El nigeriano Steven Umoh, aka Obongjayar, lleva tiempo afincado en Londres, donde está forjando, poco a poco, una deslumbrante carrera que rompe por completo el molde de los afrobeats. Lo suyo es algo mucho más complejo y variado que integra hip hop, afropop, soul, electrónica experimental, alt-rock y lo que le venga de gusto mezclar para mostrar una arrolladora personalidad que ya se puso de manifiesto con su sorprendente y extraordinario primer álbum, de portada y título totalmente psicodélicos, “Some Nights I Dream Of Doors” (2022), que alberga canciones originales y emocionantes como “Try”, “Message In A Hammer” o la vulnerable “I Wish It Was Me”.
Antes ya lo habíamos podido escuchar colaborando en el álbum de debut de Everything Is Recorded, de título homónimo y editado en 2018. El productor Richard Russell, capo de XL Recordings, lo escogió para compartir con Kamasi Washington el tema “She Said”. Pero quien le dio el espaldarazo fue la rapera Little Simz al invitarlo a participar en “Point And Kill”, el tema más potente de su álbum “Sometimes I Might Be Introvert” (2021). Su relación artística se ha afianzado y ambos colaboran también en sus respectivos últimos álbumes. Otro featuring suyo destacado está en el tema “adore u” de Fred again.., single principal de su álbum “ten days” (2024). Además, se le puede escuchar junto a Danny Brown en dos temas de su disco “uknowhatimsayin?” (2019), en otras dos canciones del álbum “Universal Credit” (2022) de Jeshi y en el tema “Poison” de Octavian.
No extraña que esté tan solicitado, ya que es un cantante mayúsculo, capaz de oscilar entre los falsetes más rompecorazones y los canturreos sedosos, modificando las octavas de su voz para convertirla en un gruñido feroz; aunque por encima de todo prevalece una dulzura imbatible, como la que destila “It’s Time”, la canción inicial de su nuevo disco. Elaborado en comandita con los productores Kwes Darko –Sampa The Great, slowthai– y Yeti Beats –Doja Cat–, recuerda por momentos al mismísimo Terence Trent D’Arby en “Life Ahead”. En cambio, en la minimalista y atmosférica “Peace In Your Heart” conecta con la escena alté nigeriana. En el generoso disco de 16 canciones hay tiempo para mostrar varios registros. La guitarra que introduce la sedosa “Holy Mountain” está inspirada por el highlife, pero los beats y la producción son del todo contemporáneos.
Como pudimos comprobar el año pasado en el Primavera Sound, Obongjayar es cualquier cosa menos alguien previsible e incluso demasiado ambicioso, capaz de convertirse en una bestia parda rockeando a su manera. Así, en la trepidante y punk-funk “Not In Surrender”, las guitarras y el mood nos retraen a la tensión de aquel glorioso “2020” de los canadienses Suuns, aunque los “aleluyas” que intercala sean mucho más espirituales. Otra andanada de electro-rock oscuro y existencial la propaga en “Instant Animal”.
Crecido en la ciudad portuaria de Calabar, se mudó a los 17 años a Ashford, donde vivía su madre, víctima de malos tratos. Empezó a interesarse por el hip hop mientras estudiaba en la universidad y poco a poco fue dando a conocer su música a través de SoundCloud. Ahora, a sus 32 años, se ha convertido en un personaje complejo que no rehúye los temas controvertidos. Por ejemplo, en “Jellyfish” habla de los políticos británicos pusilánimes de una manera parecida al rap industrial, alternando su voz más cruda con atisbos de serenidad. La participación de Little Simz en “Talk Olympics” intenta, de alguna manera, reactivar la magia de “Point And Kill”.
Incluso en lo que puede pasar por una balada, “Moon Eyes”, muestra su personalidad en los detalles de una producción que decora su irresistible voz y coros con silbidos y efectos ambientales. Y en la evidente plegaria “Prayer” su falsete refulge entre cristalinas guitarras y percusiones frondosas. Pero donde se muestra realmente poderoso es en el aliento pop lleno de groove de “Sweet Danger”, o en una abiertamente disco “Just My Luck” que firmaría con gusto Pharrell Williams. Por no hablar del añejo single que cierra el álbum, “Just Cool”, otra andanada funk marca de la casa, con una robusta línea de bajo y sus cabriolas vocales en modo denuncia, primero con “why they lie to the people / why the world is so evil” y, más adelante, en clave spoken poetry, “there’s nothing new to celebrate / there’s nowhere left to run away / they’re closing off the open seas / they’re locking off the runways / they keep telling me the one thing / so far from everything I see / your hands are covered in blood stains” (“no hay nada nuevo que celebrar / no queda ningún lugar al que huir / están cerrando los mares abiertos / están bloqueando las pistas / siguen diciéndome una sola cosa / tan lejos de todo lo que veo / tus manos están cubiertas de manchas de sangre”). Y lo dice alguien que sabe de lo que habla, ya que los emigrantes, en su búsqueda de lugares más seguros donde vivir, además del drama del viaje sufren la retórica política que los convierte en indeseables. ∎