Nada más acceder a la segunda planta del icónico museo bilbaíno, sobre uno de los muros blancos interiores, se puede leer en grandes letras el título de la exposición: “Signos y objetos. Arte Pop de la Colección Guggenheim”, con el subtítulo en euskera, castellano, inglés y francés. Se incluye un texto introductorio en el que, entre otras definiciones, se considera al arte pop como un ataque directo a la venerada tradición del “arte elevado”, una celebración de la cultura popular y al mismo tiempo una mordaz crítica a la misma.
Situada enfrente de dicho texto mural, al otro lado del pasillo, y dando valor a aquello de que una imagen vale más que mil palabras, vemos la obra “Daddy, Daddy” (2008) del polémico artista italiano Maurizio Cattelan –el de “La Nona Ora” (1999), con una escultura del papa Juan Pablo II derribado por un meteorito, y “Comediante” (2019), un plátano real pegado con cinta adhesiva a la pared– consistente en una coloreada escultura de Pinocho de medio metro flotando boca abajo en un estanque, cual Brian Jones de cuento para niños.
Antes de acceder a la primera de las salas, cuelga del techo una enorme y traslúcida bolsa de la compra con diversos y llamativos productos. Se trata de “De todo un poco” (2017), obra de la neoyorquina de origen dominicano Lucia Hierro. La audioguía explica que se trata de un ensamblaje representando una típica compra de una persona migrante dominicana de clase trabajadora, como contraposición al brillo y glamur de los objetos del espectáculo del capitalismo, una denuncia de las dinámicas de poder en la sociedad occidental. Aparte de lo que cualquier visitante pueda percibir al mirar la obra, el contexto y las aclaraciones adicionales son de gran ayuda para captar el mensaje que desea transmitir la artista.
Es en la sala 202 donde se pueden ver algunas de las obras más conceptuales y difíciles de asimilar por el visitante medio no especializado. Los cuatro pájaros de cartón de Robert Rauschenberg –también se incluye el combine “Untitled” (c. 1952)–, las cajas de cartón dispuestas en columna pero separadas entre sí de la obra “Sin título” (2007) del mexicano José Dávila o la curiosa “Green Couple” (1964) de Miguel Ángel Cárdenas suscitan risas nerviosas y comentarios críticos por parte de algunos de los asistentes. “Sería muy difícil elegir la obra más ridícula de esta sala”, le dice una señora a su acompañante.
Una vehemente guía trata de dotar de contexto a cada obra y de infundir cierto entusiasmo y participación en un grupo de jóvenes que la escuchan en silencio. Ante un cartel de la película “Casablanca” (Michael Curtiz, 1942) –con el efecto de jirones superpuestos de carteles arrancados, a imagen de los que se veían hace años en el centro de nuestras ciudades–, obra del artista Mimmo Rotella, la guía pregunta si reconocen a los actores del cartel. Los jóvenes niegan con la cabeza mientras ella les explica que son Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, prácticamente dioses en su época y desconocidos ahora, como acaba de demostrar. Les dice que ese es el significado de la obra, la fugacidad y caducidad incluso de las estrellas en la sociedad de consumo.
La obra más grande de la exposición es “Volante suave” (1995), de Claes Oldenburg y Coosje Van Bruggen. Se trata de una gigantesca y deformada pluma de bádminton, como caída del cielo, que ocupa la totalidad de la sala 208. Creada para ser expuesta como un happening frente al Guggenheim de Nueva York, muestra el sentido del humor por descontextualización y el juego con las proporciones que proponen algunos artistas del pop art. Un estilo de arte que cuestiona el sentido del arte en general, empezando por sí mismo. Con su fuerte carga ideológica y su capacidad para detectar el absurdo de las convenciones artísticas, genera la paradoja de desarticular las críticas de sus detractores desde su propio descreimiento, al mismo tiempo que les ofrece en bandeja los motivos para ser vilipendiado. Cada visitante de “Signos y objetos. Arte Pop de la Colección Guggenheim” se llevará su propia impresión, que difícilmente será la indiferencia. ∎