Libro

Alejandro Zambra

Literatura infantilAnagrama, 2023

Prosigue la aventura literaria de Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) por medio de “Literatura infantil” (2023), nueva deformación de lo que se entiende como libro de relatos. En su caso, una excusa ideal para mezclar ficción y autobiografía dentro de lo que él entiende como “literatura de padres”. En otras palabras, una especie de viaje al otro extremo de lo que fue en su momento “Formas de volver a casa” (Anagrama, 2011), libro con el cual dio pie a la etiqueta “literatura de los hijos”.

En este cambio de perspectiva vital, consumado de forma brutal en “Poeta chileno” (Anagrama, 2020), Zambra no se escuda en justificaciones marcadas por las derivas biográficas de su periplo vital, sino en la necesidad de seguir indagando en el noble arte de diversificar enfoques sobre el arte de la escritura epistolar. La misma a través de la que subraya la condición autobiográfica de unos textos que, ante todo, destilan talento a borbotones.

El autor chileno más importante del momento (y eso es mucho decir) ha llegado a ese punto donde la mutación constante de las formas en su vía expresiva se ha convertido en una obsesión. Cuentos como el que pone título a este libro destacan por su capacidad para otorgar impacto emocional dentro de una vertiente dictaminada por el canon estilístico del diario personal.

Únicamente por esta muestra de ambición y talento, está más que justificada la lectura de este conjunto de relatos. No obstante, solo es la primera piedra de un viaje que se cierra con las emotivas cuatro páginas que conforman “Recado para mi hijo”. Todo lo que viene anteriormente es un festín marcado por la sensación constante que prevalece en todo lo que plasma el chileno sobre el papel: un rastro de superación personal que va más allá del qué y se enfoca en el cómo. Porque, seamos claros, tal como queda claro en este libro, Zambra pertenece a esa clase de escritores para los cuales el leitmotiv de sus guiones comienza a ser lo de menos. Lejos de ser una crítica, estamos hablando de una virtud que le permite ahondar en los temas que más le empujan hacia la página en blanco, pero siempre desde la seguridad de contar con una fórmula cuajada bajo la hipnosis literaria. En su caso, se trata de una escritura sutil y apasionada narrativa poética con la que encadena palabra tras palabra. Como ejemplo ideal de esto, no hay más que sumergirse en la precisión heredada de George Perec con la que enhebra las cuatro páginas y media de “Jennifer Zambra”. En esta pirueta, Zambra se muestra como un psicólogo de sí mismo, algo que se puede extender a toda su obra literaria, aunque sobre todo a este “Literatura infantil”, a través del cual volvemos a asistir a un nuevo festín de lo que significa ahondar con escalpelo en el subconsciente de las personas para poder extraer aquellas reflexiones que nunca nos hacemos en voz alta, pero anidan en nuestro interior para que alguien les confiera rostro. Y en esto, nadie mejor hoy en día que el autor de tan sobresaliente demostración de genio. ∎

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