitajo procedente del desierto australiano, donde el rancho de los Tropical Fuck Storm sigue igual de lisérgico que siempre. La canción, de cadencia moderada pero constante, como si de un carruaje desvencijado tirado por caballos ebrios se tratara, es un avance del cuarto álbum del grupo, “Fairyland Codex”, que Fire Records editará el 20 de junio. Está protagonizada por la voz rota de la guitarrista y teclista Erica Dunn. Esta se refirió al tema como “un cántico de incitación a todas las moléculas danzantes que todavía siguen en el planeta realizando sus estiramientos antes de meterse en el ring para algo más valiente que una pelea a puño limpio” y como “un himno de resistencia para todos aquellos cuyo corazón palpitante todavía les permite emerger de ese baño de burbujas que es el malestar social (…) antes de que lo único que nos quede sea comer harapos de Levi’s como fruity loops en boles de tóner de impresora y jugo de orangután”.

Si esta explicación “oficial” de la composición confunde más que aclara, lo mejor es simplemente dejarse llevar por su surrealismo lírico, que evoca imágenes diversas: gente guapa comiéndose su propia ropa o la idea del mundo como una garganta profunda. A nivel musical, tenemos una sección rítmica de krautrock macarrónico, con bajo y batería salidos de una chatarrería; y una querella apacible entre las dos guitarras, que balbucean a destiempo, armonizando de vez en cuando y cuyo timbre recuerda a soleados gemidos animalescos. Como remate nos ofrecen un solo guitarrero de raíces bastante surferas aunque pervertidas por el feísmo por defecto del grupo –es decir, es más una excreción que una emulación de Dick Dale– antes de clausurar la canción con una dosis de sintetizadores alienígenas.

Un buen follón, quizá no en extremo apetecible a primera vista, pero poseedor de un estribillo extrañamente pegadizo. Igual de destacable es el videoclip realizado por Nespy 5Euro, cuyas mayores inspiraciones, según su propia admisión, son el vidrio roto, los granos petándose y el vómito fresco (recordemos que ya prestó sus servicios caóticos a bandas como Old Time Relijun o Deerhoof). No sorprende, pues, que en el circo de animación-collage que ha confeccionado surjan momentos visuales –algunos de ellos sacados de las letras– como una cara sonriente que se asoma por un váter que rezuma mierda, el primer plano de lo que parecería ser la boca de Gareth Liddiard engullendo un pastel, una lluvia de patatas del McDonald’s, un desfile de moda con un suricato fotógrafo, la ingesta de pollitos vivos como si fueran chocolatinas, una gallina descabezada paseándose y sangrando por ahí o un emocionante combate de boxeo entre dos canapés. Afortunadamente, a estas alturas ya estamos familiarizados con el kitsch psicodélico-guarro de la estética y el sonido del grupo, que aquí siguen preservando con admirable y creativo esplendor. ∎

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