Un adiós meditado.
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Porridge Radio

“Una ruptura no es algo negativo; es solo el cierre de un capítulo”

Fotos: Steve Gullick

11.03.2025

El cuarteto británico anunció el pasado enero que pensaba separarse, pero no sin antes lanzar un EP y afrontar una recta final de conciertos. Digamos “gracias por hacerme feliz” hasta 42 veces, como nuestra entrevistada Dana Margolin hacía en la canción de apertura de su revelador álbum “Every Bad”. Y vayamos a verlos cuando pasen este mes de marzo por Barcelona (17), Zaragoza (18), Madrid (19) y San Sebastián (23).

E

sta será, muy probablemente, la última entrevista que leerás con Porridge Radio en Rockdelux. Y quizá una de las últimas en cualquier medio. El pasado 15 de enero, el grupo de Brighton anunciaba a través de las redes su próxima separación, una vez lanzaran un último EP –“The Machine Starts To Sing” (Secretly Canadian-Popstock!, 2025)– y dieran unos últimos conciertos, entre ellos cuatro en España.

La noticia fue una sorpresa relativa. Durante la promoción del todavía reciente “Clouds In The Sky They Will Always Be There For Me” (Secretly Canadian-Popstock!, 2024), Dana Margolin, cantante, guitarrista y compositora principal de la banda, había hablado de ese disco como producto de, en parte, el agotamiento que supone desnudar tu alma en vivo una noche tras otra sobre un escenario. Porridge Radio saltaron a la fama con “Every Bad” (Secretly Canadian, 2020) en plena pandemia; el ciclo de aquel álbum acabó casi fundiéndose con el del siguiente, lo que significó un maratón de conciertos, a lo que había que sumar las crecientes demandas de la prensa. Le siguió “Waterslide, Diving Board, Ladder To The Sky” (Secretly Canadian, 2022).

Había motivo para toda esa atención: Margolin es una de las voces más personales e inconfundibles del indie reciente, a la vez dueña de una clara intuición pop y capaz de llevarse dejar por tangentes o fraseos en forma de mantra. Le sigue desde 2014 –durante los dos primeros años fue proyecto en solitario– una banda dúctil formada por Georgie Stott (teclados), Dan Hutchins (bajo) y Sam Yeardley (batería), equidistante del indie pop, el post-punk, el dream pop o, por qué no, el nu metal, influencia declarada del grupo, aunque quizá se advierta sobre todo en la vulnerabilidad descarada de las letras.

Con ellos, incluso las outtakes valen oro. “Machine Starts To Sing” se compone de material de las sesiones de “Clouds In The Sky They Will Always Be There For Me”, pero no debemos hablar realmente de colección de sobras, sino de otra brillante muestra de la variedad de registros del grupo: de la oscura distopía del tema titular pueden saltar a la cálida balada “OK” y de ahí a temas, contra todo pronóstico, de resiliencia (“Don’t Want To Dance”) y optimismo (“I’ve Got A Feeling (Stay Lucky)”). Dana piensa como la pareja protagonista de “Volveréis” (Jonás Trueba, 2024): una ruptura no tiene por qué ser triste y puede ser una oportunidad para celebrar lo vivido.

“God Of Everything Else”, clip dirigido por Ella Margolin.

Bueno, antes que nada, he de preguntarlo: ¿todavía pensáis romper?

¡Sí! Vamos a romper, sí (ríe).

Hasta donde sé, no habéis dado una razón concreta para la separación. No sé si tiene algo que ver la sensación de agotamiento que inspiró “Clouds In The Sky They Will Always Be There For Me”.

Erm… (largo silencio). ¿Qué puedo decirte? Es el momento. Es el momento, simplemente. Creo que hemos llegado a la conclusión de que es el final. Y creo que has de permitir que las cosas se acaben cuando se han acabado. Si quieres, puedes seguir prorrogando algo mucho más allá de su vida natural. Para mí esta ha sido una banda perfecta. Y han sido diez años perfectos de existencia. Me encanta este proyecto y lo he dado todo por él desde que tenía unos 19 o 20 años. Estoy contenta con lo que es. También sé que ahora ya se ha acabado.

Al principio de todo, cuando las cosas parecían más abiertas, ¿cuántos álbumes de Porridge Radio tenías en tu cabeza? Cuatro discos ya es una buena cifra, sobre todo porque todos son buenos.

Me resulta curioso, porque… En realidad nunca pensé de ese modo. Seguro que tú tampoco empezaste diciendo “voy a escribir esta cantidad de artículos en mi carrera”. Simplemente te pones y haces las cosas que quieres hacer, y vas tomando las cosas como vienen, sin ninguna proyección. Disfrutas del proceso. A mí me encanta componer, me encanta mi banda, me encanta tocar música. Y lo bonito de todo ha sido no saber exactamente qué pasaría después, sino recibirlo todo un poco por sorpresa. Todo ha crecido de manera muy orgánica. Nunca fue un proyecto, digamos, con un plan. Simplemente era algo a lo que yo seguía acercándome y que me seguía atrapando.


“Creo que hemos llegado a la conclusión de que es el final. Y creo que has de permitir que las cosas se acaben cuando se han acabado. Si quieres, puedes seguir prorrogando algo mucho más allá de su vida natural. Para mí esta ha sido una banda perfecta. Y han sido diez años perfectos de existencia”

Dana Margolin



Parece que con cada disco os habéis desafiado un poco a vosotros mismos y habéis buscado el modo de que siguiera siendo emocionante. He leído que, para el último, trataste de desprenderte de patrones pop y que empezaste muchos temas como poemas; caso de “A Hole In The Ground”, por ejemplo.

Bueno, en realidad siempre he estado interesada en la poesía. Y tiendo a presionarme a mí misma para componer de formas más creativas. El modo en que compongo se ha ido desarrollando y ha ido evolucionando con el tiempo. Pero tampoco es que me sentara con la intención de decir “ahora voy a componer de esta manera”. Simplemente, compuse, seguí componiendo.

El último álbum es fascinante. En cierto modo, es como si las canciones estuvieran naciendo en el momento en que las estamos escuchando. Son así de crudas, viscerales, auténticas. ¿Qué puedes contarme del proceso de grabarlas? ¿Fue muy distinto al que habéis usado en otras ocasiones?

Sí, el proceso de grabación fue lo que lo hizo más diferente. Porque empezamos a trabajar con el productor Dom Monks y nos dijo: “Quiero capturar el sentimiento crudo que desprendéis cuando os juntáis en una habitación, lo que significa que vamos a tocar en directo”. Antes, lo que habíamos hecho era grabar nuestras pistas por separado. Pasamos un montón de tiempo arreglando las canciones y permitiendo que crecieran orgánicamente hasta convertirse en lo que son. Las probamos un poco en algunos conciertos. Y acabamos quedándonos con lo que son, en su mayoría primeras o segundas tomas. Esa forma de acercarnos al trabajo nos llevó a tener más confianza en nosotros mismos. Y a grabar un disco que refleja realmente lo que somos, una banda que toca en directo.

Sam Yeardley, Georgie Stott, Dan Hutchins y Dana Margolin: corto pero intenso.
Sam Yeardley, Georgie Stott, Dan Hutchins y Dana Margolin: corto pero intenso.


Tengo la sensación de que, en cierto modo, trataste de desaprender tus propias formas de cantar para hacer este disco. Que querías capturar un sentimiento visceral y dejar que la energía te desbordara, sobre todo, quizá, en el grito antes de la parte instrumental de “Anybody”.

Cuando lo grabamos era capaz de sentirlo todo. Me di permiso a mí misma para llegar a todas las profundidades y para sentir cada sentimiento. Gracias a eso me divertí mucho, pero también fue duro; mi mente y mi cuerpo pasaron por muchos estados emocionales extremos. Lo di todo y me alegro, porque creo que es algo que se puede sentir, se puede oír. Recuerdo aquel período de grabar como un tiempo en que debía darlo todo.

Una de mis canciones favoritas es “Sick Of The Blues”, que parece una reflexión sobre nuestra obsesión con ver la amargura y la tristeza como cosas mucho más interesantes que cuidarse a uno mismo. ¿Era esa la idea detrás de la canción? ¿Incluso detrás de la ruptura? La necesidad de cuidarse más.

La ruptura no es algo negativo, en mi opinión. Es el cierre de un capítulo. Seguimos girando, seguimos siendo amigos cercanos. Tengo muchas ganas de ver lo que todo el mundo va a hacer después. Va a ser algo increíble. Todos podemos hacer otras muchas cosas. Estar en una banda todo el tiempo puede ser una locura, y está bien saber que tienes derecho a hacer lo que te dé la gana.


“La ruptura no es algo negativo, en mi opinión. Es el cierre de un capítulo. Seguimos girando, seguimos siendo amigos cercanos. Tengo muchas ganas de ver lo que todo el mundo va a hacer después. Va a ser algo increíble. Todos podemos hacer otras muchas cosas”

Dana Margolin



¿Qué clase de sensaciones estáis viviendo en esta recta final de directos? Deben ser experiencias agridulces.

No, en absoluto. Llevamos varios meses sin parar de girar y me lo estoy pasando en grande. Estos conciertos están siendo muy divertidos. Ya lo eran antes de que anunciamos el fin del grupo. Pero acabamos de volver de Estados Unidos, donde actuamos después de haber hecho el comunicado. Y han sido noches que solo me han llenado de gratitud por lo que he hecho y donde he podido llegar. Poder dar un concierto a miles de millas de tu casa es algo simplemente increíble. Me siento afortunada por poder haber hecho esta clase de cosas.

Junto con el comunicado, llegó el anuncio de la publicación de un nuevo EP, “The Machine Starts To Sing”, compuesto de temas grabados en las sesiones del último álbum. Pero no son temas, digamos, sobrantes, ¿verdad? Son composiciones esenciales para vosotros.

Cada una de ellas era la canción favorita de alguno de nosotros; lo mejor que habíamos hecho en esa época. Cuando digo nosotros, hablo de quienes grabamos el disco y de miembros de nuestro equipo que se involucraron profundamente. Yo era la única que quería llevárselas a otro sitio. Tenían sentido juntas y debían estar fuera.

¿Por qué no encajaban en el disco?

Porque yo no quería que estuvieran en él.

¿Era algo que sentías, sin más? ¿O…?

(Largo silencio)... Era más que un sentimiento, y tendría que explicar a mucha gente por qué. Sabía que no quería lanzar un doble álbum y sabía que esos temas necesitaban su propio lanzamiento. Y sí, es algo por lo que luché.

En uno de esos cuatro temas, “Don’t Want To Dance”, cantas: “Es demasiado tarde para intentarlo, pero no me he cansado de intentarlo”. Es inevitable leer entre líneas y pensar que estás hablando sobre luchar por salvar el grupo. ¿O nada que ver con eso?

No, esa canción… En realidad es un tema que tiene algunos años. Y, en realidad, lo compuse en un momento en que estaba enamorada de alguien. E iba sobre eso.

Evolución natural.
Evolución natural.


En una entrevista con la web musical ‘Stereogum’ decías: “No sé realmente lo que estoy haciendo hasta que lo he hecho”. ¿Te pasa eso con otras muchas letras, que no sabes realmente de qué tratan hasta pasado un tiempo?

Con la mayoría de canciones creo entrever cómo serán cuando las compongo. Y después, a lo largo de las semanas, los meses y los años, todo cambia y van revelando cosas sobre mi vida sobre las que no sabía que estaba escribiendo. Empiezan a revelarse más adelante, cuando las canciones adquieren nuevos significados.

El proyecto fue, en principio, una aventura en solitario. ¿Cuándo decidiste que el mejor camino era armar una banda completa?

Lo que ha pasado con este proyecto es que ha evolucionado de forma muy natural. Era como una especie de centro de gravedad. Empecé por mi cuenta y después conocí a Sam, que toca la batería, de la forma más aleatoria (al parecer, vendiendo fanzines en una feria de Brighton). Cuando puse en Facebook, donde tenía unos veinte seguidores, que estaba buscando batería, Sam me dijo que él se ofrecía de voluntario. Georgie estaba saliendo con el que era mi exnovio en ese momento. Nos hicimos amigas, se escuchó las canciones, le encantaron. Maddie (Ryall, antigua bajista) era amiga de mi compañera de piso. “Yo tengo un bajo”, me llamó para decirme. “¿Puedo tocar contigo?”. Y así fue como la banda se formó. Hemos tenido algunos otros miembros durante este tiempo, que entraron y se fueron. Dan sustituyó a Maddie y Georgie no va a poder estar en estos conciertos porque su compañero tuvo un accidente el año pasado. Lo que hacemos siempre ha estado marcado por la fluidez: he hecho giras en solitario, otras en las que solo hemos estado Georgie y yo, conciertos como trío, conciertos solo Sam y yo… Siempre ha habido combinaciones diferentes. Los primeros cinco años del grupo fueron eso: jugar mucho con los cambios y mostrar nuestras diferentes versiones. Fue solo hace cinco años, cuando firmamos un contrato discográfico (con el afamado sello Secretly Canadian), que nos volvimos algo más rígido. Siempre habíamos ido evolucionando, igual que las canciones, que pueden ser interpretadas de mil maneras. Eso es lo divertido de todo esto.

¿Qué clase de grupos o artistas os unieron en un principio?

A todos nos gustaban cosas bastante diferentes. Yo estaba escuchando mucho a Neil Young y Cat Power y pensando en esa clase de songwriting. Pero me encantaban las bandas indie, la música pop… Recuerdo que Georgie y yo estábamos obsesionadas con Lorde y Charli XCX. Pero también había crecido escuchando nu metal. Nos gustaban toda clase de cosas. También nos interesaba saber qué hacían los grupos locales. Queríamos estar en una banda porque nos fascinaban las bandas. A Georgie le flipaban Talking Heads o The Modern Lovers o… Nos pasábamos todo el tiempo pensando en grupos y escuchando música.


“Yo estaba escuchando mucho a Neil Young y Cat Power y pensando en esa clase de songwriting. Pero me encantaban las bandas indie, la música pop… Recuerdo que Georgie y yo estábamos obsesionadas con Lorde y Charli XCX. A Georgie le flipaban Talking Heads o The Modern Lovers o...”

Dana Margolin



¿Os sorprendió que vuestra propia banda acabara siendo tan de culto y que en la prensa se escribiera tan bien sobre ella?

Nunca acabé de entenderlo, nunca lo… procesé. Me encanta que a la gente le guste lo que hago, y que lo escuche y lo lea y conecte con ello. Pero no acabo de entender que un extraño pueda conectar con algo que he hecho. Realmente no acabo de creérmelo.

¿Eres lectora habitual de revistas o páginas web sobre música?

No, en realidad… Creo que odio el periodismo musical (ríe). Lo siento.

¡Bien está saberlo!

Recuerdo que solía estar obsesionada con escuchar música nueva. Podría haber empezado a escribir un blog. Estaba en Bandcamp cada día, a todas horas. Y escuchaba también la radio sin parar. Por otro lado, iba a como cuatro, cinco o seis conciertos cada semana. O festivales. Nunca necesité realmente el periodismo musical porque mis amigos y yo estábamos todo el tiempo descubriendo grupos, viéndolos tocar y hablando sobre ellos. Nunca he sido muy fan del periodismo musical.

Pero “odio” es una palabra muy fuerte… ¿Leíste algo sobre alguna banda favorita que te dolió? ¿Qué pasó ahí?

Bueno, he tenido muchas experiencias en que me hacen entrevistas y hablo durante una hora y luego lo leo y pienso: “¿Pero qué cojones? Eso no es lo que dije”. Estoy un poco cansada de eso. Sea como sea, me parece bien que a la gente le guste. Es una buena manera de encontrar música. Espero que se siga leyendo.

¿Tienes algún plan concreto como artista del que puedas contarnos algo?

No.

¿Y cómo incitarías a los indecisos a comprar su entrada para vuestros próximos conciertos en España?

Habrá poder y magia, me atrevería a decir. Serán divertidos. Venid con nosotros. Estaría bien poder veros ahí. Recuerdo haber tocado ya en Barcelona, en el Primavera Sound de 2022. Fue en solitario, un concierto bastante intenso (ese mismo año el grupo giró al completo por varias ciudades españolas y en 2023 actuaron en el festival Canela Party). Está bien poder volver como banda para esta última vez. ∎

Solo cuatro (buenos) álbumes

“Rice, Pasta And Other Fillers”
(Memorials Of Distinction, 2016)

Publicado en la indie Memorials Of Distinction, que aún se encarga de su management, el primer álbum de Porridge Radio es claramente la obra de unos obsesos de la música. Les gusta todo (post-punk, indie rock, indie pop, pop mainstream) y todo lo prueban, siempre con notables gracia y carisma. Su versión del “Walking The Cow”, de Daniel Johnston, enamora por intensa. Ya estaban ahí las letras descaradamente emo de Margolin: “Busqué en Google si aún me quieres”, canta sin reparo en “Danish Pastry Lyrics”.

“Every Bad”
(Secretly Canadian, 2020)

Su disco revelación –el que los llevó a listas de fin de año, listas de ventas alternativas y la nominación al Mercury Prize– salió el 13 de marzo de 2020, un día antes de la declaración del estado de alarma en España por la pandemia COVID; bastante ideal para un disco con tantas letras sobre incertidumbre. Mucho más “grande” que el anterior, con guitarras densas y rotundas, teclados incandescentes y una épica cercana a Echo & The Bunnymen (“Don’t Ask Me Twice”) o The Cure (“Circling”).

“Waterslide, Diving Board, Ladder To The Sky”
(Secretly Canadian, 2022)

Ayudados por Tom Carmichael –ingeniero en el “DAMN.” (2017) de Kendrick Lamar–, entregan una versión más refinada y relajada de lo escuchado en el anterior disco. Es el sonido de un grupo alcanzando la madurez, sabiendo qué es y lo que puede conseguir. Contiene sus, quizá, mejores singles: “Back To The Radio”, una oda al desamor de arreglos exultantes, y “The Rip”, en el que abrazan el groove como nunca (bueno, antes estuvo “Homecoming Song”) antes de codearse con los Mogwai más sintéticos.

“Clouds In The Sky They Will Always Be There For Me”
(Secretly Canadian, 2024)

Emoción desatada ya desde el título, que parece hablar de una nubosidad invariable en la vida de nuestra heroína. Las canciones pierden estructura y compostura en busca de la versión más visceral nunca grabada del grupo, recordatorio de su poder en directo. Según han dicho, grabaron sus pistas juntos en lugar de por turnos. Y lo que oímos (nos lo creemos) son, en muchos casos, primeras tomas, visiones primigenias de canciones que escucharemos transformadas en los inminentes (últimos) conciertos. ∎

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