Cuesta encontrar en el actual ecosistema del audiovisual a realizadores con un estilo marcado. La dupla Vania Heymann y Gal Muggia es una de esas pocas excepciones que lo mantiene reconocible y a salvo de briefings impositivos y de entidades musicales fagocitadoras como la destinataria de su último trabajo.
Porque poco importa si el encargo es de una banda como Coldplay, el rapero A$AP Rocky (su genial “Tailor Swif”) o Sabrina Carpenter, una de las divas pop más incontestables del momento, como demostró su convocatoria en su reciente paso por el Primavera Sound. El dúo israelí es capaz de insertar su surrealismo distintivo entre las más variopintas obras y exigencias. Y aquí lo formula con una Carpenter lanzada a un road trip por su país de origen. Un salto de coche en coche (o aquello que se le parezca) para vivir aventuras al lado de hombre ridículos y torpes. Para darle un encaje visual de altura, la dupla realizadora plantea situaciones disparatadas prácticamente a golpe de frame: desde la inclusión de un tiburón en la piscina de un motel a una partida de billar con escopetas recortadas o camionetas sostenidas en un poste eléctrico de una carretera secundaria. Son tan solo tres ejemplos de estas galería de escenarios y personajes extravagantes que diseña con impecable pericia (tanto en lo conceptual como en su ejecución) la pareja responsable de la dirección. De nuevo el placer visual alojado en una imaginería sin límites que, sin olvidar la marca popular a la que sirven y deben su oficio, ofrece un recorrido marcado por el pasmo y lo inesperado.
Un disfrute del que Sabrina Carpenter sale impulsada, también en su avatar visual, para colocar este “Manchild” como la canción de este verano. ∎