La elección de Chanel como representante de España en Eurovisión ha levantado ampollas y ha vuelto a proyectar la sombra de la sospecha sobre RTVE. En 2017, Manel Navarro fue elegido por el jurado pese a que Mireia le dobló en votos populares, desvelándose posteriormente las relaciones del barcelonés con Sony y con el propio Xavi Martínez, miembro del jurado en aquel momento. Ya sabemos cómo termina la historia: quedamos últimos, con tan solo los cinco puntos que nos adjudicó Portugal. Si se supone que hay rondas previas fuera de competición popular en las que se criba a los John Cobra de turno para evitar un cuadro como el del Chikilicuatre, ¿por qué limitar el voto del público a un sesgado 50%?
La historia se ha repetido este año con puntuaciones muy bajas a Tanxugueiras por parte de un jurado desconectado del público, que las aupó al primer puesto tanto en el voto demoscópico como en el televoto, lo que hace pensar en Chanel como firme candidata de la corporación. Viene amparada por BMG Spain, con una actuación potente coreografiada por Kyle Hanagami y un tema escrito por Leroy Sánchez –que no es nuevo en Eurovisión y ya compuso para Blas Cantó– en el que participan varios hitmakers. Credenciales suficientes para avalar la decisión del jurado, aunque se note demasiado la influencia de otras propuestas eurovisivas. Con todo, cabe preguntarse si procede hacer del Benidorm Fest una pantomima –que cada artista ha tenido que costearse con el presupuesto de que disponga para luego mandar a concurso lo que RTVE quiere– y, después, en el fragor del debate, anunciar el lanzamiento de un programa que tira de su hilo. Supongo que es así como funcionan las cosas.