El dúo imprevisible.
El dúo imprevisible.

Revisión

MGMT, una carrera tras fingir ser estrellas

En “Time To Pretend”, primer single de su primer álbum, MGMT ironizaban sobre convertirse en desmesuradas estrellas del rock. Con su tercer sencillo, “Kids”, casi lo lograron y lo que vivieron no les gustó. A partir de ahí, salieron adelante combinando el rock psicodélico que ya practicaban, su instinto melódico y su conocimiento del pop alternativo de anteriores décadas. La crítica no es unánime con ellos, ni falta que hace. Este año han publicado su quinto álbum, “Loss Of Life”.

Aunque algunos los tenían por advenedizos hípsters, Andrew VanWyngarden y Ben Goldwasser –los dos integrantes de MGMT, ambos cantantes y multinstrumentistas– no se sintieron a gusto rodeados de celebridades en la gala de los Grammy de 2010, en la que su banda había sido nominada en dos categorías. Ingenuamente, tampoco habían previsto que un tema suyo pudiera aparecer en todas partes y utilizarse por la cara hasta en campañas políticas, como en una del partido del expresidente francés Nicolas Sarkozy, con el que llegaron a un acuerdo de indemnización –que donaron para fines benéficos– para no interponer una demanda.

Ellos venían de una universidad de arte y amaban el rock psicodélico y a distintos artistas alternativos y de vanguardia. Solo que también les tiraba el pop comercial de los ochenta y el humor, que permeaban en los tres singles que los catapultaron a lo más alto del mundo alternativo e incluso más allá con “Oracular Spectacular” (Columbia, 2007). La solución a sus desvelos la encontraron aferrándose a la música que amaban, aunque la prensa hablara de autosabotaje y suicidio comercial en sus siguientes trabajos: “Congratulations” (Columbia, 2010) y “MGMT” (Columbia, 2013). Un hiato para aclarar dudas y el retorno con “Little Dark Age” (Columbia, 2018), que nadaba bien entre su lado oscuro y la brillantez pop. Viviendo en ciudades separadas, VanWyngarden en el campo al norte de Nueva York y Goldwasser en Los Ángeles, se lo toman todo con calma y seis años después del anterior han publicado “Loss Of Life” (Mom + Pop, 2024), con ropajes más clásicos y quizá demodé, pero con su sello y su puntería melódica.

Andrew VanWyngarden y Ben Goldwasser: MGMT 2008.
Andrew VanWyngarden y Ben Goldwasser: MGMT 2008.

Haciendo hits para los compañeros de campus

Andrew y Ben se conocieron en su primer año en la Universidad de Wesleyan, en Middletown, Connecticut, prestigiosa en su enseñanza de las artes, en particular la música, con acento en la vanguardia. Primero los conectó el sentido del humor, luego fueron descubriendo afinidades musicales. Andrew ya había tenido varias bandas en Memphis, donde creció; Ben había tenido una formación más culta aprendiendo a tocar el piano y todo tipo de sintetizadores. Aunque sus preferencias estaban en el underground, ambos compartían cierta fascinación por el pop mainstream de los ochenta, por lo que decidieron animar las fiestas para sus compañeros en el campus con versiones de conocidas canciones, con cierto cachondeo, bajo el nombre de The Management.

Todavía hoy se pueden encontrar en la red vídeos de aquellas actuaciones: la vez que hicieron una versión de más de 40 minutos del tema principal de “Los cazafantasmas” (Ivan Reitman, 1984), otras de “Invisible Touch” (Genesis), “This Must Be The Place” (Talking Heads) o “Razzmatazz” (Pulp). Para ampliar repertorio, empezaron a componer y, tras el fulgurante éxito en el ámbito universitario de “Kids” –cuya versión primeriza aparece en los EPs maqueteros y autoeditados “We (Don’t) Care” (2004) y “Climbing To New Lows” (2005)–, recibieron una oferta del sello independiente Cantora para grabar su primer EP profesional, “Time To Pretend” (2005), pero con el nombre ya transformado en MGMT. Telonearon a Of Montreal y se graduaron ese mismo año.

Aunque Andrew estaba por seguir, Ben consideraba el grupo como una distracción universitaria y estaba pensando en mudarse y buscar un empleo en trabajos sociales, cuando una nueva oleada de éxito de “Kids” –también estaba incluida en el último EP– llegó a Columbia Records, que les propuso un contrato y les asignó al productor alternativo de moda Dave Fridmann (The Flaming Lips, Mercury Rev). No se lo podían creer: de casi disolver la banda a grabar su primer disco con una multinacional, cuyo apoyo fue clave en su despegue.

“Kids” (2007), vídeo realizado por Ray Tintori.

El nuevo grupo de moda hípster: del éxito repentino al desencanto

De todas las canciones que tenían grabadas en los citados EPs, solo regraban dos para “Oracular Spectacular”: “Time To Pretend” y “Kids”. Repescan “The Electric Feel”, que ya tocaban en las fiestas en Wesleyan, y para el resto tiran de su vena más próxima a la psicodelia sesentera. Su bizarro sentido del humor se deja ver en los tres vídeos, dirigidos por Ray Tintori, toda una pista de su intención artística y su mirada apartada de lo convencional. Inician una larga gira donde tocan en los principales festivales del circuito –entre ellos el Primavera Sound de Barcelona de 2008– para la que cuentan con los músicos Simon O’Connor (bajo), James Richardson (guitarra y teclados) y Will Berman (batería), que los han acompañado hasta el día de hoy. En un vídeo en el festival francés Les Eurockéennes 2008 se les ve con buena química. Por cierto, interpretan al final un tema inédito hasta la fecha, “Dancing On The Beach”, muy Prince, que se convierte en canción de culto para los fans.

Además, actúan en programas televisivos del prime time como el show de David Letterman y artistas del calibre de Jay-Z les proponen colaboraciones. En una entrevista comentan que las cuerdas de “What We Talkin’ About” en “The Blueprint 3” (2009) son suyas, aunque el rapero acabó contando con Luke Steele (Sleepy Jackson y Empire Of The Sun) en lugar de ellos.

Para su segundo álbum, “Congratulations”, deciden que ante el riesgo de fracasar igualmente, al menos deben intentarlo con la satisfacción de un trabajo con su música favorita. Buena parte de los discos que más escuchan en ese momento son de grupos británicos de los ochenta alrededor de la nueva psicodelia, como The Cleaners From Venus, The Deep Freeze Mice o Spacemen 3. Uno de los dos capos de estos últimos, Peter Kember (Sonic Boom, Spectrum), acepta trabajar como productor del disco y se nota, sobre todo en el trabajo con los sintetizadores.

Aunque reciben muy buenas críticas de algunos medios, otros censuran la falta de singles con pegada. Al año siguiente, con “LateNightTales” (Night Time Stories, 2011), su participación en la serie de recopilatorios con música elegida por distintos artistas en cada uno de sus volúmenes, dan muestra de su exquisito gusto, con parte de las bandas que han influido en su psicodelia pop. E incluyen una versión propia de “All We Ever Wanted Was Everything”, de Bauhaus.

MGMT en 2018.
MGMT en 2018.

Una vuelta de tuerca hacia el lado oscuro y el retorno al pop

Los reproches por dejar de lado su vis comercial solo consiguen que en su tercer trabajo, “MGMT”, se encierren un poco más en sí mismos pese a contar de nuevo con Dave Fridmann. Siguen facturando buenas melodías, pero esta vez de una forma algo más densa que en el anterior y sin canciones tan redondas, aunque siga siendo un disco disfrutable. Durante la gira y en sus apariciones en televisión dan rienda suelta a su lado surrealista en vestuario y excentricidades, como llevar un gigantesco cencerro en directo que piden tocar cada noche a un fan con una vara. Al terminar la gira, cada uno en su hogar, deciden tomarse un respiro. Todo ha ido muy rápido, están viviendo la vida del músico –estudio de grabación, promoción, carretera y hoteles– y necesitan contacto con la realidad diaria de sus lugares de residencia. Además, tienen dudas de por dónde tirar musicalmente.

Cuando ambos empiezan a compartir pistas por email, se dan cuenta de que está asomando la faceta synthpop que habían dejado de lado y deciden profundizar en esa dirección. Cuentan para ello de nuevo con Fridmann y con Patrick Wimberly, miembro del grupo Chairlift. En contraste con el brillo pop de las canciones, las letras reflejan la tensión social y el descontento con la época –advenimiento del trumpismo, fiebre tecnológica, etc.– desde el propio título del LP, “Little Dark Age”.

Otro cambio que se ha producido es que en directo se centran en la parte musical, dejando de lado los abalorios y vestimentas estrafalarias, presentando un aspecto más serio. VanWyngarden reconoce que se ha cansado de su faceta de entertainer y prefiere centrarse en la de compositor y músico. No obstante, los disfraces y su retorcido humor siguen apareciendo en sus vídeos, con mención especial para el de “When You Die”.

“When You Die” (2017), clip dirigido por Mike Burakoff & Hallie Cooper-Novack.

Todo fluye, nada cambia

Durante el parón por la pandemia, observan con agrado cómo el tema “Little Dark Age” en una versión ralentizada, no por ellos, se convierte en un masivo meme en TikTok –años después sucederá con “Time To Pretend”– y, como ocurre en estos casos, será utilizado para criticar la época por facciones y motivos radicalmente distintos, con su consiguiente polémica.

En 2022, deciden publicar bajo el título “11•11•11” la música original que compusieron para la muestra del provocador artista pop Maurizio Cattelan en el Museo Guggenheim de Nueva York en la fecha del título. Se trata en su mayoría de piezas instrumentales, aunque hay algunas con voz, mostrando su lado más espacial y experimental.

Nada que ver con lo que sería su nuevo álbum, “Loss Of Life”, que los acerca a los sonidos acústicos y clásicos del rock pero siempre al servicio de su corazón melódico habitual. En algunas de las letras presentan un enfoque positivo, de amor y fraternidad, como en “Mother Nature”, “Phradie’s Song”–canción dedicada a la hija de dos años de Andrew– o “Nothing To Declare”. Esta última con un impactante vídeo protagonizado por Inga Petry –sin brazos por aplasia de nacimiento– saliendo adelante por su cuenta en un viaje a París. En el de “Bubblegum Dog” huyen de esa especie de “perro-muchacho” que es su pasado, para dejarse atrapar al final, darse cuenta de que era inevitable y quedar en paz. Como se les ve ahora con su música. ∎

En 2024, etapa “Loss Of Life”. Foto: Jonah Freeman
En 2024, etapa “Loss Of Life”. Foto: Jonah Freeman

Abrid los brazos y recibid la enhorabuena

10

Loss Of Life

de “Loss Of Life” > Mom + Pop, 2024

La vez que han sonado más cerca de The Flaming Lips. Una pequeña sinfonía sobre cómo aprender a derrotar el miedo a la pérdida de la vida con el amor. A los líquidos teclados iniciales se van sumando las trompetas y las cuerdas llegando a una explosión final moderada, en forma de coros y una percusión drum’n’bass de fondo.

09

I Love You Too, Death

de “MGMT” > Columbia, 2013

Tras una intro flotante, la tierra firme la pone la apesadumbrada voz de Andrew, que va hilando una melodía que se agarra a la garganta y amenaza con exprimir tu lagrimal. El angelical coro femenino y las turbadoras metáforas pueden hacer el resto. ¿Va del dolor de la soledad, de la pérdida del amor o del amor por la muerte?

08

Congratulations

de “Congratulations” > Columbia, 2010

Tras la atención desmesurada y los oropeles del éxito, el retorno a su cuartel de invierno. Lo único que piden después de todo es hacer su música y recibir la enhorabuena de los fans. Todo ello en forma de balada clásica, la canción más convencional del disco, pero con una melodía preciosa.

07

Me And Michael

de “Little Dark Age” > Columbia, 2018

Como un bocado a un algodón de azúcar rosa que te lleva al pie de una noria de los años ochenta en tres segundos. Alguien dirá OMD por esos sintes. Puede. Pero también hay algo de aquellos one hit wonder como Climie Fisher o F.R. David. Cambiar “my girl” por “Michael” añadió ambigüedad y magia a la primera versión del tema.

06

Time To Pretend

de “Oracular Spectacular” > Columbia, 2007

Entre que no se quemó tanto como “Kids” y que su letra era un “Rock And Roll Star” (Loquillo) pero en clave sarcástica en lugar de dramática –además de que su melodía trotona engancha–, merece aún un lugar destacado. Es el enlace entre el pop sintético de los singles y la psicodelia del resto del disco.

05

Nothing Changes

de “Loss Of Life” > Mom + Pop, 2024

Épica psicodélica planetaria –Spiritualized, etc.– construida poco a poco cantando a Parménides 2500 años después –va a tener razón el griego y nada cambia– y a la congoja de la existencia. Una sección de viento muy Bacharach interrumpe la traca final, que llega después mediante la voz de Andrew alargando un “side” desde sus entrañas.

04

Little Dark Age

de “Little Dark Age” > Columbia, 2018

La colisión del synthpop de los ochenta con el uso psicodélico de los teclados –como les enseñó en su día Sonic Boom– crea esta atractiva especie de electropop. La pequeña época oscura no se refiere únicamente a la política de aquellos días con Trump investido presidente, también a la del sometimiento a la tecnología digital.

03

Flash Delirium

de “Congratulations” > Columbia, 2010

El mencionado Sonic Boom, productor del álbum, deja su sello especialmente en este lisérgico tema que va creciendo con una mirada a los Beach Boys, con puentes que parecen estribillos y un último orgásmico coro a varias voces. Es difícil descifrar la letra, salvo que hay que huir de algo que no va bien. El brillante vídeo parece aludir a su situación tras el éxito de su primer disco.

02

When You Die

de “Little Dark Age” > Columbia, 2018

Dentro de esta aparentemente sencilla canción pop cabe tanto como el “China Girl” de Bowie, el “Gipsy” de Fleetwood Mac o la música de Ariel Pink –coescritor del tema–. Tras esa amable melodía, la letra no puede ser más oscura, abierta a la interpretación; pero la paz eterna a encontrar bajo tierra surca el aire.

01

Siberian Breaks

de “Congratulations” > Columbia, 2010

Persiguiendo la Moby Dick de la canción perfecta cual Brian Wilson en la época de “Smile”, se embarcaron en esta sinfonía en ocho partes –en la web Genius está la letra con cada parte acotada– que parecen ocho canciones diferentes, pero bien ensambladas. Hacer surf en Siberia como un compendio de metáforas de ir a por el meollo de la vida. ∎

A vueltas con la psicodelia pop

“Oracular Spectacular”
(Columbia, 2007)

Si uno solo había escuchado los tres exitosos singles –“Time To Pretend”, “Electric Feel” y “Kids”–, podía llevarse una opinión equivocada. Aunque la primera estaba a medio camino entre el resto del contenido y esa especie de música disco molona para hípsters. Ni un productor como Dave Fridmann –famoso por ser incluso demasiado intrusivo en el sonido de los grupos– consiguió dotar de uniformidad a las dos vertientes del grupo. La psicodélica parecía beber de pioneros del género como 13th Floor Elevators o The Chocolate Watchband. Hay buenas canciones pese al abuso del falsete y, de hecho, siguen tocando varias de ellas en directo, como “Weekend Wars” o “The Youth”.

“Congratulations”
(Columbia, 2010)

A los cantos de sirena que les querían atar a los hits para festivales respondieron tirando de su música favorita: psicodelia y pop oscuro inglés de los ochenta del nivel de Felt, The Wake o Julian Cope. El recopilatorio “LateNightTales” (2011), en el que elegían algunas de sus preferencias, era aclaratorio. También Television Personalities, a cuyo líder dedican “Song For Dan Treacy”. Hay otro guiño a un ídolo, “Brian Eno”. Su también admirado Sonic Boom, al control, supo canalizar su toque excéntrico con el pop de altos quilates. No había singles para el mainstream, pero cualquier tema de este disco sería un hit en otro planeta: ahí están sus tres cumbres en la sección de canciones.

“MGMT”
(Columbia, 2013)

Decididos en su huida hacia adelante, se metieron un poco más en la espiral de su caracola. Esta vez de nuevo con Fridmann, buscan un sonido más denso que en el anterior, descartando las canciones rápidas, y yendo hacia una psicodelia más dopada y alucinada con sintetizadores más progresivos. Las melodías están ahí, como se ve desde la inicial “Alien Days” a la pizpireta “Plenty Of Girls In The Sea”. En otras quizá falte esa chispa que distingue una canción sobresaliente de una notable; caso aparte es la cima “I Love You Too, Death”. Es su álbum más para fans de su lado más lisérgico.

“Little Dark Age”
(Columbia, 2018)

Decididos a salir de su galería del topo tras un tiempo en barbecho, sin abandonar su esencia se acuerdan de su gusto por el tecno-pop de los ochenta, y añadiendo a Patrick Kimberly (ex-Chairlift) a su equipo de producción le dan más cancha a los sintetizadores. Aunque las melodías son más alegres, las letras están cargadas de descontento con la época, no solo política; la echada p’alante “She Works Out Too Much” critica la forma de usar las app de ligar, y la sinuosa “TSLAMP” el uso abusivo del móvil. Aunque de “One Thing Left To Try” se dijo que era un hit sobre el suicidio, es más bien sobre no cometerlo mientras reste una razón. Y aquí había diez.

“Loss Of Life”
(Columbia, 2024)

Demostrando que cuando un grupo conserva su núcleo duro no importan los ropajes, pasan de lo sintético a lo acústico, de los ochenta a los noventa (o los setenta). Se ha comentado mucho que “Mother Nature” remite a Oasis, pero es solo que la intro se parece a la de “Whatever”, porque la canción sigue la estela de los Beach Boys tardíos. Hay un baladón a dúo con Christine And The Queens, con un pie en el mainstream más azucarado; el resto es más mate. La slacker “Bubblegum Dog” es ese pasado del que no se puede escapar. Las últimas cinco canciones son un edén para los amantes de la psicodelia de Spiritualized a The Flaming Lips. Melancolía encapsulada con la etiqueta de “Handle with care”. Poca broma. ∎

Como complemento de esta Revisión, Pepe Nave selecciona esta exclusiva playlist de MGMT.

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