Canción del día

The Dare

LCA2025
En el calor de la noche.
En el calor de la noche.

Harrison Patrick Smith, mejor conocido como The Dare, vuelve a prender fuego a la pista con su último single. Este “LCA” (que ya avanzó en la jornada inaugural del Primavera Sound del año pasado y que formará parte de los tres temas añadidos en la versión deluxe de su álbum “What’s Wrong With New York?”) es un manifiesto de hedonismo digitalizado, un loop de deseo codificado donde el cuerpo ya no baila: se actualiza. Suena a alguien que se ha pasado toda la noche dando vueltas en un sótano húmedo del Lower East Side, con el corazón palpitando por encima del bajo.

“LCA”, siglas de “Last Call Anthem” (o “Let’s Come Again”, “Love Comes Again” o “Low Commitment Arrangement” según la camiseta que lleve puesta el DJ esa noche, aunque a lo largo de la canción Smith repite en varias ocasiones “Lights, Camera, Action”), suena a DFA Records pasado por un filtro de TikTok, con más sudor que ideología, más groove que discurso. Los sintetizadores aúllan como si les hubieran dejado la entrada libre a Berghain, y la voz de Smith se arrastra entre el sarcasmo y el delirio con una sonrisa torcida que recuerda a Julian Casablancas encerrado en un ascensor con Soulwax. “LCA” es una versión más ácida y desprovista de glamur del electroclash neoyorquino. Piensa en Fischerspooner sin el artificio, en James Murphy sin nostalgia. Aquí solo hay ritmo y tensión. La producción, caracterizada por sintetizadores envolventes y una línea de bajo prominente, refleja la influencia de bandas como LCD Soundsystem y el espíritu rebelde del punk de los años dos mil.

La letra, esquiva, fragmentada, casi críptica, no es importante. Lo que importa es cómo lo dice: “I wanna make it with you / I wanna fuck till we’re blue / I wanna live like: What would Amy fuckin’ Winehouse do? (Woo)”. Ni poesía ni política: pura performatividad, como si escribir con el cuerpo fuese más importante que pensar con la cabeza. Aborda temas de nocturnidad y desenfreno, elementos recurrentes en la narrativa de The Dare. Quiero escupir en tu bebida / Quiero comprarte unos zapatos / Quítate las Docs” encapsulan la esencia hedonista y efervescente de la vida nocturna urbana.

Porque eso es The Dare. Un arquetipo milenial tardío que no quiere salvar al mundo, solo salir a fumar al balcón del after. “LCA” suena como ese último temazo cuando ya están subiendo las luces y nadie quiere irse, aunque el DJ ya esté buscando su abrigo. Una especie de “Last Nite” de The Strokes pero sin guitarras, solo líneas de bajo que empujan, beats que entran sin llamar y una actitud que va del “me la suda todo” al “trágate esta pista y pídeme más”.

The Dare hace música para sobrevivir la noche. Para los que bailan aunque no quieran, para los que siguen ahí cuando ya encendieron las luces. Y eso, en tiempos de tanto maquillaje y algoritmos, se agradece.

No es un tema. Es una sensación. Como despertarte en una casa ajena y no recordar el nombre de nadie. Como volver a mirar el móvil y ver que no llamaste a nadie pero mandaste cinco notas de voz. “LCA” se pega como el humo en la chaqueta. Como el ruido en los oídos. Como el nombre que no recuerdas, pero sabes que te hizo sentir algo.

“LCA” se estrena en medio del crecimiento de Freakquencies, las fiestas itinerantes que Smith ha llevado de Nueva York a Barcelona, exportando no solo un sonido, sino una atmósfera. Allí este tema funciona como punto de inflexión, como momento en que el set se tensa y algo se transforma. No es un hit al uso, lo que propone es más directo: desplazamiento, fricción, contacto.

En las Freakquencies, las fiestas que son como NFTs del electroclash, “LCA” se siente como el himno necesario para una generación que no tiene himnos, pero sí stories. Lo ames o lo odies, “LCA” no se escucha: se transpira. Porque The Dare no quiere contar una historia, quiere imponer una frecuencia. Y con “LCA”, lo consigue. ∎

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