Quizá va siendo el momento de dejar de hablar de números, de edades, de proezas varias o de vínculos familiares al escribir sobre Mourn y centrarnos en lo que nos dice su música. Es cierto que el hecho de que sus integrantes no hayan cumplido la treintena y vayan por su sexto álbum habiendo tenido éxito internacional impresiona a cualquiera. No sabemos si el hecho de no haber sido tan valoradas como merecerían en su propio país las ha motivado para grabar íntegramente en castellano, a más de diez años vista de su debut. El gesto es doblemente valiente porque lejos de sepultar los versos en ruido, han decidido grabar su disco más nítido y pop, con la voz en primer plano y una dicción diáfana por parte de Carla y Jazz, las dos cantantes de la banda. Incluso da la sensación de haber adaptado su manera de cantar al cambio de lengua. También es posible que sea el sentimiento de euforia y ganas de vivir que desprenden las nuevas canciones. “Alegre y jovial” lo deja bien claro desde el propio título y su palpitante estribillo. Esa forma de refrenar y pronunciar bien cada sílaba para enfatizar el significado recuerda a la de Artur Estrada con su Nueva Vulcano. Pero no es la única referencia. Cuando el single “Dormir tarde” se publicó en octubre y se comentó como Canción del Día en estas páginas, salió a colación el nombre de Charades, y es que esas armonías y juegos de voces tan bien trenzados devuelven a la memoria la clase de la banda de Isa “Aries”. No es la primera vez que se las menciona en este medio en las últimas semanas, por algo será.
El productor elegido para matizar el sonido del grupo ha sido el noruego Kenneth Ishak, un fan del power pop de bella factura, tanto en sus trabajos como músico –al frente de Beezewax o a su nombre acompañado por The Freedom Machines– como en los que ejerce como productor. También ha colaborado en la grabación Aleix Turon, uno de los dos Cala Vento, impulsores del sello Montgrí en el que se publica este álbum. Ojo, y no es que Mourn hayan dejado de lado su poderosa pegada: “A última hora” va cogiendo intensidad hasta desembocar en ese entusiasmo electrificado a lo Superchunk que tan bien les sale. “En el lago” parte de una situación distendida para crecer en intensidad melódica y lírica al alimón. Poética y delicada resulta “Espejo latente”, en la que el cuarteto demuestra la conjunción y solidez que ha alcanzado su sonido aun cuando no está cosido por la potencia. La titular empieza como un medio tiempo que parece destinado a acariciar una zona templada sin subidas exageradas hasta que, con maestría, la sección rítmica anuncia con suspense la explosión de un estribillo que abre un agujero en el techo y hace entrar la luz y la emoción a raudales.
Entre que las canciones apenas superan los tres minutos y que han seleccionado nueve –¿para qué más si nadie tiene tiempo para nada?–, todo pasa en un suspiro. “Verdura y sentimientos” despide la colección con ese pop de guitarras que en los noventa maridaba bien con el indie rock, cuando aún no se había desfigurado por completo la etiqueta. Nada que envidiar a las también jóvenes e inspiradas norteamericanas Horsegirl, que transitan dicha senda. Se acaba y además de la alegría que proporciona escuchar un disco tan bien hecho, queda la sensación de que inaugura un nuevo camino que puede reportar muchas alegrías en un futuro próximo. Lo primero será comprobar con gusto cómo encajan las nuevas canciones en su enérgico directo. ∎