oat Girl es el grupo (teóricamente) post-punk formado Clottie Cream (Lottie Pendlebury, voz y guitarra), Rosy Bones (Rosy Jones, batería) y Holly Hole (Holly Mullineaux, bajo); esta última sustituyó a Naima Jelly (Naima Bock), quien hace dos años debutó a solas en Sub Pop con un pequeño gran disco, “Giant Palm” (2022), bajo el influjo de las tradiciones folk europeas. Sus antiguas aliadas, en cambio, han ido profundizando en su interés por los horizontes desconocidos, la mezcla de elementos a priori lejanos y el choque de extremos.
“Below The Waste” (Rough Trade-Popstock!, 2024), su tercer disco, publicado el pasado viernes 7 de junio, es tan lúdico como “On All Fours” (Rough Trade, 2021), pero menos obviamente bailable. Sobre todo en la primera escucha, uno se abre camino en este repertorio casi con cierto temor. Hay sorpresas en cada esquina, puntos de giro, descargas de ruido y baños de éter. Curiosamente, el conjunto es armonioso. Las canciones se compusieron en forma de collage, añadiendo arreglos de cuerda y viento madera o un coro tras grabar el grueso de la instrumentación. Pero es que, además, el propio disco es un collage, un álbum en toda regla esculpido a conciencia para ser el trip ideal.
Debajo del desecho, nos prometen las simpáticas Clottie y Rosy en esta extensa entrevista conducida vía Zoom, hay todo un mundo nuevo, uno con el que es gratis soñar. Pero igual el desecho tampoco es algo tan malo y se le puede sacar brillo, sugieren también. A juego con esta última idea, Goat Girl pueden sonar en este disco maravillosamente cenagosas; solo una de sus modalidades, sea como sea, en un trabajo ecléctico a rabiar.
Felicidades por “Below The Waste”. Creo que es vuestro mejor disco, sinceramente.
Rosy: Solo queremos ser mejores y mejores. Estamos todo el tiempo aprendiendo y tratando de tomar las mejores decisiones. De modo que sí, esperamos que este sea el mejor.
Habladme un poco del significado del título. Al parecer, el desecho funciona aquí como metáfora de más de una cosa, ¿verdad? ¿Más o menos todo lo malo del mundo moderno?
Clottie: Queríamos tomar la idea de los desechos en el sentido literal de restos de cosas que hemos descartado y tratar de encontrar la belleza en ellos; reconvertir el desecho en algo digno de una vida. Pero también ver más allá del desecho; tratar de imaginar nuevos futuros una vez te has librado de la opresión que existe en el mundo. Usar la imaginación para tratar de visualizar qué aspecto tendría ese lugar. La imaginación puede ser una herramienta revolucionaria y es importante que la ejercitemos, supongo.
Cada disco ha sido muy diferente del anterior, y este –no falla– es una especie de salto a lo desconocido. Es tan juguetón como “On All Fours”, pero de una forma más melancólica, cabría decir. ¿Cómo lo veis vosotras?
Rosy: Creo que queríamos explorar los extremos de nuestro sonido. La oscuridad siempre ha sido, en cierto modo, una parte de Goat Girl. Y, a la vez, siempre ha habido ligereza también. Con este disco queríamos ir a fondo hacia ambos lados. Cuando es oscuro, es realmente oscuro. Y cuando es ligero, es bastante espartano, esperanzado… Con este álbum queríamos cultivar a fondo ambos lados. No tener miedo de ir hacia ellos.
Sí, se puede decir que hay un mundo entre la punk “tcnc” y una delicadeza acústica como “tonight”, pero ambas forman parte del mismo disco.
Clottie: Sí, sí, es cierto. Hemos intentado que esos contrastes resultaran más o menos coherentes a través del flow del disco. Por otro lado, a veces también nos gustaba que no resultara tan coherente. No es casualidad que “tcnc” suene justo después de “play it down”. Este último tema acaba súbitamente y después llega “tcnc” de golpe, atrapando tu atención, como en un ¡bang! Pensábamos mucho en cómo jugar con los estados de ánimo del oyente mientras se abría paso en el álbum. Buscábamos un flow natural, pero también los giros, los altos y los bajos.
¿Cómo fue trabajar con el productor John “Spud” Murphy? En la nota de prensa del álbum se menciona su “conocimiento, entusiasmo y paciencia”. Tengo curiosidad por esa parte de la paciencia.
Rosy: Sí, sí, es muy, muy paciente. No hemos estudiado música y a veces nos cuesta explicar lo que queremos porque no conocemos los términos técnicos. Pero él se esforzó todo el tiempo por tratar de entender a qué nos referíamos en lugar de mirarnos por encima del hombro. No te imaginas la cantidad de trabajo que hizo en este disco. Se excedió totalmente en sus responsabilidades. Acabó siendo una verdadera colaboración. Por otro lado, a veces podemos ser bastante ruidosas y él estuvo ahí aceptando todo sin problema y dejándonos ser nosotras mismas.
Clottie: Entre nosotras nos comunicamos fácilmente a través del lenguaje musical. Lo que nos hacía falta era encontrar a alguien a quien invitar a nuestro mundo y que se dejara dirigir por nosotras. Teníamos claro el concepto del disco, pero necesitábamos a alguien como John para materializarlo. Sabemos del proceso de grabación hasta cierto punto, pero él tiene experiencia como ingeniero también y sabe cuál es el camino preciso a seguir para dar con el sonido que estás buscando. A menudo le poníamos temas ajenos, pequeños fragmentos, para indicarle lo que queríamos.
¿Podéis darme algún ejemplo de música que le pusiérais?
Clottie: Para “tcnc” le enseñamos Deli Girls, una canción llamada “Peg” (ríe, quizá porque es algo bastante loco). Hubo una vez en que una canción estaba yendo bastante bien y yo le enseñé algo de Blanck Mass, un tema llamado “The Rat”, muy cruda y electrónica por momentos, pero sobre todo con esa onda… cenagosa. Es un sonido muy específico, bastante difícil de describir… Pero por eso supongo que somos músicas, porque nos comunicamos esencialmente a través de lo sónico. Es útil tener esa clase de ejemplos, desde luego.
Al parecer, las canciones cogieron forma a lo largo de mucho tiempo, pieza por pieza, como en un laborioso collage. Pero no suenan sobrecargadas, sino que son una muestra de lo mucho que se puede conseguir eligiendo unos pocos buenos elementos y encontrando las mejores fricciones entre ellos.
Rosy: Sí, creo que sí. A la hora de elegir instrumentación, grabamos muchas opciones para cada canción, pero el trabajo fue, sobre todo, saber qué dejar fuera y qué era lo que nos parecía más interesante, a menudo por raro. Nos podía dar por colar un banjo donde no debería estar. Y acabamos cogiendo fijación con el mellotron, que suena mucho en el disco. Crea sonidos extraños de forma natural.
Lo que la música necesita es más mellotron en general.
Clottie: Es un instrumento tan único… Sus cualidades son muy difíciles de capturar con sintetizadores, con instrumentos orquestales sintetizados; tienen que ser grabaciones de alguien tocando, que es lo que es el mellotron. A menudo nos parábamos y nos preguntábamos si queríamos que alguien tocase algo o si lo hacíamos con mellotron. Al final solíamos decidirnos por ambas cosas; queríamos la artificiosidad del mellotron y, junto a ella, la naturalidad del instrumento orquestal real, lo que servía para crear una combinación extraña.
Uno de mis discos favoritos de siempre es “Morning Light” (1997), de Locust, un alias del músico electrónico Mark Van Hoen. Y creo que es porque más de la mitad de los temas contienen mellotron a gogó.
Clottie: ¿“Morning Light”? Me lo apunto.
Rosy: Desde luego, vamos a dedicarle una escucha a eso.
En la hoja de prensa se describe vuestro nuevo sonido como una mezcla de noise rock, experimentación folk y synthpop, pero yo creo detectar también un montón de técnicas reminiscentes del hip hop y el R&B. “tcnc” suena un poco a producción de Timbaland o The Neptunes al principio. Estás esperando a que entre la voz R&B. Hay un poco de rap después… También está la fanfarria de “motorway”, que parece tomada prestada a Beyoncé.
Rosy: Sí, claro, escuchamos mucha música así, y también son la clase de artistas con los que crecimos. Nos han influido mucho. La maqueta inicial de “tcnc” se hizo con Fruity Loops, que es una herramienta habitual en el hip hop. Ese elemento está ahí.
Clottie: A mí me inspiran mucho las bases del hip hop. Me encantan esos ciclos repetitivos de melodía con los que jugaba J Dilla, por ejemplo. Es un poco como yo misma compongo: empiezo a repetir una melodía y una canción empieza a surgir de ella. Así que me siento muy influenciada por ese formato de trabajo. Además, escuchamos mucho hip hop alternativo y de algún modo eso se ha de filtrar en nuestro material. Para mí, muchas de las cosas que Rosy hace con la batería suenan a caja de ritmos.
Una de mis debilidades de este disco es “jump sludge”, algo así como Sonic Youth tocando en un club lounge. La idea me parece irresistible. ¿Cómo surgió este tema en concreto?
Clottie: Para mí esa canción es como una mezcla de noise rock y, no sé, minimalismo. Un poco en la onda de Michael Nyman o Steve Reich. El ritmo es tan extraño que tiene algo de contrapuntístico y discordante. Pero, a la vez, la forma en que está tocada y los instrumentos que estamos usando lo llevan todo a un lugar más rock y noise. Eso es lo que más interesante me parece de ese corte.
Algo que me encanta de “Below The Waste” es que con él tienes la sensación de estar escuchando un álbum-álbum, una obra pensada para ser disfrutada de principio a fin. ¿Le disteis muchas vueltas a la secuenciación? Ya habéis hablado antes de la búsqueda de un flow natural y también de giros bruscos, pero me interesa realmente que expliquéis esa parte del proceso. Es difícil hacer algo que sea tan diverso pero tan coherente.
Rosy: Pasamos bastante tiempo ordenando las canciones de un modo u otro. Escribimos los títulos en trozos de papel, los pegamos en la pared y empezamos a cambiar la estructura un montón de veces.
Clottie: Recuerdo que hicimos un archivo de Logic con todas las canciones en diferentes órdenes. Había como cinco variaciones del álbum. Pasamos semanas oyendo esas variaciones y volviéndonos a reunir para decidir cuál era la mejor.
Rosy: Al principio teníamos ideas muy fijas de dónde debían estar unas ciertas canciones, pero era importante olvidarse de esas obsesiones y escoger el orden más coherente posible. Grabamos los temas en la sucesión prevista para el disco, como creyendo que así fluiríamos mejor, pero fue interesante diseñar el conjunto después de haber grabado todo, casi como en una especie de posproducción.
Clottie: Había acercamientos muy diferentes que tener en cuenta. Uno de ellos consistía en buscar la historia que estábamos contando, tratar de construir algo así como un álbum de concepto. Pero eso me acabó pareciendo demasiado restrictivo, un poco demasiado pretencioso, aunque a veces esté bien ser pretencioso en la música (sonríe). Finalmente nos dejamos llevar más por las emociones que sientes como oyente. Y no es tan fácil hacer algo así cuando has estado tan metido en el proceso; puede costar tomar distancia, saber cuál será la mejor forma de mantener la atención.
Rosy: Somos grandes oyentes de álbumes. Apreciamos realmente el álbum como corpus de trabajo. Tomamos inspiración de artistas que nos gustan que lo han tratado así. Estudiamos como otra gente abre sus discos, la clase de flow que usan… Yo siempre he preferido escuchar álbumes completos a ir picoteando de aquí y de allá.
En términos de letras, ¿diríais que este es vuestro álbum más vulnerable? Canciones como “words fell out”, “take it away” y “tcnc” abordan de un modo u otro la salida de Rosy de la adicción y su camino hacia la recuperación.
Clottie: En este disco, algunas canciones, como esas que mencionas, tratan sobre experiencias que nunca antes habíamos tenido. Por eso suenan tan poderosas y destacan en el disco. Son experiencias de la vida real. Pero eso no significa que las otras canciones no se basen en nuestras emociones; simplemente, supongo que provienen de buscar en nuestro subconsciente, averiguar qué temas te preocupan y contarlos como historias en lugar de hacer un recuento factual. En “wasting” contamos la historia de una casa que se hunde en la tierra, algo que da pie a muchas metáforas. En este álbum hemos sido muy visuales con las letras. Y han salido todas de forma natural, sin presiones, con tiempo para encontrar las palabras apropiadas. En el anterior disco me sentí algo presionada, quizá por ser la primera vez que escribía letras sabiendo que había gente esperando a escucharlas o a interpretarlas. Las del primer álbum las escribí con 15 años o así, antes de haber tocado para nadie. Eran una descripción honesta de cómo me sentía en aquel tiempo.
Algunos temas, sobre todo “tcnc” o “wasting”, suenan como llamadas a la acción. ¿Creéis en el poder de la música para despertar conciencias políticas?
Rosy: La música siempre se ha usado como un arma política. La gente oprimida se expresa a través de ella. Siento que es una herramienta poderosa y que es importante usarla como llamada a la acción; mucha gente aprende cosas y se relaciona con el mundo a través de las canciones, más que de los libros, algo también necesario, por supuesto, pero muy diferente a la hora de expresar pensamientos y sentimientos.
Clottie: Y no solo es lo que la gente dice en la música. La música en sí misma es algo que une a la gente. Me interesa su poder para crear colectivos, para crear espacios donde las personas puedan existir libremente. Ese es el gran poder de la música: dar un hogar y una seguridad a la gente. Darle, también, la posibilidad de expresarse. La música no tiene reglas, en cierto modo, y es una forma de arte muy liberadora. Ha ayudado a la gente a superar cosas horribles, a saltar al otro lado. ∎